poemas vida obra u

Poema Una Brisa Nocturna… de Esteban Moore



?Aquí en el silencio,/ oigo? *

una brisa nocturna —atraviesa los campos roturados
agita las hojas del eucalipto -el crecido follaje de los
cañaverales/ roza sonora —las grandes ruedas de un
tractor detenido

* ?Aquí en el silencio/oigo?
Eugenio Guasta, Papeles sobre ciudades, 1995.



Poema Un Pájaro Volando… de Ernesto Aguirre



Un pájaro volando
es siempre un argumento
sostenido por el aire
para cambiarnos la vida.



Poema Una Palabra Busca Mi Desvelo. de Enrique Azcoaga



Una palabra busca mi desvelo,
tan pura como el llanto amanecido,
tan joven como un ciervo perseguido,
tan honda, flor de flores, como el cielo.

Una graciosa salve cuyo vuelo
celebre, mayo ileso, tu rendido
sosiego; una palabra sin olvido
que nombre de rodillas tu consuelo.

Un pájaro encendido, una balada,
una canción fragante, una armonía
naciente cual tu brisa salvadora.

¡Tan pura como es limpia tu mirada!
¡Tan joven como nace tu alegría!
¡Tan honda como el alma creadora!



Poema Un Sordo Rumor De Nada de Eloísa Sánchez Barroso



Llegué tardía,
con una inmensa ilusión fraguada en la esperanza
de que todo sucediera.
Traía la ternura para regalarte;
bajo mis párpados, febriles vuelos de golondrinas
y maduros racimos en mi costado.
Llegué pródiga: puro deseo era de agasajarte.
Pero había ya ?en amorosa cópula? fecundado Dios
el codiciado centro de tu dilatada hondura.
Fue tu desmesura en todo, tu exaltación constante.
Qué derroche lujurioso cubrió tus primaveras
y empapó tu boca con el néctar añejo de los dioses…
Qué infinito acorde de prorrumpida música
deleitó tus armonías…
Henchida tú y enardecida, rebosando éxtasis,
pájaros míticos te brincaban regocijando la tarde,
mientras la oscura sinrazón del olvido
se adueñaba de mí. De mí, sí, que te amaba
con el transido desvelo de mi pecho enamorado,
que aguardaba de ti rendido fervor y mágica correspondencia.
Relegada quedéme, al agravio sometida de tu vértigo lunar
y tu ceguera. Y duéleme tu olvido de mí,
duéleme, sí, tu desdeñosa indiferencia.



Poema Usted de Elías Nandino



Usted es la culpable
de todas mis angustias
y todos mis quebrantos.

Usted llenó mi vida
de dulces inquietudes
y amargos desencantos.

Su amor es como un grito
que llevo aquí en mi sangre
y aquí en mi corazón.

Y soy, aunque no quiera,
esclavo de sus ojos,
juguete de su amor.

No juegue con mis penas
ni con mis sentimientos
que es lo único que tengo.

Usted es mi esperanza,
mi última esperanza,
comprenda de una vez.

Usted me desespera,
me mata, me enloquece,
y hasta la vida diera
por vencer el miedo
de besarla a usted.



Poema Una Voz de Eliana Navarro



His voice was like the voice of my own soul.
SHELLEY

Sabía que existía esa voz,
esa clara voz mágica;
que me estaba llamando
con las varas del mimbre
detrás de las nubes,
cerca de las estrellas rezagadas.
Sabía que venía,
corriendo sobre el viento
para besar jugando mis cabellos.

Tanta sombra y ceniza.
Tanta noche.
Ya no puedo escucharla.
Y todo me parece de raíz arrancado,
campo de sal, abierto páramo,
camino,
camino con mi sangre comprado.



