poemas vida obra luciano castanon

Poema Barca Nerudiana de Luciano Castañón



Barca, aunque tu quilla quebró el agua,
hoy varada permaneces
porque el tiempo imperturbable
pasa.

Mientras el patrón que estrenas
embadurna la comba a estribor de tu cadera,
evidencias en la rambla
tu suciedad destartalada.

Fíjate, hay a tu vera
hombres
que te ofrendan sus miradas
y palabras elogiando
tus venturosos días,
?cuando volabas?.

Ponte seria y vanidosa
porque trasciendes importancia
pese
a tu valor misérrimo en monedas,
a tu borda mordiscada
ya las ranuras ?cuchillos de luz?
que agrietan la curva de tu panza.

Sin toletes, sin timón. ..
pero con corazón y alma.

Residual barca en paz
que alimentas la esperanza
de tu casi mendigo nuevo dueño,
mereces ?aunque no pesques, aunque naufragues?
una oda nerudiana;
dada tu inevitable muerte
(si el patrón quisiera ver
vería que es evidente),
¿hallarás quién te la haga?



Poema Viejas Y Colegiata de Luciano Castañón



Mujeres no tan viejas
como la erosión inmemorial de tus sillares,
Colegiata vieja;
mas sí tanto como las indefectibles viejas
acuclilladas en el escalón
de tu siempre ¿por qué? cerrada puerta.

Fuman a veces como fieras,
dando viabilidad de huída al humo
su sumida desdentadura
?por la forzada desdentadura
de sus faltriqueras?.
Agudo es el ángulo de sus rodillas
porque no estiran las piernas.
También su brazo se geometriza
doblando el codo y la muñeca;
está aquél muy al sur de la mano
que, plegada, sostiene el serio sur de la cal
Pueden escupir chanzas,
y la ofensiva gracia,
pero, eso sí,
siempre latirá en las viejas
la pesadumbre abisal de su pobreza.
«Quiero y no puedo».
(Parece que sólo pueden
las que por dinero
tienen ganado el cielo.
Y a veces pasan cerca.)



Poema Un Hombre de Luciano Castañón



Con qué precisión de troquel me hablas, hombre
Sabes de la mar salada
más que el Emperador Celeste,
más que los Coleccionistas,
más que los Catedráticos,
más que los Buzos y Directores de Museos;
también más que las gaviotas
que en el mar deyectan, comen, duermen.

Continúa, continúa transvasándome
tu sabiduría marinera.
¡Qué elocuencia resbaladiza de pez!
¡Qué hábitos marisqueros me descubres!

Como tu piel,
tienes los ojos atezados de conocimientos
misteriosos para mí.
No te afeites; es igual.
Ahora vuelve a contarme
lo de la lapa y el camarón
su lucha, esa rabiosa y continua pelea
de los seres húmedos que como en la tierra
huyen, abusan, se esconden,
matan con recochinamiento.

Pero calla un instante, hombre
Y déjame pensar.



Poema Red de Luciano Castañón



?Arría, chacho.
y desciende la red hasta el panel.
?Va boya.
Preludia el va boya la saliente cuerda
donde el corcho se ha de atar.

Quedas plegada en el fondo,
arrebujada como un monstruoso gato, red
Del puerto zarpas hacia el dudoso mar.

Reposan las manos en la espera inquieta
avizorando el instante huidizo y breve
en que el horizonte decapite el sol
para alertadamente
nerviosa deslizarte vertical,
sorbiendo entonces tus escaques
todo el agua y sal del mar .
Ha de ser cuando el sol expire;
sólo entonces descenderás
porque en ese sincronizado y efímero momento
si es posible que la sardina rauda
sature de aprisionadas agallas
la red de Cimadevilla.

La mirada de la red
?ojos en rombo?
puede quedar vacía,
pero si el azar del mar es bondadoso
y conduce bien la manada de sardinas
entonces:
¡Izad la red, marineros,
que está llena de alegría!



Poema Otros Poetas de Luciano Castañón



Cimadevilla, ¿qué hubieran dicho de ti
Antonio y Nicolás,
Manuel del Cabra! y Blas
si hubieran en ti vivido
y probado lo que das?

