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Poema Hombres Que Me Servisteis De Verano de Carilda Oliver Labra



Ése que no dejó de ser mi amante
y al que le debo siempre sepultura,
uno a quien nunca quise lo bastante;
aquél, obra de sueño, conjetura…

Alguien que jugó a nada y tuvo suerte,
otro que no ha venido de la guerra,
éste donde converso con mi muerte
porque me lo disputa hata la tierra.

¡Salid de la memoria evocadora
con vuestro amor, pues tengo frío ahora!
Sabed todos que os llevo de la mano.

Vuestras sombras estallan como un mito
de vez en cuando aquí. Sois lo bendito,
hombres que me servisteis de verano.



Poema Habla El Amor de Juan Ruiz, Arcipreste De Hita



»Si quieres amar dueñas o a cualquier mujer
muchas cosas tendrás primero que aprender
para que ella te quiera en amor acoger.
Primeramente, mira qué mujer escoger.

»Busca mujer hermosa, atractiva y lozana,
que no sea muy alta, pero tampoco enana;
si pudieres, no quieras amar mujer villana,
pues de amor nada sabe, palurda y chabacana.

»Busca mujer esbelta, de cabeza pequeña,
cabellos amarillos, no teñidos de alheña;
las cejas apartadas, largas, altas, en peña;
ancheta de caderas, ésta es talla de dueña.

»Ojos grandes, hermosos, expresivos, lucientes
y con largas pestañas, bien claros y rientes;
las orejas pequeñas, delgadas; para mientes
si tiene el cuello alto, así gusta a las gentes.

»La nariz afilada, los dientes menudillos,
iguales y muy blancos, un poco apartadillos,
las encías bermejas, los dientes agudillos,
los labios de su boca bermejos, angostillos

»La su boca pequeña, así, de buena guisa,
su cara sea blanca, sin vello, clara y lisa;
conviene que la veas primero sin camisa
pues la forma del cuerpo te dirá: ¡esto aguisa!
[…]



Poema Hombre de Blas De Otero



Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.

Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.

Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser ?y no ser? eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!



Poema Hija De Yago de Blas De Otero



Aquí, proa de Europa preñadamente en punta;
aquí, talón sangrante del bárbaro Occidente;
áspid en piedra viva, que el mar dispersa y junta;
pánica Iberia, silo del sol, haza crujiente.

Tremor de muerte, eterno tremor escarnecido,
ávidamente orzaba la proa hacia otra vida,
en tanto que el talón, en tierra entrometido,
pisaba, horrible, el rostro de América adormida.

¡Santiago y cierra España! Derrostran con las uñas
y con los dientes rezan a un Dios de infierno en ristre,
encielan a sus muertos, entierran las pezuñas
en la más ardua historia que la Historia registre.

Alángeles y arcángeles se juntan contra el hombre.
Y el hambre hace su presa, los túmulos su agosto.
Tres años y cien caños de sangre Abel, sin nombre…
(Insoportablemente terrible es su arregosto.)

Madre y maestra mía, triste, espaciosa España,
he aquí a tu hijo. Úngenos, madre. Haz
habitable tu ámbito. Respirable tu extraña
paz. Para el hombre, Paz. Para el aire, madre, paz.



Poema Helena de Gabriel Ferrater



Cumples veinte años, Helena.
Vienes de donde no recuerdas,
miras adelante,
y quieres hacer una sola
limpia transparencia
de los millares de vidrios
(uno tras otro)
que son días tuyos
por donde mirarás
cómo se te abre el tiempo.
¡Tan fina, la curva
del cuervo que se aleja
al sesgo por el cielo,
y decanta los árboles
haciendo un orden nuevo
con el campo y la tarde!
Corta tú como él
azul y tiempo y mundo,
siguiéndolo con la vista
por muchos años, Helena,
muchacha de largo cuello,
tú que ríes alto
y siempre te decantas
un poco, a la derecha,
a la izquierda, y ahora
(tienes veinte años) dispones
para tu balance
las líneas del mundo
con todo lo que es viejo
(como quien dice yo).

