poemas vida obra c

Poema Cerrando Los Ojos de Manuel Altolaguirre



Huyo del mal que me enoja
buscando el bien que me falta.
Más que las penas que tengo
me duelen las esperanzas.

Tempestades de deseos
contra los muros del alba
rompen sus olas. Me ciegan
los tumultos que levantan.

Nido en el mar. Cuna a flote.
La flor que lucha en el agua
me sostiene mar adentro

y mar afuera me lanza.
Cierro los ojos y miro
el tiempo interior que canta.



Poema Como Los Meteoros de Manlio Argueta



Así como los meteoros celestes abren
pétalo tras pétalo para descubrir el polen
y la miel
así buscan mis dedos y abrazos
donde poner sus huesecillos de vida.



Poema Como Las Cartas De Los Niños de Manlio Argueta



Qué lindo sería poder escribir
y que me saliera espuma. O que la noche
tiritase a lo lejos. Ladridos de perros
a lo lejos. Que alguien cantara.
Como los animales que florecen
el amor crece de noche.

Qué lindo desahogar el nudo en la garganta.
A escondidas.
Para que nadie advierta nuestros corazones.
Alguna vez sentirse inconmovible. Encontrarse
bebiendo leche bajo el sol, en atardeceres
de rosa de los vientos.
Te verías muy linda dentro de un cuarto oscuro
donde sólo estuvieras vos y mis circunstancias.
O acariciar tu pelo suelto
como manadas de lobos de ojos negros.
Y hacer dormir
sobre mis hombros el movimiento del mar.
Oscuridad en la puerta del odio.
Agua que siempre deja de correr,
cuando cerramos los ojos.

Y que nuestros pasos fueran abriendo
casa por casa las paredes.
Y que detrás de cada vidrio,
de cada cortina en la ventana del mundo,
estuvieran las ideas del poeta maldito
que le resulta terrible hacer una maldad.

O el vuelo de mi sangre. O una mañana
de canciones bellas.

¡Ah la felicidad como las cartas de los niños
que van y vienen y nadie las detiene!
O como los pericos que pasan volando.
Todo sera fuego aquí
donde caes despertándote.

Me encantaría beber el agua que canta
la misma canción, el invariable río.
Repartir la cosecha de flores
que producen las manos cuando dicen
adiós, nos vemos, hasta luego.

Me agradaría encontrar de nuevo y mirar
como tejes tus telarañas de araña benigna
al escribir poemas de amor con gotitas
de odio. O mejor
sin ir tan lejos
acopiar los papeles perfumados y verdes
llenos de mala ortografía y de recuerdos.
Quien canta como si nada.
Es la vida que fluye
o los hombres que despiertan.
Y afuera hay un frío inerte.

Pero no pasa nada. No pasa nada
en esta vida, mientras camino
mirando atrás, por las calles floridas
de la Colonia Centroamérica. Y suena
un ruido de fusiles.
Como si estuvieran tocando violentamente
las puertas de la vida.
O las catacumbas de la muerte.



Poema Cárcel de Manlio Argueta



¿Dónde estarán los otros? Dijeron que vendrían
pero nadie aparece. Nuestros ojos amarran
los últimos recuerdos pero nadie aparece.
Escribimos un nombre (las paredes son grises):
aquí estuvieron hombres como fieras en selva,
aquí se amaron otros como nunca se amaron.

¿Cuándo vendrán los otros para hablar,
para mirar a alguien, para sonreír
con las personas? A veces digo
que estoy triste y recuerdo las voces que recuerdo.

¿Dónde estarán los otros? Dijeron que vendrían.
Salgo a buscar a mis amigos
y me encuentran cercado por los muros.

1960



Poema Cantigas En Loores De Amor de Macías, El Enamorado



Con tal alto poderyo
Amor nunca fue juntado
nin con tal orgullo e brío
qual yo uy por mi pecado
contra mí, que fuy sandío
denodado en yr a ver
su grant poder
e muy alto señoryo.

Con él venía Messura,
e la noble Cortesya,
la poderosa Cordura,
la briosa loçanía;
rreglávalos Fermosura
que traya gran valor,
porque Amor
venció la mi grant locura.

El mi corazón syn seso
desque los sus ases vydo,
fallescióme e fuy preso,
e finqué muy mal ferido:
la mi vida es en pesso
sy acorro non me ven.
ora de quen
el desir ni era defeso.

Rendyme a su altesa
desque fuy desbaratado,
e priso me con cruesa
onde bivo encarçelado:
las mis guardas son Tristura
e Cuydado en que biví,
después que vy
la su muy gran rrealesa.



Poema Creía Yo de Macedonio Fernandez



No a todo alcanza Amor, pues que no puedo
romper el gajo con que Muerte toca.
Mas poco Muerte puede
si en corazón de Amor su miedo muere.
Mas poco Muerte puede, pues no puede
entrar su miedo en pecho donde Amor.
Que Muerte rige a Vida; Amor a Muerte.



Poema Coro De Ángeles de Luzmaría Jiménez Faro



Un coro de ángeles juega con sus voces:
trisagios, improperios, dies irae;
antífonas, kirieleison, misereres;
benedictus, baladas, sinfonías;
magníficat, angélicas, salmodias…
Los ángeles se cansan de tanta algarabía,
porque saben que al estado de gracias
solamente se llega
cuando el silencio habita.



