poemas para enamorarse

Poema Segunda Plegaria de Giovanna Pollarolo



Cada noche me siento en la butaca de siempre
y amparada por la oscuridad de la sala
olvido durante dos horas el agobio y mi pena.
De vuelta a la casa vacía
me arrodillo ante una estampa del Corazón de Jesús
y recito el salmo aprendido en un retiro
No te quedes lejos de mi porque estoy atribulada; estate
cerca porque no hay quien me ayude.



Poema Transfiguración-mañana de Luz Méndez De La Vega



Envuelta.
Penetrada.
Transfigurada
en diáfano olvido.
Vuelta universo de claridades
sobre la eternidad
de un tiempo sin medida.
Vencedora
de mi propia sombra
son presencia triunfal
sobre la muerte,
por la fértil raíz
crecida desde mi semilla
de carne y de palabras
en transitorio peregrinaje,
renovado inagotablemente
de vientre en vientre
y de boca en boca
surgidos y multiplicados
de los míos.



Poema Saqueo de Piedad Bonnett



Como un depredador entraste en casa,
rompiste los cristales,
a piedra destruíste los espejos,
pisaste el fuego que yo había encendido.

Y sin embargo, el fuego sigue ardiendo.
Un cristal me refleja dividida.
Por mi ventana rota aún te veo.
(Con tu cota y tu escudo me miras desde lejos).
Y yo, mujer de paz,
amo la guerra en ti, tu voz de espadas,
y conozco de heridas y de muerte,
derrotas y saqueos.

En mi hogar devastado se hizo trizas el día,
pero en mi eterna noche aún arde el fuego.

«Círculo y Ceniza»



Poema Epitafio de Luis Alberto Arellano



Bajo esta roca pulida para la muerte, yace la sombra de un hombre.
No hay nada aquí de valor sino huesos blancos de sal.
No hay nada aquí de valor sino huesos.
No hay nada aquí de valor.
No hay nada aquí.
No hay nada.
No hay.
No.
Viajero, detén tus pasos
y asegúrate que la sombra continúe
soñando su sueño de huesos
blancos de sal
después busca fortuna
en otra roca severa bajo el sol.



Poema Falta Una Palabra de Jaime Augusto Shelley



Falta, en el desorden,
una palabra.

Falta una voz, y otra, y otra más,
en el valle de la muerte,
en la estación de los sofocos
rezumados por el fuego y la sombra.

Una palabra que no brote de atarjeas,
sino silencio que habla, vibrante.

Silencio sonoro que toque cuerpos
con su luz.
Que despeje el hedor de los escombros
y devuelva al valle su fuerza y su alegría,
sin ultrajes.

Falta una palabra.
Y falta una voz, y otra, y muchas más.



Poema Soneto Del Amor De Oscuro de Luis Alberto De Cuenca



La otra noche, después de la movida,
en la mesa de siempre me encontraste
y, sin mediar palabra, me quitaste
no sé si la cartera o si la vida.

Recuerdo la emoción de tu venida
y, luego, nada más. ¡Dulce contraste,
recordar el amor que me dejaste
y olvidar el tamaño de la herida!

Muerto o vivo, si quieres más dinero,
date una vuelta por la lencería
y salpica tu piel de seda oscura.

Que voy a regalarte el mundo entero
si me asaltas de negro, vida mía,
y me invaden tu noche y tu locura.



Poema Farewell de Pablo Neruda



1
Desde el fondo de ti, y arrodillado,
un niño triste, como yo, nos mira.
Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.
Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.
Por sus ojos abiertos en la tierra
veré en los tuyos lágrimas un día.
2
Yo no lo quiero, Amada.
Para que nada nos amarre
que no nos una nada.
Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron las palabras.
Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.
3
(Amo el amor de los marineros
que besan y se van.
Dejan una promesa.
No vuelven nunca más.
En cada puerto una mujer espera:
los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar).
4
Amor el amor que se reparte
en besos, lecho y pan.
Amor que puede ser eterno
y puede ser fugaz.
Amor que quiere libertarse
para volver a amar.
Amor divinizado que se acerca
Amor divinizado que se va.
5
Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos,
ya no se endulzará junto a ti mi dolor.
Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada
y hacia donde camines llevarás mi dolor.
Fui tuyo, fuiste mía. Qué más? Juntos hicimos
un recodo en la ruta donde el amor pasó.
Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame,
del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.
Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.
…Desde tu corazón me dice adiós un niño.
Y yo le digo adiós.



