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Poema Retrato de María Eugenia Caseiro



Una mujer en negro y blanco
detiene el minutero
se cruza de brazos
sin alfileres
sin tuercas
no sabe llorar
espera
que todo haya terminado
que sus zapatos la lleven
donde no hay calumnia.

Contacto con María Eugenia Caseiro: buhowriter@hotmail.com



Poema Residuos de María Eugenia Caseiro



Primero.

Duelen las farolas. Un papel
volante gris escapa
la calle que me lleva al parque
regresa a mi
al ojo de mi padre
abriéndome la puerta.

Segundo.

Alrededor las formas
que vagaron
la vida más querible
cuando aún no la sabía.
Después todos los bancos
lánguidamente recostados a mi espalda
fueron tibio hospedaje del adiós.

Tercero.

Eran tus manos de azahar
dormidas sobre mí,
besé llorada la pintura
que rompió la noche
-dos mitades como dos fantasmas
aplazaron el mar-
nosotros sombra tumbada
en el instante en que te pierdo.

Cuarto.

Y así reconocimos el amor
que habíamos usado
tanto tiempo tanto tanto
ajado en los cajones a limpiar
enjabonados aposentos
soy aún el cuadro a remozar

Quinto.

Quedamos olvidados
en las tablas,
apenas un galeón
nos mira y pasa. El casco
hundido no nos ve
cubiertos de salitre
¿a quienes reclamar
nuestra verdad?

Contacto con María Eugenia Caseiro: buhowriter@hotmail.com



Poema Renunciación de María Enriqueta Camarillo



Sacó la red el pescador, henchida,
y en tanto que, feliz, del mar se aleja,
en voz más dulce que la miel de abeja
el Señor a seguirle le convida.

-Quien por buscarme, su heredad olvida,
será en mi hatillo preferida oveja-,
dice, y el pescador las redes deja
y vase tras Jesús con alma y vida.

Yo que ni redes ni heredades tengo,
que no sé de riquezas ni de honores,
que ignoro los orgullos de abolengo,

yo dejo, por seguirte, mis amores…
Eran mi bien, Señor… A ti ya vengo
más pobre que los fieles pescadores…



Poema Recodo Azul de María Antonieta Le-quesne



Hay caminitos tristes, retorcidos,
por donde vamos siempre
cabizbajos y solos…
donde hay recodos hondos como nidos,
donde hay nidos de sedas
y cabecitas de oro…

Caminitos tan nuestros, donde entramos
con devoción fanática y humilde…
caminitos divinos,
que nos llevan tan lejos
del ambiente grotesco en que vivimos!

Una tarde lluviosa
penetré a otros caminos:
hallé algunos tan tristes
así como los míos,
donde dejó su paso
la sangre de una huella…
Otros solos… tan solos,
que no tienen más lumbre
que dos ojos oscuros,
lejanos como estrellas…!



Poema Recuerdas (¿recuerdas?) de Manuel Magallanes Moure



¿Recuerdas? Una linda mañana de verano.
La playa sola. El vuelo de alas grandes y lerdas.
Sol y viento. Florida…el mar azul. ¿Recuerdas?
Mi mano suavemente oprimía tu mano.

Después, a un tiempo mismo, nuestras lentas miradas
posáronse en la sombra de un barco que surgía
sobre el cansado límite de la azul lejanía,
recortando en el cielo sus velas desplegadas.

Cierro ahora los ojos; la realidad se aleja,
y la visión de aquella mañana luminosa
en el cristal oscuro de mi alma se refleja.

Veo la playa, el mar, el velero lejano,
y es tan viva, tan viva la ilusión prodigiosa,
que a tientas, como un ciego, vuelvo a buscar tu mano.



Poema Retablo de Manuel Machado



Ya están ambos a diestra del Padre deseado,
los dos santos varones, el chantre y el cantado,
el Grant Santo Domingo de Silos venerado
y el Maestre Gonzalo de Berceo nommado.

Yo veo al Santo como en la sabida prosa
fecha en nombre de Christo y de la Gloriosa:
la color amariella, la marcha fatigosa,
el cabello tirado, la frente luminosa…

Y a su lado el poeta, romeo peregrino,
sonríe a los de ahora que andamos el camino,
y el galardón nos muestra de su claro destino:
una palma de gloria y un vaso de buen vino.



