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Poema Soneto De La Zubia de Antonio Gala



Tú me abandonarás en primavera,
cuando sangre la dicha en los granados
y el secadero, de ojos asombrados,
presienta la cosecha venidera.

Creerá el olivo de la carretera
ya en su rama los frutos verdeados.
Verterá por maizales y sembrados
el milagro su alegre revolera.

Tú me abandonarás. Y tan labriega
clareará la tarde en el ejido,
que pensaré: Es el día lo que llega.

Tú me abandonarás sin hacer ruido,
mientras mi corazón salpica y juega
sin darse cuenta de que ya te has ido.



Poema Si Ya No Vienes de Antonio Gala



Si ya no vienes, ¿ para qué te aguardo?
Y si te aguardo, di por qué no vienes,
verde y lozana zarza que mantienes
sin consumirte el fuego donde ardo.

Cuánto tardas, amor, y cuánto tardo
en rescindir los extinguidos bienes.
Ya quién me salve no lo sé, ni quienes
clavan el alma dardo sobre dardo.

A la mañana, que se vuelve oscura,
sigue la noche, que se vuelve clara
a solas con tu sed, que hiere y cura.

No quisiera pensar si no pensara
que, privado que fui de tu hermosura,
me olvidara de mí si te olvidara.



Poema Si Todo Acabó Ya… de Antonio Gala



Si todo acabó ya, si había sonado
la queda y su reposo indiferente,
¿qué hogueras se conjuran de repente
para encenderme el pozo del pasado?

¿Qué es esta joven sed? ¿Qué extraviado
furor de savia crece en la simiente?
Si enmudecí definitivamente,
¿para quién canta un nido en mi costado?

¿Por qué cruzas, abril, mis arenales
talándome el recuerdo y su enramada,
aromando rosales sin renuevo?

¿Qué esperanza me colina los panales?
¿Qué me das a beber de madrugada,
destructor de promesas, amor nuevo?



Poema Sepulcro En Tarquinia ( Fragmentos ) de Antonio Colinas



Se abrieron las cancelas de la noche,
salieron los caballos a la noche,
campo de hielos, de astros, de violines,
la noche sumergió pechos y rosas,
noche de madurez envuelta en nieve
después del sueño lento del otoño,
después del largo sorbo del otoño,
después del huracán de las estrellas,
del otoño con árboles de oro,
con torres incendiadas y columnas,
con los muros cubiertos de rosales
tardíos.
Y tú en aquel tranvía salpicado
a la orilla del agua por las barcas,
por las luces y el viento, por las luces
y el viento y los faroles y los remos,
aquel rostro otoñal que no vería
nunca más, amor mío, nunca más,
detrás de los cristales del tranvía
con un sueño de potros en los ojos,
con un hato de ciervos en los ojos,
con un nido de tigres en los ojos,
y con la bruma de los cementerios,
y con los hierros de los cementerios,
y con las nubes rojas allá arriba
(encima de cipreses y aves muertas
del tomillo y los búcaros fragantes)
de los cementerios
navegando en tus ojos.

Se abrieron las cancelas a la noche,
salieron los caballos a la noche,
se agitaron las zarzas del recuerdo,
pasó un desierto (el mar) por mi recuerdo,
lloraba aquella niña en el camino
lleno de cruces

… … … … … … … … … … … … … … …

No eras feliz entonces, yo diría,
después de los conciertos, yo diría
que tu piel era suave como un cetro,
como un cetro preciada y dura y firme,
qué caja de viola todo el vientre,
yo diría
que un órgano sonaba por tus venas,
quién lo diría, todos te miraban
cruzando las murallas, bordeando
el teatro romano, si llorabas
adelfas en la sombra te sentían
pasar, cuánta frescura, crepitaba
la grava del sendero, eran tus pasos
si llorabas, eran tus ojos de ágata
los que soñaban una escena fúnebre
entre aquellas columnas abrasadas,
si llorabas
había rojas túnicas prendidas
en las zarzas, un bosque amaneciendo,
un bosque de cipreses encendidos
y sangre en aquel busto destrozado,
después del río te perdías lenta,
llovía lentamente si llorabas
o un huracán reinaba en la ciudad
y yo nunca sabía dónde ibas
si llorabas

