poemas vida obra luciano castanon

Poema Calles de Luciano Castañón



Calles, callejuelas tristes
en las que todo es vereda.
Encuentras la que no buscas
y buscas la que no encuentras.

Entra, tú, mira qué nombres:
Tránsito de las Ballenas,
Virgen de la Soledad,
el Callejón de las Fieras.

Si los quieres religiosos
hay Las Cruces y el Rosario;
belicoso: Artillería;
la Corrada es asturiano.

Calles trazadas por un
delineante loco que
tras reír su locura
innominado se fue.

Sube, baja, tuerce el pie
no hay iguales ni dos losas
ni dos casas. Con las nasas
no se cazan mariposas.

Callejuelas, callejones
de Cimadevilla,
que atenazáis corazones.



Poema Ave de Luciano Castañón



Pico de limón y garfio.
¿Por qué tan recelosa de lo humano?
Miro su testa curva y blanca, gris o parda
con laterales ojos avizores.
Se inquieta ante el supuesto daño
y en su soledad permanece taciturna y quieta.
Tragona; huraña; insolidaria.
Sobre la cúpula de la capilla :
vital, monjil veleta.
Cochina blanqueadora de tejados.
Movediza geometría
?en aleteo vespertino y lento?
hacia el dudoso mar incierto.

Esta ave comedora de despojos
que a veces en la turbia agua del muelle
su curvatura flota,
?o sobre una boya se mece?
es la gaviota.



Poema Ancianos de Luciano Castañón



Ignoran los problemas esenciales.
Vivir es vegetar. La Cofradía
regala a los jubilados el día
de la Patrona distintos vales

que se pueden canjear por unos reales
hechos bollo y vino. La anarquía
duerme entonces como dormiría
un enfermo inyectado por sus males.

Nada. Aire. La vejez los invade
como el corte de secular guadaña
que cercenara sus preocupaciones.

Es barato el engaño del cofrade:
«Te soleas, ríes y vives». Daña
mirar tan inservibles corazones.



Poema Alba Y Pez de Luciano Castañón



De madrugada es cuando el borracho
cruza su vaivén en la calle pina
con el adormilado marinero
que va en busca del alba y la sardina.

Alba que irremediablemente llega
?ya cobre de sol ya tristura gris?,
desperezando suave al nuevo día
?nodriza de las dudas del vivir?.

No tan indefectible es el pez que
ansia el marinero desvelado,
pez en plural, pez agónico en el
aire que lo ve renacer atado
a una muerte de mil rebrillos húmedos
apagando su vida en los espasmos.



Poema A Veces, En Primavera de Luciano Castañón



A veces,
cuando atardece el cielo en primavera
surge como un sobrecogido y mágico
clarinazo en todo el barrio
rasgando la alegría prisionera.
Es que el seno de las barcas
llegó pleno, fúlgido de coletazos
y boqueadas agónicamente ávidas.

(En las calles
reinaba aún el vacío de la espera.
El vasto vocerío enmudecía
y sólo los niños en sus juegos
modelaban su inconsciente voz de fresa.
Era la amada hora de la precena.)

Los hombres que descansen o que beban.
Las mujeres…
Un oloroso, cocineril humo
?vaharadas de peces fritos?
brisea por las ventanas
o se comba denso fuera de las chimeneas.

Cuando se vaya ?hoy?
el liviano sol que alivia penas,
la noche remunerada de las personas
será una hoguera.
A veces, en primavera…



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