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Poema Epílogo 2 de Boris Pasternak



No, no soy yo quien le ha hecho estar triste.
Yo no merecía el olvido de mi patria.
Era el sol el que ardía en las gotas de tinta,
como en racimos de grosella polvorienta.

Y en la sangre de mis cartas y pensares
apareció la cochinilla.
Esta Púrpura del gusano es de mí independiente.
No, no soy yo quien le ha hecho estar triste.

Fue la noche que se hizo del polvo y, ardiente,
a ella besaba, ahogada en el ocre, cual polen.
Eran las sombras, palpándole el pulso.
Era ella que, saliendo del seto,
a los campos les daba la cara
y ardía, flotando por el aceite de las cancillas,
cubiertas de penumbra, ceniza y amapolas.

Fue el verano todo, que ardiendo en los marbetes
por los estanques,
igual que equipaje que el sol salpicara,
el pecho del sirgador selló con lacre
y quemó sus vestidos y sombreros.

Fueron sus pestañas las pegadas por la claridad,
fue el disco asalvajado,
que, después de rascarse en la valla los cuernos,
destrozaba la empalizada pegando cornadas.

Fue el oeste, que volando a su voz cual carbunclo
y zumbando, se apagó en media hora,
derramando la púrpura del frambueso y los tagetes.
no, no soy yo quien le ha hecho estar triste.

Versión de César Astor



Poema Epílogo de Boris Pasternak



Amiga mía, ¿tú preguntas
quién ordena que arda el
habla del inválido?

Vamos a soltar laspaabras
como un jardín, cuál ámbar y monda:
con distracción y enerosamente,
apenas, apenas, apenas.

No hay que mencionar
porqué con tanta ceremonia
la rubia y el limón
han salpicado las hojas.

Ni a quién lloró en las púas
y por las varas se metió
en las notas, hacia el estante
a través de las persianas.

Ni a quien manchó con serbas
la alfombra, tras la puerta,
y al lado, palpitantes,
las letras en cursiva.

¿Preguntas quién ordena
que agosto sea largo,
para quién nada es pequeño,
y quién da el acabado
a las hojas del arce
y desde los días del Eclesiastés
no ha abandonado su puesto
labrando el alabastro?

¿Preguntas quién ordena
que los labios de los asteres y lirios
de septiembre sufran?
¿Que la hojita del sauce,
de las cariátides canosas
haya volado
a la humedad de las losas
de otoñales hospitales?

¿Preguntas quién lo ordena?:
El Dios Omnipotente del amor,
el de los Yagáilov y las Yadvigas.*

No sé si habrá sido resuelto
el enigma de la nada de ultratumba,
pero la vida es minuciosa
como el silencio otoñal.

*Yagailo y Yadviga: Gran Duque de Lituania y Reina de Polonia, cuyo
matrimonio dio comienzo a la unidad polaco-lituana (1386-1572)

Versión de César Astor



Poema Distracciones Con La Amada de Boris Pasternak



Por cimbreante ramita aromada,
absorbiendo en tinieblas su néctar,
de un cáliz a otro corría
la humedad de alocada tormenta.

Deslizándose de uno a otro cáliz,
dejó en ellos, muy nítida,
una gota, enorme, cual ágata,
reluciente, colgante y tímida.

Nada importa que el viento,
que azota el arbusto,
esa gota torture y aplaste.
Queda entera, no rompe,
y quedan dos más
que se besan y beben.

Y se ríen, e intentan soltarse,
mas se yerguen, y quedan como antes.
No caerán esas gotas del cáliz,
no podrán separarse por nada.

De «Mi hermana es la vida» 1917

Versión de César Astor



Poema Definición De La Labor Creadora de Boris Pasternak



Abierto el cuello de la camisa,
peludo como el torso de Beethoven,
recubre con su mano,
cual tablero de damas,
el sueño, la conciencia,
la noche y el amor.

Y una dama negra
-como loca de dolor-
prepara al mundo
para la representación,
cual guerrero a caballo
sobre simples peones.

Y en el jardín,
donde de la cueva,
del hielo,
las estrellas se asombran fragantes,
cual feliz ruiseñor,
sobre el cuerpo de Isolda
feneció la frialdad de Tristán.

Los jardines, estanques y vallas,
todo el gran Universo
de gritos de albura,
no son otra cosa que descargas
de la pasión acumulada
por el humano corazón.

De «Mi hermana es la vida» 1917

Versión de César Astor



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