Poema Regreso de Manuel Machado



Largas tardes campestres;
alamedas rosadas;
aire delgado que el aroma apenas
sostiene de la acacia;
huerto, pinar… Llanuras de oro viejo,
azul de la montaña…
Esquilas del arambre
y balido, sin fin, de la majada,
en el silencio claro…
¡Adiós, adiós! ¡Que la ciudad me llama!

Maravillosa noche estremecida
por el rumor del agua
y el fulgor de los astros
?imán de la mirada
perdida en lo insondable
de la eterna pregunta?. (El grillo canta,
corre la estrella, el aire
suspira entre las ramas).
Sueño tranquilo y sano,
velado por las plantas
humildes de la tierra y por el bravo
eucalipto que asoma a mi ventana…
Noche de paz y de salud y sueño…
¡Adiós, adiós! ¡Que la ciudad me llama!

Allegro matinal, tímida gloria
y milagro de nácar,
a las corolas risa,
trino a las aves y delicia del alma,
aire en las sienes, despertar, eterna
juventud ?¡oh mañana
que abres los ojos y las rosas!?, dulce
y poderosa gracia…
Mañana de mi huerto, suave y pura…
¡Adiós, adiós! ¡Que la ciudad me llama!

¡Me llama la ciudad ?que ignora el cielo
y la tierra y el agua
y el sol y las estrellas?,
febril y jadeante, apresurada,
con su aliento mefítico,
y su llanto y sus máquinas,
sonora de metales
infecta de palabras!



Poema Resucitarán de Manuel Gutierrez Najera



Los pájaros que en sus nidos
mueren, ¿a dónde van?
¿Y en que lugar escondidos
están, muertos o dormidos,
los besos que no se dan?

Nacen, y al punto traviesos
hallar la salida quieren;
¡pero como nacen presos,
se enferman pronto mis besos
y, apenas naces, se mueren!

En vano con raudo giro
éste a mis labios llegó.
Si lejos los tuyos miro…
¿sabes lo que es un suspiro?
¡Un beso que no se dio!

¡Que labios tan carceleros!
¡Con cadenas y cerrojos
los aprisionan severos,
y apenas los prisioneros
se me asoman a los ojos!

¡Pronto rompe la cadena
de tan injusta prisión,
y no mueran más de pena,
que ya está de besos llena
la tumba de mi corazón!

¿Qué son las bocas? Son nidos.
¿Y los besos? ¡Aves locas!
Por eso, apenas nacidos,
de sus nidos aburridos
salen buscando otras bocas.

¿Por qué en cárcel sepulcral
se trueca el nido del ave?
¿Por qué los tratas tan mal,
si tus labios de coral
son los que tienen la llave?

?Besos que apenas despiertos,
volar del nido queréis
a sus labios entreabiertos,
en vuestra tumba, mis muertos,
dice: ¡Resucitaréis!



Poema Retrato de Manuel Altolaguirre



Estabas sola y alta.
Yo miraba cómo todos los pájaros
debajo de tu frente se escondían.
¡Qué ir y venir y qué volver!
Cómo todas las cosas
quedándose se iban
a entrarse por tus ojos.
Cómo yo mismo no sabía
si estaba junto al árbol
bajo aquel cielo tan azul,
o si los verdes límites del parque
estaban encerrados en tu frente.
Si de tanto entrar ya
dentro de ti las cosas,
eras el mundo donde estábamos.
Si para que brillaran las estrellas
bastaba que cerrases tus dos ojos.
Estabas sola y alta,
pero también dentro de ti.



Poema Recuerdo De Un Olvido de Manuel Altolaguirre



Se agrandaban las puertas. Yo gigante,
con el recuerdo de mi olvido dentro,
atravesaba las estancias,
golpeando las paredes sordas.

¡Qué collar interior en mi garganta
de palabras en germen, de lamentos
que no podían salir, que se estorbaban
en su gran muchedumbre!

¡Cuánto tiempo de olvido incomprensible!
Siempre ella en su ventana.
Su ventana entre dos nubes
-una y ella- siempre.

Y yo distante, agigantado, loco,
con el recuerdo de mi olvido dentro,
pesándome en el alma su naufragio,
agarrándose, hundiéndome,
en un espeso mar de cielos grises.



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