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Poema Mi Amor Es Como Un Rio Caudaloso de Gioconda Belli



Chorreándose en el cuerpo de mi hombre,
mi amor toca tambor y flauta
en las montañas de mi tierra,
dispara con ametralladora
su descarga de besos.
Es un amor de guerra
con «adiós» y «nos vemos»
un amor con señales de humo
-a lo lejos-
un amor para llevarse en mochilas
para andar clandestino
por ciudades y valles.
Es un amor para cantar victoria,
para llorar heridos
y aprender de derrotas.
Mi amor es bien contento
aunque -a veces- me haga brotar el llanto
es grande como la esperanza
y el valor de mi pueblo;
tiene olores de finca
huele a tierra mojada y campo.
Mi amor es fiero,
ardiente como la libertad,
no conoce de tiempo,
anda dentro de mí
desbocado y rebelde.
Me ha llenado de luz
y lo llevo cargado como un fusil al hombro
lloro y río por él
por este amor hermoso,
claro, como tus ojos.



Poema Mayo de Gioconda Belli



No se marchitan los besos
como los malinches,
ni me crecen vainas en los brazos;
siempre florezco
con esta lluvia interna,
como los patios verdes de mayo
y río porque amo el viento y las nubes
y el paso del los pájaros cantores,
aunque ande enredada en recuerdos,
cubierta de hiedra como las viejas paredes,
sigo creyendo en los susurros guardados,
la fuerza de los caballos salvajes,
el alado mensaje de las gaviotas.
Creo en las raíces innumerables de mi canto.



Poema Milagros de Gioconda Belli



En la pantalla -mi telescopio hacia el cosmos-
-mi red de atrapar palabras-
aparece un nombre.
Alguien pensó en mí hoy. Allá lejos.
Un mensaje palpita intermitente frente a mí
como un pequeño corazón azul.
Quién te hubiese dicho Flaubert
que tu correspondencia con George Sand
pudo haber sido inmediata.
Nada de escribir a la luz de las velas.
o esperar al caballo o al cartero.



Poema Menopausia de Gioconda Belli



No la conozco
pero, hasta ahora,
las mujeres del mundo la han sobrevivido.
Sería por estoicismo
o porque nadie les concediera entonces
el derecho a quejarse
que nuestras abuelas
llegaron a la vejez
mustias de cuerpo
pero fuertes de alma.
En cambio ahora
se escriben tratados
y, desde los treinta,
empieza el sufrimiento,
el presentimiento de la catástrofe.

El cuerpo es mucho más que las hormonas.
menopáusica o no,
una mujer sigue siendo una mujer;
mucho más que una fábrica de humores
o de óvulos.
Perder la regla no es perder la medida,
ni las facultades;
no es meterse cual caracol
en una concha
y echarse a morir.
Si hay depresión,
no será nada nuevo;
cada sangre menstrual ha traído lágrimas
y su dosis irracional de rabia.
No hay pues ninguna razón
para sentirse devaluada.
Tirá los tampones,
las toallas sanitarias.
Hacé una hoguera con ellas en el patio de tu casa.
Desnudate.
Bailá la danza ritual de la madurez.
Y sobreviví
como sobreviviremos todas.



Poema Muy Graciosa Es La Doncella de Gil Vicente



Muy graciosa es la doncella,
¡cómo es bella y hermosa!

Digas tú, el marinero
que en las naves vivías,
si la nave o la vela o la estrella
es tan bella.

Digas tú, el caballero
que las armas vestías,
si el caballo o las armas o la guerra
es tan bella.

Digas tú, el pastorcico
que el ganadico guardas,
si el ganado o los valles o la sierra
es tan bella.



Poema Mi Mal de Gertrudis Gomez De Avellaneda



En vano ansiosa tu amistad procura
adivinar el mal que me atormenta;
en vano, amigo, conmovida intenta
revelarlo mi voz a tu ternura.

Puede explicarse el ansia, la locura
con que el amor sus fuegos alimenta…
Puede el dolor, la saña más violenta,
exhalar por el labio su amargura..

Mas de decir mi malestar profundo,
no halla mi voz, mi pensamiento, medio,
y al indagar su origen me confundo:

pero es un mal terrible, sin remedio,
que hace odiosa la vida, odioso el mundo,
que seca el corazón…¡En fin, es tedio!



Poema Mientras De Luz Y De Esperanza Herido de Germán Bleiberg



Mientras de luz y de esperanza herido
mi corazón te piensa y te edifica,
un llanto luminoso purifica
tu cielo claro en claridad crecido.

Las aves hacia ti me han conducido,
cuando el silencio el cántico amplifica,
que en ti las luces íntimas explica,
y esta pasión, primaveral latido.

El alma te construye entre azucenas
sobre el paisaje que la brisa hiere,
donde los aires tiemblan en tu ensueño.

Tu nombre vivo fluye por mis venas,
y toda mi nostalgia te prefiere
en la espiga y la hierba de mi sueño.



Poema Madrigal de Gerardo Diego



A Juan Ramón Jiménez

Estabas en el agua
Estabas que yo te vi

Todas las ciudades
lloraban por ti

Las ciudades desnudas
balando como bestias en manada

A tu paso
las palabras eran gestos
como estos que ahora te ofrezco

Creían poseerte
porque sabían teclear en tu abanico

Pero

No


no estabas allí

Estabas en el agua
que yo te vi



Poema Músculo Débil, Jazz de Genaro Ortega Gutiérrez



Al cabo de los años
seres milagrosos e inexplicables
se te han hospedado en la memoria,
más allá de las apariencias,
más allá de las convenciones sociales.
Ellos son, a menudo,
el fondo mismo de «los inconvenientes»,
los álamos que han dejado
su pompa y su circunstancia al margen
y te inyectan el deseo
de inmortalizar los viejos héroes
del día.
Lo cual no obsta
para estar dispuesto a mascar las raíces
de unas páginas admirables,
tan ajenas y a la vez tan próximas:
partículas elementales de la mañana estéril.
Te refieres
a la pescadilla que se muerde la cola,
todavía,
al cabo de los años.



Poema Monotonía Del Tacto de Genaro Ortega Gutiérrez



Nada, o muy poco,
trae consigo esta lluvia.
Un almanaque
de recuerdos que has logrado convocar, envilecido,
en lo magnético y lo geométrico
del pequeño jardín,
bien medido, bien rimado.
(Cada teoría tiene
su arquetipo,
al que presta su justa encarnadura la fatiga,
la ebriedad,
el terciopelo
de algunas rosas).
Todo por abandonarse
a la deriva de los elementos,
al índice de la flecha,
sin ningún reparo ocasional,
con fiebre, con ansia de gloria.
Tu ebriedad
es tu música, tu adjetivo.
Los porcentajes vienen a tener un fin idéntico:
confesar el horror
ante los intersticios del ser,
los flacos hemistiquios de la memoria
y las gotas.
Juegas
a dejarte libre.
Ellas te van conduciendo.



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