Digo: empapándose de lo salobre,
de seres riendo sus miserias en tandas,
de calles pinas, ropas azul mahón
?desteñidas, desflecadas?
o colgando en galerías
como banderas humanas.
Digo, Cimadevilla,
si ellos hubieran henchido sus venas
de mástiles y canciones,
del dispendio de tus hombres
?hormigas, fatalistas o rebeldes?
gastando lo que no tienen:
dinero;
pero humor, humor negro,
de eso si están nutridos
(se lo aseguro yo a los nombres
de los hombres que arriba cito ).

Hay poetas que cantan a la luna,
al jilguero y a la flor,
pero que asimismo dicen, o piensan:
«Si otros hombres sufren es como si sufriera yo».



Poema Otros Bares de Luciano Castañón



Ahora es diferente. Las tabernas
genuinas quedaron desbordadas
por bares de paredes decoradas
y asientos para incomodar las piernas.

En la noche, parejas nada eternas
perseguidas por las ciegas miradas
de otros, presentidamente envidiadas
por el futuro goce. Las alternas

canciones culebrean las gargantas
mientras las vibrátiles lenguas rosas
?o beodamente oscuras por tantas

libaciones? se mueven perezosas
o dulcemente bondadosas.
Santas
parecen los sábados las cosas.



Poema Niños de Luciano Castañón



Lisa, lisa es la barriga que enseñáis;
os la tiñe o lame el sol,
ese sol que se incrusta en la angostura de las canes
iluminando vuestros sexos,
sexos que por infantiles y opuestos
hacen la delicia locuaz y procaz de tantas madres.

Niños,
testarudos o sonrientes, jugáis
moviendo vuestras tiernas piernas de alambre.
y con indiferencia paladina,
niños de Cimadevilla,
mostráis el culo al aire.



Poema Nana Marinera de Luciano Castañón



?Mueve mi madre
esta mi cuna.
El mar da miedo,
quiero laguna.

Duérmete nena
de Cimavilla;
tu padre boga
al son de quilla.

La caracola
suena en la playa;
mueren tus ojos,
la boca calla.

?No cantes madre
la asturianada,
dime la nana
de la alborada.

Marea que sube,
marea que baja;
tu sueño es
suave mortaja.

Párpados quietos,
ala que duerme,
tu cara besa, nena,
marisco verde.

?Venga mi padre
de la mar, ea;
traiga su vida
y que me vea.

Nana marina
que alivia penas;
velan las madres,
sueñan las nenas.

La niña duerme.
Lecho de red.
Frágiles hálitos.
Boca de pez.



Poema Muelle de Luciano Castañón



El corazón sobre los hombros
por la tristeza de las adensadas nubes
y el monótono entrechocar de hierros;
por la alta pesadumbre en el todo muelle
en el cargador,
en el marinero,
y tanta en mí;
en el cielo y en el suelo.
Tú, muelle,
muelle solo y mañanero,
iza bandera, hiéndeme tu arpón,
aviva la politonía
de tus panzudos barcos:
negro mortuorio, blanco
sucio, rojo de macelo,
casi verde en el fondo.
Muelle,
agua puerca de turbia gelatina
en sucísimo balanceo;
gaviotas sombras deslizándose
?carroña en los picos curvos
y alas escoradas geometrizando el aire ?;
olor a pinos,
a carbón,
podrido olor;
sabor a red salada,
a grúa;
olor con sabor;
gustoso asco podrido.



Poema Mi Padre No Era Marinero de Luciano Castañón



Recuerdo con amoroso dolor
la dilapidación tonta
del obrero sonriendo
?sábado y domingo?
la miseria de su sueldo.

Me apenan los nueve duros
semanales
?por el año treinta?
de mi padre.

Si unos quisieran
ver su desvergüenza
y otros comprender
el sentido de su miseria…

Cuando las adormideras
son rotas
?hirviente el corazón y cálida la garganta?
es consecuente que la sangre corra.

A veces en Cimadevilla
vive un obrero que no es marinero



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