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Poema Mis Poemas de Julio Iraheta Santos



Mis poemas de cafeína y de limón
Mis rumiantes poemas
que no tienen un solar donde pastar
Mis rucos poemas de bluejean y camisas desteñidas
que viven exiliados en su propio territorio
o que apenas alcanzan la viñeta
de piedrecillas lanzadas con audacia
sobre las ondas de los ríos sucios
Mis poemas sentimentales y cabrones
toda una contradicción entre lirismo y burla
entre trabajo de garlopa y un desorden de loco
No me gusta mirar el reloj cuando escribo
ese tirano que me persigue día y noche
para que yo no diga nada
y que me haga el maje con mi jaqueca existencial
Mis poemas no son tontos
y se manifiestan con libertad
sin pensar qué dirá don fulano
o si el pulpo de la ideología
me dará una palmada en el hombro
Lo importante es que salgan y los escuchen mis hermanos
adormecidos por la monotonía de la ciudad
Lo principal es que los atienda yo
y les aplauda frente al espejo
y que algunas veces los estremezca con lágrimas
Mis poemas son esos gatos de barrios enlunados
que se resisten a morir en la basura
y que mejor se toman los tejados
para decir su serenata.



Poema Maestra Vieja de Julio Iraheta Santos



Para Ligia

Adusta y noble traza con su lápiz
sus cuadrículas llenas de ternura
Más que una informadora es una madre
que pule el sentimiento de los niños

Maestra vieja de encaladas sienes
la miro iluminada como un rezo
como una sabia que destila huellas
para que los cachorros no se pierdan

En el aula trabaja y sigue en casa
diseccionando libros y horizontes
Prepara el pasto para sus corderos

Es un milagro si le dan buen sueldo
La estrella de su vida siempre brilla
porque nació para alumbrar caminos

1997



Poema Los Espantapájaros (17) de Julio Iraheta Santos



Casi una hora para el mediodía
El calor abochorna los campos
los pájaros no vuelan
no hay brisa que mueva los árboles
y tú estás ahí estoico en tu hierba caliente
rodeado por el canto de las cigarras
que en vano tratan de alegrar el polvo
con sus pequeñas regaderas
Estás ahí Yo abro la ventana
para aplaudir tu actuación
Lo haces muy bien No hay otro como tú
Con los brazos abiertos y el corazón expuesto
(a la intemperie
recibes los cuchillos del sol los martillazos del
(verano
que te sacan hasta el último suspiro
El mediodía ha de llegar a su máxima estatura
entonces enfilará sus espinas sobre tu cabeza
Tú seguirás callado hablando por medio del
silencio
Yo he de seguir en la ventana atento a tu
monólogo
Pasará el mediodía llegarán las horas terribles
(de la tarde
cuando casi llegues a incendiarte
En ese momento estaré tan metido en tu
impotencia
que ya no sabré si estoy en la ventana o en tu paja
Cuando el ocaso llegue habrá sangre sobre el
polvo
Instintivamente me tocaré la frente creyendo que
es
(la mía
Ya no soportaré mirar tu martirio
entonces te he de traer a casa te curaré las
heridas
refrescaré tu corazón y al día siguiente
cuando el sol despunte para continuar el sacrificio
tú estarás en la ventana y yo en tu lugar
Cada día compartiremos la experiencia
Una vez en el campo otra en la ventana
hasta que el invierno llegue
hasta que las cigarras dejen de llorar
hasta que el sol ya no hiera
hasta que ya no haya martillazos
ni sangre sobre el polvo
Hasta que sólo quede tu resurrección
hasta que enraizado en la tierra
comiences a echar cogollos flores frutos
Hasta que seas un árbol lleno de pájaros
y tus ramas lleguen a mi ventana a ofrecer nidos
donde puedan abrigarse mis poemas