Poema Uno Ama Es Amado de Efraín Bartolomé



Uno ama Es amado Saca rosas rojísimas de la piedra
más negra
Vive -en resumen- Ríe Cultiva su jardín en las tinieblas
Uno no necesita más que tiempo quemándose a su paso como
una hoguera suave
Marchando pues al ritmo de la sangre
sobre las tardes tibias y empedradas

Pero un día conoce la temperatura del Deseo:
Una la ama toda la tarde bajo la tempestad
Un día sus labios queman con dulcísimo sol el hombro de uno
Una noche la sueña: cruza con ella ríos inesperados

Uno ya no es el mismo
mira su rostro en el espejo redondo de su vino
en el espejo donde uno se disuelve

Se hace pequeño el mundo

Ya no le alcanza el aire
el día
la luna de antes

Uno despierta un día sobre el lecho de siempre y se encuentra
más solo
Uno se pone triste de repente
Uno se ve las manos en la luz: algo les falta
Uno siente sus brazos vacíos su hombro sin peso

Uno quiere de pronto tener alas

Uno no está con uno en ningún lado

Uno
ya
es
Otro.

«Cuadernos contra el ángel» 1987



Poema Uno de Eduardo Milán



I
Qué violencia la luz
que precipita la palabra.
Y qué canto el canto
si sólo dice externo
del follaje
y no dice del dolido
su dolor.
Hoy estamos dolidos
-si se puede a principios del 2000
hablar por todos- y mañana,
¿estaremos dolidos?

Los maduros estamos dolidos
como caídos de las ramas a las manos
todavía invisibles,
ausentes -pon la palma,
diríamos, queremos decir,
a las palmas que no están.
(No es por lo que fui: es por lo que soy
viendo inmejorables
a mis ancestros.)

II
Es como si el poema
tuviera la misión
de cantar el dolor puro,
el sin-hombre, no-nombrado
por no saber aun cómo se llama
ese fuego que quisimos redentor.
El nombre más, el nombre-antes,
el profesión, el nombre activo,
conquistador de todos los parajes.
De repente
se hizo silencio.
Como si el silencio
o la noche que lo hizo
trabajando anónima supiera
de la búsqueda del nombre.
Como si consintiera.
No puede venir al caso
ni al vacío
enumerar la posibilidad de nombres
porque se busca el nombre que no hay,
el dolor del nombre que no hay
pero que quiere llamarse.
La vida acostumbrados al dolor
y ahora resulta que no hay,
sucede que no hay
y no sabemos todavía darlo.

III
No es el deseo,
es la violencia de la luz
que precipita la palabra.
No es el deseo del nombre,
es la violencia.

¿Buscando un dolor puro
cuando el dolor, aquí, ahora,
está poblado de matices?
Desposeídos, humillados, postergados,
fueras de serie, sin tierra, sin-agua,
aborígenes, sin tierra, desplumados,
soltados a los dientes incisivos
del perro capital que vendrá
a incidir con sus dientes incisivos.
Esos: los que te miran con ojos sin comer.

IV
Yo no busco un dolor puro,
busco su nombre para delatarlo.
Nada de puro aquí,
nadie puro en mí
salvo la voluntad de delatar el dolor.
Eso es poeta, para los que vienen:
el que delata el dolor
que late en toda entraña oscura.
Eso es poeta, para los que vienen:
y luego canta la alegría
del derecho al aire de la tierra.

V
Los que no tienen nada,
aunque algo tengan, están seguros
de lo que en su falta espera.
Y nosotros, riquísimos en nada,
intentamos cantarles su canción.



Poema Uno-dos de Eduardo Milán



A Elías Uriarte



Poema Una Rica Me Dijo de Eduardo Milán



Una rica me dijo que los pobres
no tienen sentimiento. Era una lírica,
un yo profundo, una garza. Hay gente pobre,
en cambio, apegada
al ritmo del corazón de sus hijos,
a su llanto, a sus palabras bajas
que no alcanzan la estatura del Sentido
o recortadas, en sus brotes.
Un plátano, para ellos, es un plátano,
un beso, un beso, sobre todo el de la madre,
la mano del padre en la cabeza es un momento
de ascensión, ascender a la mano del padre.
Hay algo inminente cuando comen: comen, amiga lírica,
como si fueran a perder lo que está puesto
ahí adelante, comen con nostalgia, el plato
se coloca en el futuro, allí donde decían
los apaches: «Algún día comeremos una buena comida».
Esto es muy general, a grandes rasgos, esquemático,
pero como el amor no conoce espera, quema.



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