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Poema Cuerpo Que Duerme de Enric Sòria



Puramente dormida, tranquila, entre mis brazos.
La admiro, la imagino, desconfío.
Intento acariciarla como intento creer
que me es posible amar este cuerpo que duerme
Un cuerpo; una borrosa resistencia a la mano.
Una tibia frontera.

Invento o magnifico espinas de penumbra.
Puramente dormido un cuerpo junto a mí.

De «Andén de cercanías», Ed. Pre-Textos, Valencia, 1996
Traducción de Carlos Marzal



Poema Espera de Enric Sòria



Espera, que no es hora
de nada imprescindible. No te marches.
Que el sol ahora acaricia, y en la playa
el rumor de las olas se acerca solitario.
Ven, que andaremos cogidos entre las alquerías
y hablaremos de todo como si lo creyéramos
y el amor en los besos también será creíble.
Ven y pasearemos entre cosas amigas,
plácidamente unidos, como los que se aman.
¿No adivinas qué atardecer diáfano
a la orilla del agua, en nuestra misma mesa,
embriagados de vino y de presencia mutua,
preludio ya de abrazos en el frescor nocturno?

Ven, que hallaré para ti
las flores que te harán aún más bella,
los gestos más amables, un sentido a las cosas.
Todo aquello que solo jamás yo encontraría.

De «Andén de cercanías», Ed. Pre-Textos, Valencia, 1996
Traducción de Carlos Marzal



Poema Constatación de Enric Sòria



No soy mejor que tú, lo sé,
no lo pretendo.
Ni siquiera he inventado el tedio y el cansancio
ni tal vez he escogido apenas uno
de mis hábitos íntimos.

Es inútil, sencillamente, fingir que me interesa
alguna cosa en ti, criatura meramente humana
(como yo al fin y al cabo, que te busco y te ignoro)
más allá del banal enigma de tu cuerpo.

De «Andén de cercanías», Ed. Pre-Textos, Valencia, 1996
Traducción de Carlos Marzal



Poema Alba de Enric Sòria



Mira la mar, ¿no ves cómo nos lleva,
soñolientos, hasta la orilla de nosotros mismos?
Todo es camino. La perezosa luz, al despertarse,
levanta atajos de escamosos limites.
Te beso entre esos oros, y el rumor de la mar
es un vasto reflejo del aliento
que mece la caricia. Esta mañana
la brisa de tu cuerpo es otra inmensidad.

Mira la mar. Qué justa semejanza
con los dos, en la mañana inmóvil
y sin embargo frágil como brisa.
Te beso. No sé nada. Te amo como la ola
que hierve entre la arena. Y mi gozo
es una pura llama que el alba multiplica
en encendidas crines que avanzan y se rompen:
una explosión de estrellas en la gloria solar.
La gloria de tu cuerpo espejado en el mío.

Después
la arena no sabrá
qué gozo ardiente la mañana ilumina.

De «Andén de cercanías», Ed. Pre-Textos, Valencia, 1996
Traducción de Carlos Marzal



Poema Un Cuerpo de Enric Sòria



Un cuerpo preciso
como un teorema.

Cuerpo de piernas rectas, delineadas,
con la tensa armonía de un compás.
Cuerpo de líneas claras, luz y límite.
Tan angustioso y bello como los teoremas.

Delante de mí, ahora,
bajo cualquier excusa.



Poema Tarde de Enric Sòria



Contigo, como siempre, tengo esta sensación
de transcendente y contagioso hastío
-la elaborada forma en que me ignoras-
y esta esperanza mía tan inútil
que promueve reencuentros y viejas cortesías.
Una palabra tuya, y acudo, como siempre,
contento incluso de que me llamaras.
Otro error más, seguro.
Por ti me engaño más de la que me conviene.

Los besos grises, las miradas grises,
los amores grises,
del gris de la ceniza,
el gris de las metáforas gastadas,
estériles por siempre,
me son la merecida recompensa.

Como dos sombras o dos copas vacías,
desandamos Valencia
-sin jardines ni flores; sí, Valencia-
toda una larga, interminable tarde.

Una ceniza gris, menos que nada;
este amor trasnochado no se estila.
Una parodia gris en el olvido,
esta tarde que nada hace inmortal.

