poemas vida obra julio leite

Poema Cordillera Fueguina de Julio Leite



Esta potranca azuleja
con remos de piedra
atraviesa corcoveando
el gélido potrero
de la tierra,
bellaquea
entre fuegos y amarillos,
para hundir al final
cascos,
hocico,
lomo,
cola,
en el mar de los olvidos.



Poema Cómo Hacer Un Barco de Julio Leite



Arranque sus costillas
y esternón,
construya las cuadernas,
ponga su alma
de mascarón de proa,
extienda sus ganas
como velas,
gane el viento
que le deben
y llore, luche, ame,
mate, llore, luche,
hasta hacer el mar.



Poema Carta A Luci de Julio Leite



El canario canta
y por sus trinos
sólo logra rejas.
El hornero
no canta,
trabaja el barro
con plumitas
y pasto
hasta lograr la casa
y cielo al viento
encuentra abrigo
para los suyos.
El cóndor
nos vuela el continente
y es América con alas…
luego están los tordos
?roban nidos y graznan?
los caranchos
?comen carroña
y saltan?

Nosotros
los creadores y artistas
nos parecemos
demasiado a los pájaros,
creo que lo mágico
es mezclar
algunas plumas,
ser canario
y cantar alto
a pesar de las rejas,
barro bueno es el canto
que construye casas
como el hornero.
Ser un cóndor en vuelo
sobre América
libre de migajas…
si no nos proponemos
esa magia
seremos
tordos
caranchos
podredumbre con alas.



Poema Brindis de Julio Leite



Cuando me caigan
las lágrimas,
seguro que el papel
que sostiene
estas palabras
llorará pescaditos de tinta,
que a tristes coletazos
remontarán la meseta
de esta mesa
y escama por escama
construirán el río,
?pongámosle un nombre?
olvido.
Y allí deshojarán
pececitos de luz…
Salud,
en esta ginebra
me bebo un cardumen de vida
y lloro.



Poema Aceite Humano de Julio Leite



Aquí
sobre la noche
y sus virtudes
deambulo
en estas líneas
pensando en tu prometido
cielo de caricias,
y ya no puedo escribir
tanta poesía
porque escribir poesía
es tratar de encontrarla
y yo
eterno navegante
de silencios,
triste habitante
del vacío y del miedo
al fin he hallado
la palabra.
Al abrazarte compañera
y sentir que te quiero
he encontrado el poema.



Poema A Miguel Trafipán de Julio Leite



Aparceló su corazón
en diez tremendos corazones
y los trasladó
por el río bueno
de sus brazos
hasta ese mar
de madera y cuerdas
que resuena
en la luna hueca
de su centro.
Será por eso
que las yemas
de sus dedos
y sus uñas
?armaduras sensibles?
Laten, gritan,
lloran, ríen…
Ya no distingo
cuerpos,
formas,
sólo siento a Miguel,
madera nuestra.



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