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Poema La Muerte Es Una Madre Nuestra Antigua de Juan Ramon Jimenez



La muerte es una madre nuestra antigua,
nuestra primera madre, que nos quiere
a través de las otras, siglo a siglo,
y nunca, nunca nos olvida;
madre que va, inmortal, atesorando
?para cada uno de nosotros sólo?
el corazón de cada madre muerta;
que esta más cerca de nosotros,
cuantas más madres nuestras mueren;
para quien cada madre sólo es
un arca de cariño que robar
?para cada uno de nosotros sólo?;
madre que nos espera,
como madre final, con un abrazo inmensamente abierto,
que ha de cerrarse, un día, breve y duro,
en nuestra espalda, para siempre.



Poema La Muerte Es Sólo Un Reposo de Juan Ramon Jimenez



La muerte es sólo un reposo,
más que el sueño. De ella, un día
?¡aurora augusta y completa!?,
saldremos fuertes, exactos,
para un vivir tan eterno
como ella,
para un trabajo inmortal.



Poema La Muerte Es El Reposo de Juan Ramon Jimenez



La muerte es el reposo,
del día de la vida;
para que despertemos descansados
en el día total del infinito.



Poema La Memoria de Juan Ramon Jimenez



¡Qué tristeza este pasar
el caudal de cada día
(¡vueltas arriba y abajo!),
por el puente de la noche
(¡vueltas abajo y arriba!),
al otro sol!
¡Quién supiera
dejar el manto, contento,
en las manos del pasado;
no mirar más lo que fue;
entrar de frente y gustoso,
todo desnudo, en la libre
alegría del presente!



Poema La Hora de Juan Ramon Jimenez



Cada minuto de este oro
¿no es toda la eternidad?

El aire puro lo mece
sin prisa, como si ya
fuera todo el oro que
tuviera que acompasar.

(¡Ramas últimas, divinas,
inmateriales, en paz;
ondas del mar infinito
de una tarde sin pasar!)

Cada minuto de este oro
¿no es un latido inmortal
de mi corazón radiante
por toda la eternidad?



Poema La Fusión de Juan Ramon Jimenez



Al amanecer,
el mundo me besa
en tu boca, mujer.



Poema La Fiesta de Juan Ramon Jimenez



Todos los días yo soy
yo. Pero ¡qué pocos días
soy yo!

Todos los días el cielo
vive en mis ojos. Mas ¿cuándo
es dios?

Todos los días me hablas.
Y ¡qué pocas veces oigo
tu voz!



Poema La Espada de Juan Ramon Jimenez



¡Qué confiada duermes
ante mi vela, ausente
de mi alma, en tu débil
hermosura, y presente
a mi cuerpo sin redes,
que el instinto revuelve!

(Te entregas cual la muerte).

Tierna azucena eres,
a tu campo celeste
trasplantada y alegre
por el sueño solemne,
que te hace aquí, imponente,
tendida espada fuerte.



Poema La Copa Final de Juan Ramon Jimenez



Contra el cielo inespresable,
el álamo, ya amarillo,
instala la alta belleza
de su éstasis vespertino.

La luz se recoje en él
como en el nido tranquilo
de su eternidad. Y el álamo
termina bien en sí mismo.



Poema La Ausente de Juan Ramon Jimenez



Cierra, cierra la puerta,
como a ella le gustaba…
¡Que se encuentre a su gusto
su recuerdo!



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