poemas vida obra maria sanz

Poema Tú Y Yo Nos Encontramos… de María Sanz



Tú y yo nos encontramos
en Washington Square.
Me invitaste a cenar
en un club, y la orquesta
tocó para nosotros
Indian summer… Bailamos
inmersos en la noche
neoyorquina. Más tarde, mi vestido
brillaba abandonado sobre el suelo
de aquel apartamento, donde era
muy distinta la música: palabras
y suspiros mezclados con sirenas
de los barcos lejanos…

Pero, ¿será posible
que no recuerde ahora,
mientras abro los ojos,
cómo se titulaba la película
donde vi estas escenas?



Poema Muchacho Fugaz de María Sanz



Recuerdo que era invierno,
que los almeces iban cobijando
mi vuelta a casa, y que me seguía
un muchacho. Jamás supe quién era.
Así durante un rato. Los Jardines
entonaban la noche con el último
gorjeo de algún pájaro. Sentía
que unos ojos quemaban mi silueta
como el frío, que iban dibujándome
paso a paso. Volví la vista. Sólo
la oscuridad de los almeces, nadie
tras de mí… Pudo ser el mismo invierno,
su nombre masculino,
lo que me traspasara.

Un muchacho fugaz sigue alejándose,
cada vez que lo encuentro,
de mi noche.



Poema Moradas Sextas de María Sanz



«… Si no hubiera más luz interior, no
entendiera tan grandes misterios.»

Teresa de Jesús

Donde hayan apagado las estrellas
su sed de iluminar la faz del tiempo,
habitará el secreto de sentirse
mujer por un designio de lo alto.



Poema Memoria De Veruela de María Sanz



Los árboles entonan su nostalgia
al compás de la brisa,
mientras Gustavo Adolfo se pregunta
por qué marchar, si nadie,
excepto aquellos muros, le reclama.
Armonía y retiro son sagrados
para él, de manera
que todo justifica lo dudable.
Sin embargo, alguna vez recibe
noticias de ese mundo que dejara
en manos de escritores alumbrados
por su propia ambición. El goza solo,
camina hasta el crucero,
quedándose la vida
a la distancia fría que merece.
La historia añade cartas desde entonces,
y el monasterio muda
cada noche su piedra envejecida,
dejando al descubierto
unos pasos de luna por el claustro.



Poema En La Morada De La Luz Escribo… de María Sanz



En la morada de la luz escribo,
con una transparencia contenida
que me hace hueco, que me desenvuelve
de tanta noche cruel y su amenaza.
Voy de camino, siempre voy, a solas
por las estancias donde iba antes
de saber que ya no tengo regreso.
En la morada de la luz, del cálido
perfume que conforta mis poemas,
escribo hacia delante, como vivo.



Poema El Muro de María Sanz



Cada día renace tu esperanza,
tras unos golpes secos contra toda
su inútil e invisible consistencia.
Cada noche lo ves más elevado,
desafiando tu vida, y te maldices
porque eres incapaz de destruirlo.
Mientras el tiempo pasa, van cayendo
las hojas y la nieve, no sus piedras.
Cada día golpeas en el aire
tras sentir que eres tú quien se derrumba.



Poema El Hombre Que Resiste de María Sanz



El hombre que resiste
es menos infeliz, acusa poco
la llegada del mal a sus dominios,
ignorando si hay viento
de levante o poniente,
o si en sus tentaciones
ha crecido la hierba.
Cuántas veces el cuerpo está llagado
hasta el punto de ansiar la sepultura.
Pero nada termina
por derrotar al hombre
que ha visto su victoria ya de lejos,
aunque apenas le queden
fuerzas para arrancarla al enemigo.
Cuántas veces la débil naturaleza sirve
de escudo atemperado
contra alguna supuesta rebeldía.
Pero aquél que resiste llega a vivir del todo,
enraizado en la oculta verdad que le define.



Poema Duro Es Sentirse Humana… de María Sanz



Duro es sentirse humana a cada instante,
cuando se cruzan límites amargos
y hay que volver al punto de partida,
verso tras verso, con las alas rotas.

Y al ir hacia un paréntesis, te acuerdas
de que tienes un cáliz esperándote,
porque vivir es cosa de unos pocos
y tú sólo conoces lo imposible.



Poema Del Propio Ser de María Sanz



Es la segunda vez.
Como temblor de muerte,
azul de despedida,
sendero para un viento que destierra.

Ausencia y abandono
del propio ser. Locura sosegada
moviendo sus océanos.

Como ráfaga eterna,
como alas de mármol,
final para volver, ya sin principio.
Es la segunda vez que nace el cuerpo.



Poema Corral De Los Olmos de María Sanz



Tarde será cuando tu voz se filtre,
almuédano, a través de estas paredes.
Tarde será, porque la nada lenta
y descarnadamente habrá vencido
lo que pudo habitar en mis entrañas
sin yo reconocer más que su lumbre.

Por muy tarde que sea, todavía
permanece el olor de la alhucema
que él derramó en mi piel para más gozo,
para aromar lo triste de perderle.

Almuédano, silencia este momento,
no anuncies que la luz está llegando.
Y si piensas que vas a condenarte
por no decir a tiempo tu plegaria,
tranquilízate. Puede que algún día
nos veamos los dos en el infierno.



« Página anterior | Página siguiente »


Políticas de Privacidad