Poema Milagros de María Eugenia Brito
Milagros de María Eugenia Brito. Te invitamos a recorrer los poemas de María Eugenia Brito. Disfruta también de nuestros poemas del alma, de amor, de amistad , de familia, etc. Otros poemas que pueden interesarte son: Exilio, Filiaciones (i), Fotografías: Hogar De Ancianos, Historia, Muros, Parque Central, Aquí puedes acceder a los mismos o ver toda la poesia de María Eugenia Brito
Poema Milagros de María Eugenia Brito
I
                    Te dieron Judas como nombre.
                                            Fuiste tan desechado
                                                                    como amado.
                Te regalaron la corona de espinas
                                    ?el manto?
            Porque la historia se hizo por y para ti
                la humanidad lloró con tu desdicha.
    Los árboles son desde entonces el cetro del suicida
                            boca abajo del cielo.
        La muerte fue soñada por los hombres
    como la gloria del justo          como la libertad
porque la vacilación y el amor fueron tu destino.
                Cristo hizo para ti toda la historia.
Tenías que morir después de él a voluntad y solo.
        Quien no ha muerto de amor no vivió nunca
            y el abismo sí tiene hermosos ojos.
II
                                    Aun sus mejores lágrimas
                                             fueron para ti.
                                                No para mí
                                            ni para otras.
            Ni para la eternidad que al fin y al cabo
        era sólo una vertiente de su amplio deseo
                                        ?Hija de Dios?
                                    ?Espejo de Dios?
                        No contentada con ser ángel
                                        Sino mujer:
                                                    Mujer martirizada.
III
        Por ti,
                    la historia pudo ser oída.
            Ya nunca más el árbol pudo ser sagrado
    la luz se rompe entre sus ramas quebradas.
        Tú fuiste el más amado de los discípulos:
            se te dio el placer del sacrificio
                y el horror del milagro.
                    Nunca pudiste verle el rostro,
                            hacer tuya esa mirada
                        fue tu acto de denuncia
    No sabías que ése era también tu innombrable rostro
                volcado para siempre a la eternidad.
                            Yo era sólo una de ellas.
                Como tú conocí el placer del sacrificio
                                el horror del milagro.
    Era sólo una de ellas
    Ahora soy todas.
                Tú me diste el bálsamo.
                    Él me llamó María Magdalena.
    Y mis lágrimas pudieron limpiar su llanto
    Caricias fueron.
    Mis lágrimas pudieron lavar su llanto
                                    doblándolo en mi cara
    como el llanto de todas mis hermanas.
Y por ese bautismo tuve que cruzar todas las aguas.
IV
                        Tu roja boca fue mi bálsamo
                                también mi sepultura.
    Pues para siempre mis ojos fueron lágrimas
                        y mi carne lecho:
                        lecho de tierra
                        lecho desterrado.
        Volcaste la eternidad en mi regazo
        Por eso ahora soy una errabunda:
    Bien sabes el placer que da la muerte
            La dulzura de su abrazo
                el fin de la memoria
                    y su tristeza
    Tu sola mirada me trocó los sueños
                            Como tú,
producto
convertida en nostalgia.
De esta manera
                            me abrí a las posibilidades germinales
                            no pude ser sino un error huyendo de sí mismo
                            no pude ser sino camino
                            entre una ausencia y otra ausencia
                            entre una nada y otra nada
                            brotaron los nombres de tu sombra
                            brotó el calvario de tu sombra
                            brotó mi quebrado nombre
                                        y las palabras.
V
                    Si vieran la sorpresa del ángel al verme
                                        Casi violeta
Atravesada por el murmullo intermitente de las aguas.
            De bajada
            exánime de tanto escribir palabras y palabras
                                            para los innombrados
                                            siempre vestidos de luto.
    Cruzando las calles con mi transparente gasa
                                            y mi sudor de mujer
                                            recién parida.
        Rodeando todos los cercos del cielo
VI
(El legado)
            Tus clavos y tu sangre fueron
                                estrellas
    en el firmamento profundamente angosto
                            de tu mano
            cupo el dolor del mundo
        y en tus piernas dios se estremeció.
            Conseguiste al fin ser oída
                ante los pies de tu madre
                                vieja
        como tus heridas y tus brazos cortados.
                                Por eso
            tus clavos y tu sangre fueron
                                estrellas
                        Del mismo modo
    que los azules ataúdes con que nos clava el universo
                    son nuestra raíz angosta
                                desterrada
    siempre y al fin sujeta por la tierra.
        Nuestro cuerpo?un desdén?
                                ?una gloria?
                Tu cruz?nuestra nostalgia?
como cuando se mira un madero de leños ardiendo
    sabiendo que afuera no nos espera nadie.
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