poemas vida obra c

Poema Canta Amarilis de Lope De Vega



Canta Amarilis, y su voz levanta
mi alma desde el orbe de la luna
a las inteligencias, que ninguna
la suya imita con dulzura tanta.

De su número luego me trasplanta
a la unidad, que por sí misma es una,
y cual si fuera de su coro alguna,
alaba su grandeza cuando canta.

Apártame del mundo tal distancia,
que el pensamiento en su Hacedor termina,
mano, destreza, voz y consonancia.

Y es argumento que su voz divina
algo tiene de angélica sustancia,
pues a contemplación tan alta inclina.



Poema Cantiga Nuestra de Lil Picado



Tú venías de la muerte,
yo de la fuente.
Tú traías en las manos
mi primera mirada de flor silente;
yo tenía
cantarcillos de musgo sobre la frente. El tiempo lo ha soñado,
¡ay bosque verde!
Ay soledad de piedra que se sorprende
del corazón de liquen que la acomete. …El tiempo lo ha querido,
y el agua vierte.



Poema Cantiga Dolorosa de Lil Picado



Aquí estoy, aguardando por tu herida,
donde pulsa el amor laúd de horas,
con mi dolor de sol y primavera,
con mi dolor de flor a la deriva,
con mi dolor de espera.



Poema Campanario Pleno de Lil Picado



Ya repican mis campanas
los albores de mi cuerpo;
un ángelus verde y loco
me galopa en el cerebro,
me traspasa todo el vientre,
¡ay!, me resuena en todo el sexo.
Por ti llaman mis campanas
a los oficios primeros,
¡ay!, oficios de ternura
de la liturgia del beso.
Mi pecho ahora es campanario
gozándome por los senos.
Soy toda yo una campana
abriendo su oculto sueño.
¡Soy un repicar silvestre
inundando el viento entero!



Poema Cuando Llueve Tu Poema de Leticia Luna



A Felipe Granados

Hay algo en tu poema
que me hace leerlo antes de dormir
repetirlo al cruzar los parques
y soltarlo por el mundo
cuando llueve

cuando llueve
consuela a los enfermos de melancolía
los enamorados suplican
por sus versos húmedos
y los perros lo olfatean
en los charcos sucios
de la vieja Roma

hay algo en sus palabras
que me invita a navegar
pero este barco tiene goteras en el techo
y no llegará a Paraíso de Cartago
ni podrá hacer frente a los gansos
ni a los vendedores de caramelos
en la calle de Dolores

Hay algo en tu poema
que nos invita a festejar
aunque esto no sea un hidrofaltante
la laguna sepultada bajo el suelo de México
o la promesa de un diluvio que no llega
hay algo de oración de vieja plegaria
una burbuja un tragaluz
la sonrisa de Nick Cave o el gatito de Tino
que me hacen sonreír
y creer que por fin
hoy no llueve



Poema Cántico de Leopoldo Panero



Es verdad tu hermosura. Es verdad. ¡Cómo entra
la luz al corazón! ¡Cómo aspira tu aroma
de tierra en primavera el alma que te encuentra!
Es verdad. Tu piel tiene penumbra de paloma.

Tus ojos tienen toda la dulzura que existe.
Como un ave remota sobre el mar tu alma vuela.
Es más verdad lo diáfano desde que tú naciste.
Es verdad. Tu pie tiene costumbre de gacela.

Es verdad que la tierra es hermosa y que canta
el ruiseñor. La noche es más alta en tu frente.
Tu voz es la encendida mudez de tu garganta.
Tu palabra es tan honda, que apenas si se siente.

Es verdad el milagro. Todo cuanto ha nacido
descifra en tu hermosura su nombre verdadero.
Tu cansancio es espíritu, y un proyecto de olvido
silencioso y viviente como todo sendero.

Tu amor une mis días y mis noches de abeja.
Hace de mi esperanza un clavel gota a gota.
Desvela mis pisadas y en mi sueño se aleja,
mientras la tierra humilde de mi destino brota.

¡Gracias os doy, Dios mío, por el amor que llena
mi soledad de pájaros como una selva mía!
Gracias porque mi vida se siente como ajena,
porque es una promesa continua mi alegría,

porque es de trigo alegre su cabello en mi mano,
porque igual que la orilla de un lago es su hermosura,
porque es como la escarcha del campo castellano
el verde recién hecho de su mirada pura.

No sé la tierra fija de mi ser. no sé dónde
empieza este sonido del alma y de la brisa,
que en mi pecho golpea, y en mi pecho responde,
como el agua en la piedra, como el niño en la risa.

No sé si estoy ya muerto. No lo sé. No sé, cuando
te miro, si es la noche lo que miro sin verte.
No sé si es el silencio del corazón temblando
o si escucho la música íntima de la muerte.

Pero es verdad el tiempo que transcurre conmigo.
Es verdad que los ojos empapan el recuerdo
para siempre al mirarte, ¡para siempre contigo,
en la muerte que alcanzo y en la vida que pierdo!

La esperanza es la sola verdad que el hombre inventa.
Y es verdad la esperanza, y es su límite anhelo
de juventud eterna, que aquí se transparenta
igual que la ceniza de una sombra en el suelo.