1992



Poema Las Araucarias de Julio Iraheta Santos



A la memoria de mi hijo
Nemile Tekij

Las araucarias saben que sus raíces
sujetan la hamaca de tierra
donde duerme el soñador
Por sus follajes baja el sol con sus guitarras
llenas de rock
Las araucarias saben que deben mecerlo
todo el tiempo
hasta que un día despierte
como un manso león



Poema La Petición de Julio Iraheta Santos



No me digas mamá que la mañana
ha llegado con las alas rotas
a poner este huevo luminoso
sobre mi mesa
Temprano me di cuenta
que venía planeando
con el corazón acelerado
por el peso de la vida
Ella no tenía otra pista para el sueño
por eso buscó mis utopías
las mismas que tú pusiste
en mis entrañas
cuando dormía en tu seno
No me digas mamá ya lo sabía
que había sido elegido por el tiempo
para llevar sus tinieblas
o sus luces
Gracias mamá por tu osadía
por tu solidaridad
pero déjame ir
por favor dame a luz

2000



Poema La Muerte De Diógenes de Julio Iraheta Santos



Ayer miré a Diógenes caminando por la playa.
Sigiloso escondió su lámpara en el viento.
Miró hacia mi cabaña y seguro de la soledad
escribió en la arena: ¡BUSCO UN HOMBRE…¡
Y se perdió en el mar.

1969



Poema La Mesa Está Lista de Julio Iraheta Santos



No definas el cristal del horizonte
No la pecera del inmenso mar
Mejor confiesa el ojo que nos mira
desde cualquier lugar del universo
Es mejor sacar el fuego de la entraña
con que comienza siempre una palabra
Hay que llenar los cálices
y no dejar nada vacío en el desierto
El huerto llegará con su árbol de la vida
y la serpiente sólo será un par de sandalias
para cuidarte los pies de las espinas
No hay que definir nada
y hay que huir de los conceptos
que se vuelven veneno en la comida
en el mejor festejo de los dioses
y hay que tomar el arco iris
para tocar una canción
que haga llorar a Dios
La mesa está lista
No le falta nada
Ya pueden entrar los invitados.



Poema La Confesión Del Juglar de Julio Iraheta Santos



Mucho paquete para vos Amanda
Primero el perverso polimorfo el machista al cubo
el sembrador de demonios en tu cuerpo
el zaguán abierto para las maldiciones
el asta asesina de tu alma de tus sentimientos ingenuos
el rompedor de tu vitrina llena de cívica y moral
el violador de tu castidad
el semáforo en rojo de tu familia
el conquistador de tu dignidad
la hiel del mero infierno
el bohemio cruel revolcándote a la medianoche
como un lobo feroz que arrancó a puras dentelladas
las últimas defensas de tu pureza y de tu luz
En vos vino a dar el río de aguas negras de mi corazón
Te hiciste una con el malvado con la bendición del cura
Pero después surgió el milagro
y aunque siguió mi lucha contra el canibalismo
un hombre nuevo se te arrimó a la vida
para seguir siendo uno con la blancura de tu ser
Inmaduro en la inédita ruta de mi sensatez
(aquí vale el engolamiento de la retórica)
mordí el anzuelo de tu sujeción fingida
y comencé a escribir el poema de la pasión domesticada
Te amé con inciensos de pureza
con catecismos para apagar mi vieja brama
y vivir enamorado de ti como un adolescente tímido
como un escolar que pide permiso
para poner la regla en cada milímetro
de tu posible necesidad sexual
Me fui volviendo un místico
te levanté altares en los valles y en los montes
y te volviste una diosa veleidosa
Por eso me embriagué herido por tus desprecios
y reviví el calvario de mis primeros amores