Poema El Largo Angelus de José Lupiáñez



Aquí aguardo sentado
cerca del sol, sin prisa,
contra el muro de luz
que es parte de mi casa.
Aguardo a que termine
lo terminable un día;
mi sombrero me cubre,
apenas si levanto los ojos
hacia el cielo:
prefiero la victoria mil veces
de la cabeza baja,
y el corazón quebrado
en un sinfín de partes.

El tiempo
como incienso de gloria,
reclamará a mi alma nuevamente,
sin saber que por siempre
fueron los miembros torpes,
inútiles al mundo
y a la vida ordinaria,
inútiles a la extraña pobreza
de la gente.

Mejor aguardo aquí
(así os digo),
en esta esquina blanca de mi casa.
Seguid vosotros adelante,
el alma está vencida
para sufrir por íntimos caminos.
Yo he de llorar esta victoria solo.
Seguid vosotros adelante
y que vuestra canción
no turbe mi descanso.
Ahora, todo de amor,
de odio a un mismo tiempo,
seguiré sin moverme en mi triunfo,
libre de la sonrisa,
del suspiro de gracia,
lejano del elogio del hombre,
de la dicha y el goce
que aprisionan.

He de seguir aquí,
herida abierta,
que no sabe otro mundo
que su dolor continuo.
He de seguir aquí,
otoño que no acaba, pálido fuego,
árbol siempre llorando
sus hojas amarillas.

No miréis hacia mí
la puerta está cerrada. Dejadme
en mi silencio por los siglos,
amigo de mí mismo,
aislado de vosotros,
como barca perdida
en mitad de los mares.

A pesar del amor,
del odio incluso,
no acariciéis la frente,
dejadme adormecido
junto al muro olvidado
de mi casa.
Yo soñaré mejor
que el campo está tranquilo,
que no vendrá la sombra
prontamente,
que los días son largos
y hay luz hasta muy tarde…



Poema Oscuro Canto de Alaide Foppa



Oscuro canto
que brota
de la honda esperanza
rota,
y del retorno
al círculo cerrado.
Peso escondido
como hijo sin nacer
en el vientre profundo,
apretado nudo
en el lugar del corazón.

Ay, tampoco suena
ni sube
el nocturno canto
hacia el cielo lejano.
Es una voz sorda
que se ahoga en la garganta,
es un grito callado.
Y si sube,
no es un vuelo
en la noche muda,
es sólo una nube de humo
que se pierde en la sombra.



Poema Dentadura de Luisa Futoransky



Batallas sangrientas, perdidas de antemano por cada una de mis
muelas y mis dientes un mapa con banderilleo
de privaciones y cercenamiento cuyas trazas
se pierden en las mismas, reiteradas escaleras
que conducen a idénticos tronos de aprensión,
oprobio y pánico

Carradas de nombres, moldes en yeso vaciados de significado
como maxilares caninos molares
para quedar con una sola referencia elemental:
los de adelante, los de atrás
los de arriba, los de abajo;
como los primeros pasos de Buda
desnudo
en el mundo
hostil

Incisivos de vampiro de morsa
roedores
caricaturas, puertas primeras que revelan
a los hombres
del poder

Romper/ no romper
rechinar
los dientes

Oh! mis dentistas con sus pinzas
gasas
jeringas
puentes
coronas
falsas anestesias del mundo entero
manos singulares que me arrancaron
una a una las raíces del juicio
y cada tanto, a falta de tantas cosas
me prescriben tabletas que adormecen
bacterias sin sosiego

Encías
residuos
sueños

Refulgente
la sonrisa kolinos o colgate
brilla desde nunca
por su permanente
desguarnecida
ausencia

Arles, enero 95



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