Tú eres como una isla desconocida y triste,
mecida por las aguas, que suenan, noche y día,
más lejos y más dulce de todo lo que existe,
en un rincón del alma con nombre de bahía.

Lo más mío que tengo eres tú. Tu palabra
va haciendo débilmente mi soledad más pura.
¡Haz que la tierra antigua del corazón se abra
y que sientan cerca la muerte y la hermosura!

Haz de mi voluntad un vínculo creciente.
Haz melliza del niño la pureza del hombre.
haz la mano que tocas de nieve adolescente
y de espuma mis huesos al pronunciar tu nombre.

El tiempo ya no existe. Sólo el alma respira.
Sólo la muerte tiene presencia y sacramento.
Desnudo y retirado, mi corazón te mira.
Es verdad. Tu hermosura me borra el pensamiento.

Tengo aquí mi ventura. Tengo la muerte sola.
Tengo en paz mi alegría y mi dolor en calma.
A través de mi pecho de varón que se inmola
van corriendo las frescas acequias de tu alma.

La presencia de Dios eres tú. Mi agonía
empieza poco a poco como la sed. ¡Tú eres
la palabra que el Ángel declaraba a María,
anunciando a la muerte la unidad de los seres!



Poema Canción De La Belleza Mejor de Leopoldo Panero



¿Tan alegre estás tú que te has quedado,
corazón, sin palabras?
¿Ya no sabes decir? ¿Hablar no sabes
como ayer? ¿Estás mudo
para siempre y en paz? ¿No ves los ojos
más dulces cada día que cantaste;
la frente un poco triste, levantada.
pálidamente hacia el cabello leve
la cabeza de niña…?
¿No es mejor y más honda su belleza?
¿Tan alegre estás tú que te has quedado
ciego como al andar sobre la nieve?
¿No ves ya su hermosura? ¿No la sabes
decir? ¿Estás callado
para mejor soñar lo que has vivido?
¿No queda primavera entre tus huesos?
¡Oh vida retirada en lo más dulce!
¡Oh límite en penumbra, casi el alma!



Poema Canción Crédula de Leopoldo Panero



Hoy te miro lentamente
como un camino al andar.
Te miro y pienso: mañana
caerá la noche en el mar.

Lentamente, poco a poco,
como se empaña el cristal,
te miro y pienso en las cosas
que no se acaban jamás
porque Dios las ha mirado
y no las puede olvidar.

Fundiendo sueño y penumbra
mezclando el agua y el pan,
hoy somos fruto en semilla,
que se desprende al azar
de la mano que hace el siempre,
y el mañana, y el quizá.

Una noche cerraremos
nuestros ojos. Lo demás
es del viento y de la espuma.
Pero el amor vivirá.
Como el hombre que camina
y que el rostro vuelve atrás,
al filo de una montaña
contemplando su honda paz,
mi corazón en el tiempo
sabe que va más allá,
contigo, solo y contigo,
tras de la cumbre al mirar.

A través de ti te veo
como un camino que está
siempre en los pies empezando,
hecho por los pies detrás,
con costumbre y lejanía
que es en los ojos piedad.

Limpia en los párpados tienes
la luz de los ojos, cual
si el corazón desde dentro
se alzara en pie, y al marchar,
como el báculo a la mano,
diera apoyo a tu humildad,
y a tu cansancio hermosura
como el sol al descansar.

Y eres así, lentamente,
como un paisaje al quedar
su historia en los ojos, suave,
desvivida, rota ya
del corazón, pero siempre
con propia luz virginal
dando al recuerdo la forma
perpetuamente fugaz
del destino, y al instante
luz de suprema verdad.

Mientras los valles se cubren
de dudosa claridad,
hoy te contemplo, y mis ojos
trémulos de tiempo están,
dorados en tu belleza,
dulces en tu oscuridad
como en la sombra de un templo
sagradamente mortal.

Tú eres mi luz tenebrosa.
Tú que la mano me das
hacia el origen viviente
de mi misma soledad.
Tú y tu recuerdo. Te miro
lejos ya del manantial,
y bajo el puente la oscura
corriente se ve temblar.



Poema Canción Con Tu Humildad de Leopoldo Panero



¡Cómo apagas mi sed
con tu humildad! ¡Tu mano
estremece en mi pecho
la sombra del dolor, igual que un pájaro
entre las ramas verdes, junto al cielo!
¡Cómo traes a mis labios
con tu humildad la luz sobre tu frente
lo mismo que la nieve sobre el campo,
y me apagas la sed de haber llorado
de humildad, al tenerte,
dormida, como un niño, entre mis brazos!



Poema Cuando Cansado Desde El Lecho de Leopoldo Maria Panero



Cuando cansado desde el lecho, me
levanto a mirarte,
Juvencio, y otra vez
el cansancio reencuentro
de nuevo pienso en Cieno que los ojos de semen

sin cansarse cegaba; y cuando una vez solo
miro vacía la cama
como siempre lo estuvo
recuedo
el látigo aun, con la última fuerza.

De Dioscuro



« Página anterior | Página siguiente »


Políticas de Privacidad