cuando aún el mundo no me había podrido
Desde entonces la tristeza de mis años iniciales
creció de ola en ola hasta llegar a inundación
Ninguna pulgada de tierra quedó libre
de la indiferencia de tu mar
Y aquí estoy como un vigía ciego
en la azotea de la soledad
Si es invierno las lluvias me golpean
Si es verano las estrellas me miran con indiferencia
La noche me envuelve y se burla de mi desventura
Te espero y nunca llegás jamás hay lugar para mí
Tu agenda no tiene alcoba para un juglar afligido
Solitario me dejás con las musas que no tienen la hipnótica
pelusa
Las cuerdas de mi laúd no paran de sonar sus quejas
Pasión cuyo ventarrón
arrasó con tus honores
hasta volverte una esclava
Tus blasones de familia
rodaron por el camino
de mis crueles correrías
Pero venció tu cintura
me intoxicó tu estoicismo
De fiera pasé a cordero
y te volviste una loba
con tu frialdad y tu ajenjo
y yo fui el enamorado
preso en las hondas tinieblas
de la mujer domadora
siempre con látigo en mano
dándome azote de esclavo
pero nunca su ternura
Hoy no sé cómo escapar de esta red que me mata
Quisiera dejarte pero tu imán me retiene
Soy un hule que entre más se estira
regresa con más fuerza a su posición original

Feto de varón me ovillo bajo el cielo
Las nubes pasan y me escupen
Estás tan próxima pero tan lejana
Vos desconocés mi sensibilidad
Son treinta y siete años de camino
y aún no me asimilás
¡Vaya pacto de insomnios!
Llevame al siquiátrico
para que me pongan los rulos
Talvez las descargas influyan en mis precipicios
y surja liberado para que hagamos una tregua
y firmemos la paz
y la coexistencia alumbre nuestra mesa
nuestros proyectos de vejez
nuestras arrugas animadas por el sexo
en el viejo camastrón
Te amo con tu celulitis y tu carácter severo
Por favor ya no me pasés la cuenta
por mi pasado de tirano
No hagás sufrir a tu suegro
nuestro Padre celestial

Olvidate de los garfios
Ya no soy un paquete Amanda
Respetá mi dignidad
Estoy sin chonga y listones
Adentro de la caja hay un vacío
que sólo vos podés llenar
Que tus miradas tengan vida para mí
Incorporá en tu diccionario
las palabras
ternura
y atención
Quiero entrar en tu menopausia
como el patriarca Abraham
seguro de dar en el blanco
y preñarte de una vez
para que mis ojos no se vayan
detrás de ninguna Agar
y que des a luz en mis manos
un fruto lleno de amor
¡He dicho!



Poema El Descubrimiento de Julio Iraheta Santos



Infinita ternura de la araña
que le teje pistas a los astros
Una de esas rutas es mi sueño
donde permanezco despierto
Sólo ella tiene el hilo
del principio y el fin
de todos los principios
Por si no se emocionaron
sólo ella puede decir su final
que siempre es su principio
Si no lo vivieron jódanse
Un día descubrí que de su boca
salía la hebra milagrosa
Desde entonces
me quedé bajo su sombra
libre de las moscas

1999



Poema El Cristo De Los Parques de Julio Iraheta Santos



Yo he visto a Cristo
sentado en el espaldar de los sofás
de los parques de barrio
Le he visto con el rostro entre sus manos
rodeado por la humareda de los buses
mirando pensativo a los pordioseros
de la acera de enfrente
a los limpiabotas de la esquina del mercado
(San Jacinto
a las vendedoras ambulantes
al desempleado disimulando su hambre
bajo la sombra de los árboles ralos
a la prostituta adolescente
que merodea por los arriates vestida
con ropa desteñida del mercado de pulgas
al retrasado mental que derrama
sus estrellas malolientes sobre su barbilla
a los alcohólicos y huelepegas andrajosos
con sus ojos rojos como semáforos abandonados
Yo le he visto y he tenido vergüenza
de pasar de largo en mi camino hacia el templo
y no sabiendo qué hacer
me he sentado a sus pies a llorar

(Tomado de El Cristo de las calles, 1990, inédito)



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