poemas vida obra a

Poema Apenas Te Veo… de Maurice Echeverría



Apenas te veo, o antes de verte,
en lo mínimo del encuentro,
ya presiento que lo que nos rodea
es nuestra trampa,
que el cielo tiembla.

Pero nos salvamos, amorosos, de lo negro.
Nos salvamos de esa penumbra de teatros
que otros llaman mundo
y nosotros llamamos cosa, disparidad, tontería.



Poema Anticipo de Luz Méndez De La Vega



Porque eres viajero
mi amor siempre tiene
dolor de adioses.

Un día te irás.
Pasajero huésped,
te esconderán otras caras,
otros nombres
y otros brazos.

Una postal vendrá
desde remotos paisajes.
Retratos tuyos me traerán
un eco de tu mirada azul
que temblará en mis manos.

Te irás porque eres marino
perseguidor de horizontes
en tu alucinada brújula
de nortes imposibles.
Te irás y lo nuestro
será sueño y olvido.

Por eso
no me preguntes,
ahora,
por qué mi amor
siempre tiene
dolor de adioses…



Poema Al Sueño de Lupercio Leonardo De Argensola



Imagen espantosa de la muerte,
sueño cruel, no turbes más mi pecho,
mostrándome cortado el nudo estrecho,
consuelo sólo de mi adversa suerte.

Busca de algún tirano el muro fuerte,
de jaspe las paredes, de oro el techo,
o el rico avaro en el angosto lecho,
haz que temblando con sudor despierte.

El uno vea el popular tumulto
romper con furia las herradas puertas,
o al sobornado siervo el hierro oculto.

El otro sus riquezas, descubiertas
con llave falsa o con violento insulto,
y déjale al amor sus glorias ciertas.



Poema A Un Suicida En Una Piscina de Luis Hernández Camarero



No mueras más
Oye una sinfonía para banda
Volverás a amarte cuando escuches
Diez trombones
Con su añil claridad
Entre la noche
No mueras
Entreteje con su añil claridad
Por lo que Dios más ame
Sal de las aguas
Sécate
Contémplate en el espejo
En el cual te ahogabas
Quédate en el tercer planeta
Tan sólo conocido
Por tener unos seres bellísimos
Que emiten sonidos con el cuello
Esa unión entre el cuerpo
Y los ensueños
Y con máquinas ingenuas
Que se llevan a los labios
O acarician con las manos
Arte purísimo
Llamado música
No mueras más
Con su añil claridad.

Lima, 8 de agosto de 1971



Poema Aquello Que Fue de María Dols



Si antes de amar el hombre
supiera, que amar es sólo
un instante de servidumbre
a un cuerpo y un deseo,
quizá, en su inútil querer,
aprendería, que es mejor estar solo.

Pero el hombre, ser desdichado,
vive de amor, y pide verlo,
aun desde el pozo del infierno
pues es más difícil rescatarlo,
y, por más difícil, vale más:
por más inútil, y más bello.

Así, rescato hoy nuestros días
de las cenizas de los sueños
con la certeza de verlos aún vivos
en el umbral de su recuerdo,
tal poema que cante y sueñe:
aquel amor que fue un día.



Poema A Veces Dudo… de Javier Payeras



a veces dudo que pueda ver en technicolor
más bien
creo que el color no es más que una idea
y todo lo que veo
sufre mientras no sucede
una larga metamorfosis
el día menos pensado
la vida saldrá corriendo de mis ojos
y no podré alcanzarla



Poema A Ti, La Que Me Inspira, Obedezco Y Deseo de Carlos Edmundo De Ory



A ti la que me inspira obedezco y deseo
a tu invisible huir y tu errante venir
hacia la honda cuna del ritmo tú me llamas
trayéndome la concha de la profundidad.

Son sin fin son sin fin los diluvios caídos
corazones que a tiempo probaron su fragancia
aquí están todavía las palabras perdidas
y yo compongo un verso de saber y perdón.



Poema Aquí Va La Encomienda de Angela Leite De Souza



Aquí va la encomienda
hace tiempo prometida.
No va certificada,
prefiero la garantía
de este sello
que pego con celo
y saliva.

Destapa la caja
a la manera bien minera:
Minas jamás se entrega
la primera.

¿Ves las cortinas
de vagones en fila?
¿Las colinas diamantinas?
¿Las lamparillas
y las hondas vasijas?
¿De los pez-puercos, la pantomima?
¿Y esas finas chiquillas
opalinas?

Entonces tienes Minas.



Poema Apunte Para Una Oda de Federico García Lorca



Desnuda soledad sin gesto ni palabra,
transparente en el huerto y untuosa por el monte;
soledad silenciosa sin olor ni veleta
que pesa en los remansos, siempre dormida y sola.
Soledad de lo alto, toda frente y luceros,
como una gran cabeza cortada y palidísima;
redonda soledad que nos deja en las manos
unos lirios suaves de pensativa escarcha.

En la curva del río te esperé largas horas,
limpio ya de arabescos y de ritmos fugaces.
Tu jardín de violetas nacía sobre el viento
y allí temblabas sola, queriéndote a ti misma.

Yo te he visto cortar el limón de la tarde
para teñir tus manos dormidas de amarillo,
y en momentos de dulce música de mi vida
te he visto en los rincones enlutada y pequeña,
pero lejana siempre, vieja y recién nacida.
Inmensa giraluna de fósforo y de plata,
pero lejana siempre, tendida, inaccesible
a la flauta que anhela clavar tu carne oscura.

Mi alma como una yedra de luz verde y escarcha
por el muro del día sube lenta a buscarte;
caracoles de plata las estrellas me envuelven,
pero nunca mis dedos hallarán tu perfume. (….)



Poema Aftermath de Julio Cortázar



Dime por qué todavía te deseo, por qué tu nombre vuelve
como el hacha a la herida en una amarga visitación de la
medianoche,
a la vera de un campo funerario donde larvas se multiplican
húmedas babas, recuento interminable de torpezas,
dime desde esa nada donde ahora te atrincheras, dime
por qué me basta componer un mecanismo elemental de
sílabas,
discar en el cogollo de la niebla las cifras de tu nombre
para que solitariamente
me agobie la espranza de una menuda migración de dedos
por mi pelo,
de una fragancia donde habita el musgo.

De un silencio más fogoso que todas las vigilias.



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