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Poema Se Han Marchado de José Antonio Labordeta



Se han marchado todos
y nadie ha vuelto
para cerrar la puerta.
Esta, vieja y desguazada,
golpea contra el viento
en las noches de asombro
como si nadie la quisiera oír,
como si todos los páramos del tiempo
se encerrasen aquí,
sobre estas galerías de casas agrietadas.
Y lejos,
más allá de las últimas carrascas,
alguien recuerda la cama
donde fue concebido con tristeza.



Poema Séptimo Día de José Antonio Cedrón



Huele a lombriz la tierra.
Gusanos se disputan el tallo del rosal.
Las manos que me llevan separarán las flores
con papeles mojados.
Regarán la costumbre con los ojos ausentes
y una lata de Silvo conservará los bronces
atendidos.
Tocaremos el piso, de rodillas.
Nos iremos bordeando el paredón
por el camino angosto de los pinos
con un ruido de pasos sobre las hojas secas
hasta el próximo sitio de silencio.
La muerte así de muerte es un vivo suspenso
suele rodear la casa con sus símbolos
encender las velas, dejarlas consumir adentro de
algún plato, hacer que el día ande en puntas de pie
que los domingos huelan durante mucho tiempo
profundamente a flores en reposo.



Poema Solo El Amor de Jose Angel Valente



Cuando el amor es gesto del amor y queda
vacío un signo solo.
Cuando está el leño en el hogar,
mas no la llama viva.
Cuando es el rito más que el hombre.
Cuando acaso empezamos
a repetir palabras que no pueden
conjurar lo perdido.
Cuando tú y yo estamos frente a frente
y una extensión desierta nos separa.
Cuando la noche cae.
Cuando nos damos
desesperadamente a la esperanza
de que solo el amor
abra tus labios a la luz del día.



Poema Sembrar de Jose Angel Buesa



Alza la mano y siembra, con un gesto impaciente,
en el surco, en el viento, en la arena, en el mar…
Sembrar, sembrar, sembrar, infatigablemente:
En mujer, surco o sueño, sembrar, sembrar, sembrar…

Yérguete ante la vida con la fe de tu siembra;
siembra el amor y el odio, y sonríe al pasar…
La arena del desierto y el vientre de la hembra
bajo tu gesto próvido quieren fructificar…

Desdichados de aquellos que la vida maldijo,
que no soñaron nunca ni supieron amar…
Hay que sembrar un árbol, una ansia, un sueño, un hijo.
Porque la vida es eso: ¡Sembrar, sembrar, sembrar!



Poema Segundo Poema De La Espera de Jose Angel Buesa



Por un agua de hastío voy moviendo estos remos,
que pasan tanto al irme y tan poco al volver;
pero quizá un día no nos separaremos,
mujer mía y ajena, como el amanecer.

No importa que me quede ni importa que me vaya,
mientras pasan las nubes sin dejar de pasar,
porque tu corazón es igual que una playa,
que, pudiendo ser tierra, nunca llega a ser mar.

Tu amor nunca responde cuando mi amor te nombra;
tu amor, que sin ser mío, tantas veces perdí;
y yo empuño los remos y viajo hacia las sombras,
pues todo se hace sombra si estoy lejos de ti.

Filibustero loco tras el botín de un beso,
viajo por aguas tristes que me entristecen más;
pero tu amor es siempre camino de regreso,
mujer que nunca llegas y que nunca te vas.

Tu amor es un remoto país desconocido,
más allá del mañana, más allá del ayer;
y ya sólo recuerdo las veces que me he ido
recordando las veces que tuve que volver.

Hay virtudes tan tristes, que es mejor ser culpable,
y más si es una culpa de amor amarte así;
pero, si en nuestras vidas hay algo inevitable,
inevitable tú serás para mí.

Ya me duelen las manos de remar en mi hastío;
pero yo sé que un día dejaré de remar,
y he de mirar el mundo como si fuera mío,
y romperé los remos en la orilla del mar…



Poema Soneto De La Ausencia de Jose Albi



¿Me oyes, amor? Hay un fragor de trenes,
o quizá de batanes o de espigas
que te aleja de mí. No, no me digas
que te irás para siempre. Los andenes

se despoblaron. Yo, regreso. Penes
por donde penes, corazón, no sigas,
no te sigas marchando. Más fatigas
y más amor perdido si no vienes.

Ay, dolor, que yo sé lo que me pasa.
Que mi casa sin ti ya no es mi casa,
y el aire ni respira ni madura.

Que estás dentro de mí, pero no basta
aunque te lleve hasta los huesos, hasta
la misma pena que hasta ti me dura.



Poema Sentados Frente Al Fuego de Jorge Teillier



Sentados frente al fuego que envejece
miro su rostro sin decir palabra.
Miro el jarro de greda donde aún queda vino,
miro nuestras sombras movidas por las llamas.

Esta es la misma estación que descubrimos juntos,
a pesar de su rostro frente al fuego,
y de nuestras sombras movidas por las llamas.
Quizás si yo pudiera encontrar una palabra.

Esta es la misma estación que descubrimos juntos:
aún cae una gotera, brilla el cerezo tras la lluvia.
Pero nuestras sombras movidas por las llamas
viven más que nosotros.

Sí, ésta es la misma estación que descubrimos juntos.
?Yo llenaba esas manos de cerezas, esas
manos llenaban mi vaso de vino?.
Ella mira el fuego que envejece.



Poema Soneto Abierto de Jorge Robledo Ortiz



Esta paz ya es calvario, la patria ya no es patria,
Este amor que nos mueve es un amor vacío,
Ya el cielo de los pueblos no se baña en el río
Ni le reparte trinos a la vieja campana.

Ya no hay calor humano en la humilde cabaña
Donde el fogón y Cristo agonizan de frío,
Ya el camino no llega sin sangre al caserío
Ni el pan llega a los hijos sin su ración de lágrimas.

Esta patria nos duele en la sangre, en los huesos,
En las cenizas de los padres, en las cometas de los nietos
Y en la savia que huye escondida del sol.

Nos cambiaron la patria, amigo presidente,
Y, aunque no lo admitamos, ya comprende la gente
Que mientras perdonamos nos secuestran a Dios.



Poema Simplicidad de Jorge Robledo Ortiz



Es tan humano este dolor que siento.
Esta raíz sin tallo florecido.
Este recuerdo anclado al pensamiento
Y por toda la sangre repetido,

Que ya ni me fatiga el vencimiento,
Ni me sangra el orgullo escarnecido.
Mi corazón se acostumbró al tormento
De perder la mitad de su latido.

Ya mi rencor no exige la venganza.
Aprendí a perdonar toda esperanza
Como un bello pecado original.

Llevo en las manos tantas despedidas,
Y en lo que fue el amor tantas heridas,
Que me he tornado un hombre elemental.



Poema Situación Anómala de Jorge Medina Vidal



Amar es vivir despreocupado. Punto.

Es una posibilidad que debió ser jueves o explosión
o sonido de una guitarra que el luthier
nunca se atrevió a construir. Punto.

Situación anómala que todos confunden con Felicidad
y se enorgullecen al descubrirla entre sus amistades.

Puede ser un gato que en las estrecheces de los
hogares modernos repasa las masacres
de sus abuelas ENTRE LOS HELECHOS GIGANTES
Y LOS DINOSAURIOS.

Siempre está perdido en el sueño próximo
al delta pantanoso.

Basta que toque un rayo de luz en su plumaje
para que surja Amor,
como una novia etíope de su blanca litera.

Los raquíticos no saben del amor.
Entonces sí, corresponde: Punto.



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