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Poema La Estatua de María Sanz



A un paso de la vida te sitúas.
Tienes la pierna adelantada, el busto
semidesnudo, pero el tiempo impide
que cruces unos límites, que huyas
en su nombre. Tan sólo estás a un paso
de conocer tu territorio. Sientes
tu soledad de mármol enclaustrada
entre el viento y la lluvia. Ah, si el tiempo
pasara por ti misma, liberándote…



Poema Junio de María Sanz



Y llegará el verano.
Yo sé que va a llegar,
con su espejismo
de nieve atravesando mis desiertos.
Será un verano umbroso,
con sol agonizante,
cuyos rayos
abrazarán la antigua
figura de quien tuvo
vientos para azotar múltiples alas,
pero que e estremece
al ver su tempestad a ras de tierra.
Verano
más cerca de la vida
que del tiempo.
¿Habrá espigas que doren su llegada?



Poema Hombres Al Natural de María Sanz



Son seres grises,
inequívocamente masculinos,
que lo mismo me envían
algún ramo de rosas
con cuatro plenilunios de retraso,
que intentan sorprenderme
al llegar en su lata
(léase coche) último modelo
donde se sienten mágicos.

Seres brillantes,
portadores de un agua de colonia
que anuncia su presencia
con cuatro primaveras de adelanto;
hombres al natural, de calle y riesgo,
que buscan evadirse
llevándome a cenar. Puedo ingerirlos
antes de que caduquen,
pero se me indigestan
media hora después, y no merece
la pena estropear esa velada.

Madre Naturaleza,
los pones a mi alcance, y agradezco
tus sabias intenciones.
Pero yo siempre he sido
inequívocamente femenina,
y declaro ante ti que cada vez
es mayor la distancia que nos une.



Poema Duro Es Sentirse Humana A Cada Instante de María Sanz



Duro es sentirse humana a cada instante,
cuando se cruzan límites amargos
y hay que volver al punto de partida,
verso tras verso, con las alas rotas.

Y al ir hacia un paréntesis, te acuerdas
de que tienes un cáliz esperándote,
porque vivir es cosa de unos pocos
y tú sólo conoces lo imposible.



Poema Calle De La Guadaña de María Sanz



Una verdad me sigue por la calle.
Casi roza su sombra con la mía.
Oigo cómo se enreda
entre las buganvillas, cómo gime
implorando el abrazo de las tapias
hasta caer inerte sobre el suelo.

Dios mío, si es posible,
pase de mí su rostro,
este encuentro con ella a vida o muerte,
la tristeza tan larga que me augura.

La calle se hace ahora más estrecha,
más húmeda y extraña. Continúan
goteando su livor las buganvillas.
Vuelvo la vista atrás. Allí está ella,
erigida en el tiempo, modelada
por caricias. La miro.
Es sólo mi reverso.



Poema Argonauta de María Sanz



Intrépido muchacho
aquél… Buscó mi templo
entre cientos de islas
para verme de cerca,

por saber si era cierto que yo estaba
desnuda entre unas míticas columnas
cuyo blancor se alzaba sobre el índigo
sereno de las olas.

Bello muchacho aquél… Rozó mis piernas
que ardían con el sol, tentó mi talle
ceñido por la brisa, y en mis manos
sus dorados cabellos se prendieron.

Dulce muchacho aquél… Llegó a dormirse
junto a mi pedestal, mas con el alba
-siempre hay un alba-, regresó a su nave.

Nunca se han explicado los arqueólogos
estas huellas extrañas
en mi cuerpo de mármol.



Poema Apunte Cotidiano de María Sanz



Esto que escribo ahora es un minúsculo
ensayo de mi vida,
solamente un intento
de llamar a las cosas por su nombre,
a los días de luz por su tristeza.
Esto que escribo ahora no tendría
la menor importancia, si no fuese
porque hay alguien que sigue
siendo mi punto de partida, el punto
que pongo en tantas ies como quedan
en pie tras un amago
de libertad con él, tras este intento
de ensayarme en su ausencia de mi vida.



Poema Anónimo de María Sanz



Porque el destino mira siempre al frente,
porque los cuatro puntos desleales
de mi vida se pierden en un mapa
cada vez más pequeño, yo diría,
aprovechando que no me oye nadie,
unas palabras, una frase, algo
más que esos versos. Porque si el destino
es una línea recta, si hay un norte
orientado a las luces de poniente,
yo quisiera decir o ser el eco,
tan sólo el eco ya, de algún poema,
aprovechando que no lee nadie
en este libro abierto de mi vida.



Poema Al Filo Del Alba de María Sanz



La cal de las paredes
resbala por el aire.
El azulejo enmarca
peregrinos destellos.
Todo está en calma ahora.
Una extraña tiniebla
envuelve los perfiles
nocturnos. Cada instante
que pasa, resucita
convertido en recuerdo.

Pero toca a su fin tanta dulzura
cuando, al filo de alba,
me desatas de ti calladamente.



Poema Un Remanso Del Arno de María Sanz



Al llegar a Florencia, se entrelazan
luminosos recuerdos con vivencias
de cercana ebriedad. Transcurre el día
plasmado en asimétricos espejos
que un remanso del Arno desdibuja.
Al llegar o al partir, qué importa entonces
si atraviesan el tiempo las palomas
del alma… Quiero aquí bajar mis ojos
al húmedo cristal donde se funden
un escorzo, una cúpula, un ducado.



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