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Poema Alondras Que Mueren Deslumbradas (i) ¿pero Dónde… de Jorge Fernández Granados



¿Pero dónde, dónde has de compartir mi nada, mi momento
de magia novicia del humo que en vilo remontará
la altura fehaciente de los universos? ¿Dónde el secreto
azaroso de mis restos moverá un espasmo al pasar
como caricia sin víspera tus desahogados cabellos?
¿No hay en el amor una danza que sugiere el más allá?
¿Eres sólo estatua de ritmos, hielo espléndido de un cuerpo
que mis manos nombran en el tacto y elevan en su fuego?



Poema Alondras Que Mueren Deslumbradas (i) Opaca Carne… de Jorge Fernández Granados



Opaca carne, diaria chispa, ven en la hora de la muerte.
Devórame sin paz donde del éxtasis la brava lengua
se entreduerma gigante e inalcanzable. Sangre que arremete,
asalta el molino de voces que aprieta mis mudas venas
para rezumar el licor de la fragancia que perece.
Carne anonadada, furtiva combustión de madreselvas,
hoguera lenta del asombro, de la ociosa arquitectura:
déjame beber en tus hechizos los signos de la luna.



Poema Alondras Que Mueren Deslumbradas (i) Corazón Tan Astuto… de Jorge Fernández Granados



Corazón tan astuto del placer, que inocula y engaña
la estricta soledad de los amantes con su raro bálsamo,
con su minuciosa muerte de caricias y blandas brasas.
Placer casi sumiso y siempre inabatible, despojado
de sí mismo, preñado de vacío, furor que escapa,
que reclama su tormento de fugacidad en lo amargo
más amargo de la espera hacia la muerte: licor de todos
–corazón astuto del placer–, licor de los siete rostros.



Poema Alondras Que Mueren Deslumbradas (i) Carne De La Fiebre… de Jorge Fernández Granados



Carne de la fiebre diminuta donde el rencor olvida,
tierra al fin donde medra el regocijo austero del amor,
cien veces herida por la eternidad, larva fugitiva,
cien veces cien más en el centro de un insaciable sabor.
No me acompañes a la muerte, carne, extingue mi semilla,
quema en el bostezo de una remota playa mi calor:
déjame volver hasta el silencioso lecho de la arena
y olvídame (helado hilo de viento), si aún estoy en vela.



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