Poema Cabellos Largos (carta A Schopenhauer) de Luz Méndez De La Vega



Querido mío, Schopenhauer:
Ya no importa nada
el candente sello
con que nos marcaste el anca,
porque, hoy día, las mujeres
tenemos los cabellos
largos o cortos
y las ideas, quizás,
más largas que las tuyas.

Sin duda, yo comparto,
mi querido Schopenhauer,
mucho de lo que tú, sabio,
acuñaste como verdades dogmáticas,
y lo que es más, las uso
-con maestria de ti aprendida-
para demostrar lo contrario,
o sea: que animales de cabellos
cortos han tenido , también,
cortas las ideas,
que pontifican irónicos
contra nosotras las mujeres.

Porque, ahora,
maestro insigne Schopenahauer,
si pudieras enterarte,
te sorprendería saber
que a nuestros largos cabellos
-al perfumarlos- anudamos
ingeniosas frases contra ti
y los jerarcas del sexo que
valoran más su corto pene
que todas las ideas,
-cortas o largas-
que les crecen
en sus calvas cabezas.



Poema Cartulina De Ljubljana de Luisa Futoransky



Ljubljana tiene un río. Más bien modesto si lo comparo con las desembocaduras del Yangtsé o el Río de la Plata pero para río que no es de desierto y se seca todo el año menos tres días en que arrasa todo porque la arena le resbala por el lomo, está normal. Es río para coronarlo de puentes breves y atravesarlos con paso de cruzar canal veneciano por pasarelas románticas y otoñales.
Río poco navegable, me parece.
Me gustan las ciudades con nombres, dinero, consonantes y sonrisas incomprensibles.
Desayuno con achicoria.
Las cañerías del hotel huelen raro, como mi vecino del avión. De golpe me recuerda la ropa interior de algún amante. Ese olor entre húmedo y podrido que sobrecoge a la lana una noche, como si la hubiera portado a cuestas un siglo un fantasma y no se va nunca de la piel, jamás.
Parece, parece Praga, por el amarillo, el rosa desvahidos de crema pastelera de la plaza y los castillos, pero sé que no estoy en Praga. Chaparritos, los bolivianos en las ciudades del norte tocan el cuatro, el charango, la quena. De preferencia los fines de semana y cerca de los grandes almacenes. ¿Cómo llegaron con sus cuecas, sus agudeces, la quemazón de sus caras de otros vientos y sus ponchos al centro de Ljubljana? ¿Cuando el invierno arrecia dónde emigran? ¿Hacen nido con las cigueñas en los campanarios del sur?
En la gran plaza del mercado muchos puestos venden velas. Cirios de colores en plástico rojo, en vidrio blanco con cristos con corona de espinas y sangrando. De todos los tamaños. Vírgenes menos.
Pimientos grandes y brillantes, bordeaux, bermellón, verde delicado en guirnaldas, como oriflamas, como joyas. Bananas ensartadas.
Algunos repiten que las probaron recién después de la guerra, para mí los sabores nuevos fueron kiwis, paltas, endivias y chirimoyas.
Ljubljana la de cera, miel y hierbas.
Cerca está Celje, quién sabe el castillo de la Bathory, digo quién sabe porque las pronunciaciones y los mapas me intranquilizan.
No toda ruina sombría cobijó serial killers. Te concedo el beneficio de la duda, Celje.
En un kiosko un racimo de hombres come arenques a las nueve de la mañana, en otro lugar también del norte vi que se las deslizaban de la mano al garguero, como las focas en el zoo, me parece que era un sábado en la calle mayor de Estocolmo o de Rotterdam. Pero la gente no hace gracias.
No me acuerdo qué soñé ni deseé en Ljubljana. Pero no estoy muy segura.
En realidad no estoy segura de nada, salvo de respirar. A veces.



Poema Contigo de Luis Rosales



No hay noche, no hay luna, no
hay sol cuando estoy contigo,
tiemblo de quererte tanto,
tiemblo de sentirme vivo,

tiemblo de saber que un día
la espuma se lleva al río,
y en el corazón del hombre
se lleva al tiempo el olvido.

No hay luz, no hay jardín, no hay
noche de otoño contigo,
¡quisiera que se acortara
el tiempo cuando te miro!

contigo para perderme,
para salvarme contigo,
contigo, Abril, para siempre
por los siglos de los siglos.

* * *

Tiemblo de verme en tus ojos
sin comprender el bautismo,
contigo, Abril, primavera,
el nombre nace contigo,

y el ser también en el seno
de tu vientre estremecido,
nieve niña y madre virgen
de mi tiempo y mi destino;

por ti se agrupa el rebaño
por ti se doblan los trigos,
por ti los álamos tiemblan
y el mar se levanta en vilo

como los pueblos que llevas
en la mirada perdidos
para siempre, como el tiempo
que vuelve a nacer contigo,

contigo para salvarme,
para perderme contigo
como el beso que no sabe
sobre qué boca ha nacido.

¡No puedo verte, no puedo
verte cuando estoy contigo!
¡no sé mirarte, no sé
mirarte, pero te sigo!

tuyo seré madreselva,
madre viento y madre río,
isla de ti solamente
mi nacimiento continuo,

que estoy con dolor queriendo
lo que muero y lo que vivo,
lo que vivo y lo que muero
de tenerlo sin vivirlo.

* * *

Ya el tiempo es sólo el espejo
donde te sueño lo mismo
que los chopos en invierno
sueñan su verdor florido.

(…)



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