… … … … … … … … … … … … … … …

Tú me entregabas lo desconocido…
estás allí, remota y entrevista,
enterrada en la tarde de septiembre
bajo una lluvia de campanas muertas,
bajo un monte de higueras venenosas,
te recuerdo
bajo una lluvia de campanas negras,
bajo una lluvia de campanas lentas
te arropabas las tardes del invierno,
si posara en tus venas una mano
sentiría la noche y sus campanas,
cuando callas: campanas expectantes,
si me sueñas, si esperas, te hallaré
enterrada bajo una losa fría
que desgastó la lluvia hecha de bronce,
morir contigo en esta tarde única
cantando en las murallas sonrosadas
por las luces más frías del invierno,
bajo una lluvia de campanas negras
rueda la tarde como un casco de oro
sobre la filigrana del asfalto
golpeando las esquinas y las rejas,
serás el fuerte polen de la noche,
el cristal de la tarde, la tormenta
de música que Mozart compusiera
el día de su muerte y que no oímos,
mereces la visita de la luna,
tienes una azotea en cada ojo,
abres los muslos, abres las dos manos,
tus dos pechos apuntan a la nieve,
tu vientre es una zarza a medio arder,
¿son ramos o racimos esos labios?
morir sin estrujarlos qué delicia,
verte pasar como un río colmado,
ser ajorca en tus pies, en tu muñeca,
no besar esos labios, no creer
que esa boca te pertenece, es tuya
y no racimo que se muerde y pasa,
pasa, mujer, como una ola en lo oscuro,
pasa, mujer, como la noche pasa,
Amor tiene en los labios cicatrices,
morir sin poseerte qué delicia
tú me entregabas lo desconocido,
a qué bosques, a qué palacios altos
me llevabas cuando nos encontrábamos,
a qué ácido estanque, a qué palmeras,
a qué tardes de espinos enlunados,
a qué nave sin rumbo en la negrura,
a qué jardín desconsolado y hondo,
a qué terrazas…

… … … … … … … … … … … … … … …

Debes saberlo ahora que recuerdas:
jamás llegará nadie a este lugar,
aquí nos trae el mar los peces muertos
y no hay más vida que la de las olas
estallando en la noche de las grutas,
soñarás una barca cada noche,
soñarás unos labios cada noche,
en vano escucharás junto a las rocas,
jamás llegará nadie a este lugar,
recorrerás las salas del convento,
escrutarás la faz de la Diana,
los gatos mirarán la fría aurora,
habrá un fresco con grumos de salitre
en la cripta, sin techo, del castillo,
el huracán arrancará geranios,
jamás llegará nadie a este lugar,
jamás llegará nadie a este lugar
y las gaviotas me darán tristeza

Monteroso al Mare, 1972



Poema Saludo Nocturno de Joseph Von Eichendorff



De noche pasamos por la costa
De la que me marché hace tantos años.
Allí está la casa de mi amada, donde fuimos felices.
¡Que Dios la ampare!

Cantan aún en el jardín los ruiseñores
Como en aquellos días hermosos y tranquilos.
¿Cuál será ahora su queja?
Por mí no pregunta nadie.

Cuando antaño el tilo estaba en flor
Salías a mi espera, hace ya tantos años -,
He de pasar de largo.
¡Que Dios te ampare!

Versión de Alfonsina Janés



Poema Simonetta Vespucci de Antonio Colinas



Il vostro passo di velluto
E il vostro sguardo di vergine violata.

Dino Campana

Simonetta,
por tu delicadeza
la tarde se hace lágrima,
funeral oración,
música detenida.
Simonetta Vespucci,
tienes el alma frágil
de virgen o de amante.
Ya Judith despeinada
o Venus húmeda
tienes el alma fina de mimbre
y la asustada inocencia
del soto de olivos.
Simonetta Vespucci,
por tus dos ojos verdes
Sandro Boticelli
te ha sacado del mar,
y por tus trenzas largas
y por tus largos muslos,
Simonetta Vespucci
que has nacido en Florencia.



Poema Sucede, De Noche de Antonio Aliberti



Sombra que exhala el alcohol de la noche

la carne celebra en los rincones

Mi cuarto es una prisión

La casa de enfrente no existe
el árbol gigante la acuna

Se llena de hojas mi cuerpo
hasta que la luz salpique sobre el alba

Un cuerpo desnudo flota sin destino
su carne, toda dispersión y sueño

Sólo un susurro la noche.



Poema Sólo Allí de Antonia Álvarez Álvarez



Salpiqué los rincones de gotas de esperanza,
y a la alcándara muda
encadené los trinos del pájaro encantado.
Sólo allí renacía,
allí sólo, en silencio,
la mágica certeza de la vida que canta.

Emborroné las horas de luces y de espigas,
y en los huecos del aire
dejé escurrir la lava del oro del poniente.
Sólo allí se resume,
allí sólo, albergada,
la lasitud que expira sobre el sur de la noche.

Despegué de los ojos la flor de las aliagas,
y en un campo espinado
quise enredar las almas errantes del poema.
Sólo allí quedé ciega.
Allí sólo, asombrada,
pude ver desde dentro la luz de los tesoros.



Poema Se Salva El Trino de Antonia Álvarez Álvarez



Se salva el alma que asoma a la mirada
recién bañada en llanto;
se salva el aire recién nacido a la mañana,
aún frío de la luna;
se salva el niño que llora el hueco de sus sueños
y tiende las manitas de pan blanco;
se salva el trino
que astilla soledades y silencios,
alanceando el cielo con su arpegio.

Nos salva el trino.



Poema Sólo Un Recuerdo de Ángeles Carbajal



Salí del hotel, tomé un taxi,
tuve que huir con helada locura
de la ciudad que amaba.
No volverían a detenerse en ella
los pasos de la felicidad,
nunca más en el aire
iba a encontrar su risa, nunca más
la palma de su mano, su voz, su boca…
Pasaban las últimas calles
por mi cuerpo vacío
y mi alma sólo era espanto.

Mas el dolor anda y desanda
todos sus caminos,
y al cabo vale la pena un recuerdo;
el del amor perdido,
la delicia de las costumbres
que su ternura me regalaba.



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