De «Andén de cercanías», Ed. Pre-Textos, Valencia, 1996
Traducción de Carlos Marzal



Poema También de Enric Sòria



También habría que llamarla Lesbia,
por más de una razón, Catulo amigo.
Podrían encontrarse otras similitudes.
Tú y yo, que nos vendemos por elogios
y sonrisas falaces, en callejas y esquinas,
nunca perdonaremos su peculiar pureza.
Catulo, nuestra Lesbia no merece un mal verso.
Aun así, los escribo,
movido, como tú, por un prurito
de tradición retórica.

De «Andén de cercanías», Ed. Pre-Textos, Valencia, 1996
Traducción de Carlos Marzal



Poema Qué Difícil de Enric Sòria



Qué difícil resulta levantarse
y mirar otro cuerpo, tan nuevo todavía,
con una amarga serenidad de grieta.
Conocido de anoche. Tan sólo y para siempre.
Anoche, el desvarío… Juntos en un espasmo,
comunidad de llama, trenza carnal. Anoche.
Ese cuerpo distante que se espabila y tú
dejando una palabra, lastre, sobre las sábanas.
Qué difícil resulta levantarse,
la ducha, la gillette, y como un rito
el orden apagado de la ropa.
Por siempre y para siempre. Noches. Amaneceres.
y noches otra vez. Y pesadumbre.
Se pierde alguna cosa en el cuarto que dejas.
Siempre pasa.

Un gesto, una mirada, un abrazo indolente,
tiembla por los pasillos mientras la luz se impone.
Hoy, nuestros gestos diarios nacen con añoranza,
siempre pasa. Es el sueño. Alguna broma
flota como en un frágil puente oscilatorio.
Un beso. Alguna risa.
Fins aviat. Ens tornarem a veure. -Fins aviat.
La puerta. El ascensor.

De «Andén de cercanías», Ed. Pre-Textos, Valencia, 1996
Traducción de Carlos Marzal



Poema Por Ti de Enric Sòria



Dices que ya has hecho el amor con ciento veinte cuerpos
(y has arreglado el tuyo, según dices)
contando las mujeres y los hombres.
Te gusta pregonarlo,
y pasear ese sentido higiénico del mundo
por encima de cosas y de seres.
En cambio yo, ya ves, casi un monógamo
(perversión que a menudo me fastidia)
me sé idéntico a ese amante voluble
que busca cada noche en un cuerpo distinto
aquello que no cambia;
a los adolescentes, cuando rondan
la Alameda en la noche, o a los místicos
que saben de otro amor y de otros medios:
o a gigolós y a putas.
Pero no a ti, en nada a ti, jamás a ti.
Yo comparto con ellos un idéntico espasmo,
un idéntico miedo, una ansiedad idéntica
y una idéntica e indiferente lasitud.
Una belleza bronca se nos revela idéntica,
esa grosera, flaca, y siempre esquiva, realidad del amor
(la gracia verdadera de la vida). Una idéntica
burla nos aguarda al final. Divina, sí.
En cambio, tú, que del amor has hecho
una lista de nombres, una absurda terapia
sin dioses ni deseos,
no te atrevas a hablarme.

Ya tienes tu castigo.
El amor, para ti, jamás será una ofrenda.

**

Nos uníamos
como bocas o sexos
sin fisura ni sombra.

De «Andén de cercanías», Ed. Pre-Textos, Valencia, 1996
Traducción de Carlos Marzal



Poema Habitación Con Luz de Enric Sòria



He estado, casualmente, delante de la casa,
y la luz encendida dibujaba una sombra
en la ventana abierta.

Nos amábamos mucho en esa habitación,
con un amor amigo del grito y del teatro,
amor hecho de abrazos y mentiras excelsas.

Alguien vive ahora allí
-quizá un cuerpo bellísimo-,
alguien que no eres tú.

No nos amamos ya
(cuánto amor ha pasado, quién nos lo iba a decir.
Y no nos ha quedado el menor rastro).

Y sin embargo, en la luz encendida,
entre sombras extrañas,
aquel amor hondamente perdura.

De «Andén de cercanías», Ed. Pre-Textos, Valencia, 1996
Traducción de Carlos Marzal



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