Versión de José María Valverde



Poema Hoguera De Silencios de Blanca Varela



hoguera de silencios
crepitar de lamentos
por el camino de la carne
sangre en vilo
se llega al mundo

así alumbra su blanco la tiniebla
así nace la interminable coda
así la mosca desova en el hilo de luz

la tierra gira
el ojo de dios no se detiene
qué haríamos pregunto
sin esta enorme oscuridad



Poema Hay Un Lenguaje Sagrado de Blanca Mateos



hay un lenguaje arcano
que silenciosamente se murmura con la yema de los dedos

hay un lenguaje secreto
que tenuemente se pronuncia en el desliz de una mirada

hay un lenguaje cifrado
que veladamente se habla en la camaradería de las palabras

hay un lenguaje profano
que suavemente se declama al estremecerse el cuerpo

hay un lenguaje sagrado
que sólo nosotros comprendemos



Poema Hombres De Los Océanos de Blanca Andreu



A Miguel Lodeiro

Navego
sobre trigo celeste
entre hierbas azules por los campos marinos.
Aquí son gaviotas las tórtolas
y el mirlo, cormorán.
Los que labran estos húmedos surcos
de color verde o índigo
recogen plata
si siembran
sueños
o deseos
de volver al hogar.



Poema Hasta Nosotros La Infancia De Los Metales Raros… de Blanca Andreu



Corónate, juventud, de una hoja más aguda
SAINT-JOHN PERSE

Hasta nosotros la infancia de los metales raros,
la muchedumbre de la plata que nos pudre en su espuma,
su larga espuma larga como una cinta que naciera en un
cuaderno de Back el Joven
Y viniera a morir aquí,
en las aves que anidan en los discos,
mientras Rainer María ya no es tan joven como en la
página 38,
no es ni siquiera un joven muerto,
un infante difunto sin pavana,
y yo lo sé,
y no desfallecemos entre sexos cerrados como libros
cerrados,
pero desfallecemos,
yo me desmayo,
tú te desvaneces,
él siente un ligero mareo sin llegar a la náusea
escrita o no escrita.
Ay, bostezamos ante tazas de azul de metileno,
aspiramos con aire distante el amoníaco,
nos hastiamos frente al alto sonido del vitriolo,
nos coronamos de veronal,
pues no encontramos hoja más aguda.

Mi hermano busca el cetro de mil alas de Heliogábalo,
aquellos niños prefieren la tiara papel,
y estos pequeños cíclopes enfermos del pulmón
que bajan de autobuses o de la marihuana,
y son hermosos como hermafroditas,
se coronan con cipreses de silos color vino:
no han encontrado un árbol más agudo.
Pero qué más da, el vaivén de sus cuerpos es vano y
terrible,
y en absoluto excesiva la droga seria que se teje en la
sangre,
las inyecciones de grave savia,
el hierro y el mercurio en las arterias haciendo de
armadura y filtro,
el casco negro y la zarza negra de ningún caballero andante.

Como en mi medieval historia,
cuando ardían las piedras colegiales
para las brechas en la frente
y el cuerpo me dotaba de opio recién nacido,
la hora propia nos confunde,
nos hace himnos o hijos del antiguo caballo mitológico
y de una niña triste con la vena extendida,
de una aguja levantada por nieve increíble,
por amarillo de palomas persas:
hablemos de los caballos padres,
hagamos alusión a los cascos secretos que nos darán la paz
y a las bridas ningunas,
a las futuras crines delicadamente angustiadas,
hablemos de los caballos padres que nos traerán la
muerte y de la luna de anfetamina,
hablemos de la vena madre que nos traerá la dicha del fin,
hablemos de la virgen bebida extrema,

no hablemos sino del litoral y las vertientes de la locura
que posee a los hombres en los parques y ordena,

sino del puñalito que coronará la arteria coronaria como
diadema suma
con la hoja infantil del metal más raro y más agudo del
mundo.



Poema Homenaje A Enrique Gil de Basilio Fernández



La luna el firmamento plateaba
pálida y bella la serena frente,
y el ruiseñor la orilla arrebataba
de aquella mar tan música y doliente.
E.G.

La luna se avecina
a solas con su huella
espía de los trigos
mártires hacia el alba
Alejaba la flauta
los durmientes fluviales
los durmientes sin brío
que anhelaron violetas
Se olvidaba la voz
a la sombra más lenta
y la almohada cedía
sus oros desvelados
Vierais delfines limpios
arribar a lo débil
y entristecerse el pie
vislumbre de las aves
Vierais el ruiseñor
centro de los verdores
nivelar su plumaje
sin eco sobre el mar



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