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Poema Nudos de Salvador García Ramírez



En el telar de la trastienda,
de todos los colores,
en todos los idiomas,
de todas las medidas,
Ahmed ofrece alfombras:
las extiende, las cubre, las explica,
con el último precio las enrolla.

Altivo tras los fardos
Ahmed come a escondidas.
Sólo él sabe el valor que regatea,
la miseria que dan catorce horas,
la vida que se pierde en siete días.



Poema Voltar de Salvador García Ramírez



Insistió.

La garganta en las verjas, las pendientes,
los flancos rosas del derrumbe,
el martillo del agua del envés,
la madera sellada en el balcón
de una larga clausura.

Quién sabe,
su soledad estaba plagada de refugios,
levitaba en la cola de la niebla,
rotaba aún
sin saber donde vuelven las corrientes.

Formábanse la sombra rota,
la pezuña del luto, el baúl, la maleza,
la piel sustituida.
Formábase lo repartido.

– Permiso, licença,
o rodopio do mar
dónde se olvida.



Poema Viana Do Castelo de Salvador García Ramírez



Siempre amanece por las calles del invierno.
Arremete la lluvia tras los árboles
con rigores de lápida y frescura.
Siempre amanece por los miradores del viento,
en la lengua del Lima lamiéndonos la vista.

De ahí la lejanía,
la penumbra ojival que dan los pórticos,
la bruma derretida,
la piedra minuciosa.
De ahí los peregrinos,
los ángeles remisos, la iglesia diminuta;
también los prosadores.

Yo recuerdo la cuesta de las nubes
en el seno infecundo de los funiculares.
os poentes, sin duda, carregados de azul,
entre vielas estreitas alumbrar las mansiones,
traducir las cartelas bajo el pez fronterizo
de las gárgolas líquenes.

También recuerdo,
de la misma manera que la arena,
el verdín y el escudo en los aleros,
la cruz en las esquinas en huraña vigilia,
el vaivén de un océano obsesivo
a rasgar do nascente.

Sobre la niebla entonces: un indicio,
una aguda premisa para meses inéditos
que cesar del hastío,
un batir de vertientes, a babor de la tierra
cuando casi es Galiza;
o tal vez la erosión, dilatando el prodigio,
de este valle al final que adivina un augurio
donde siempre nos llueve.



Poema Servicio de Salvador García Ramírez



Sola por el plano de su planta,
del amanecer a la fatiga,
Habiba arregla camas
y repone las toallas
sin faltarle la sonrisa.



Poema Sedentarios de Salvador García Ramírez



Reúne al sol,
por caminos de polvo,
las recuas sin estrépito.
En caóticas filas se amontonan
como una multitud de patas sucias.

La sombra del oasis los rezuma.

Aplastados y viejos, de rodillas,
en la gran explanada
su cuello balancean
con senil parsimonia.

Lejos de su jaima, Alí
conduce caravanas
hacia el plano de fiebre del poniente.
Con sus manos de cobre
les ajusta el turbante.

Por diez dinares tira de las riendas
y en las primeras dunas
los ayuda a bajar con sus chilabas.

Cuando el nómada vuelve
cojetea tozudo el dromedario.



Poema Palacio Fronteira de Salvador García Ramírez



Superpones la calma,
una calma geométrica.
Desnivelas remansos
de terraza en estanque,
de boj en escalera.
Acordonas las formas de los dioses
y das principio
al libro en los estantes,
al estuco y los mármoles,
a las victorias.
Agrietas la madera de un pasillo.
La penumbra conduces
por azules y blancos
y, en silencio, filtras
las diez en la capilla,
las cinco en las alfombras.
En el hueco de un banco predispones
un pájaro con cara de marqués,
um macaco que toca la trompeta,
un gato, otro gato.
Ordenas las coronas en sus nichos,
las musas clasificas,
los ángeles, las diosas,…
a cada cual le das su balaustrada.
Subrayas de azulete los refugios,
cubres de parra el cenador.
Las janelas orientas a los árboles,
a las huertas que zumban,
al cuerno del que caza, a la saudade.
Amalgamas retiro y elegancia,
destino y aureola,
intimidad,
batalla, portugués, ruta y colonia.
Asumes la quietud de cada flanco
y aún resulta
difícil no sangrar por su azulejo.



Poema Nocturno En Faro de Salvador García Ramírez



En un descuido el tiempo
trazó de la ruina este triángulo,
violó la noche ciega y, vertical
como si nada,
dejó que sobre el agua
las olas fueran sólo superficie.

El resto fue ya visto:
los buzones macizos del escombro,
as docas fechadas,
rasante el avión sobre el mosaico.



Poema Mosaico de Salvador García Ramírez



Pudiera parecer, y aquí confluyen,
coetáneos de la misma convulsión
la cantiga y la Praça da República,
la mar y el puerto,
desacoplados como están
en su estridencia íntima.

Antes de que aterrice el avión sobre la ría
habremos incendiado la ciudad
y en terremoto el pulso del atlántico
habrá deshecho sus calzadas.
Antes que se decida el calceteiro
y desafine el muecín
en el violín del shopping,
se habrá oxidado el velador con su epopeya
camino de las Indias,
más de mil veces.

Antes que escampe
y el sol nos desordene las victorias,
y el gato emigre,
y encaje en una ruta, de perfil,
tu carabela.



Poema Mais Ou Menos de Salvador García Ramírez



?Gaivotas na praia
tempestade no mar?

Navegaban las cintas
al viento del penúltimo recuerdo,
enredándose en el tronco de las oliveiras,
después de abrir el cielo
su escenario y su puente, su nostalgia y su nube.

Marzo provisional de multitudes
mecidas pelas ondas,
março de mirador y de vigías.

Afluían las aguas por todas las colinas
hacia la proa de tu estuario.
Amenazaba el océano
un poco más atrás de las columnas,
al pie de las estatuas.

?La Tierra en una carabela,
el mundo más allá de un meridiano?.

?¿De cuántos regresos te hiciste:
saudade de las brújulas,
de cuántas tormentas naciste:
ciudad del terremoto??

Naufragaban los roteiros, as cores,
la altura en las varandas, o meio-día,
Tejo abaixo os labirintos
con liviana memoria.

Cambiaban las fachadas del malva al amarillo
en la crema de tu nave sin áncora.
Havia nomes de navegadores,
vozes e cheiros escindidos
en los cuadernos de bitácora,
estrías como mapas a la luz de los mármoles.

Colgaban datas con descobrimentos
entre las alas de los aeroplanos
mientras al otro lado de la Terra
os eruditos inventaban
colores para verte,
vocales para pronunciar tu nombre,
lojas da sal, docas, jardins, manuales de peces.

Flotaba sobre el mar tu superficie
amarrada a una torre
donde velan las vírgenes
de este reino de puertos
(?noutro tempo, bom tempo…?
de gaivotas sem tempestade),
aquel día reunidos, al flujo favorable
de las mareas entregados,
em Belém,
mais ou menos.



Poema Latitude de Salvador García Ramírez



Suspensa, en el aire de los parques
con sombra de ciudad,
como los tuyos,
en la proximidad del Largo,
nas escadas, en las estrías húmedas
donde pululan libros viejos,
a la hora contigua con el sol,
sobre las pérgolas sin mástil,
a merced del polen, poco a poco,
nas margens
donde el viajero ayuna, nas igrejas,
de acá para allá, por los oblicuos
raíles de un paraguas,

tibia a tiempo,
la alzada lentitud del solitario.



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