Poema Cantos Para Una Joven Concubina de Efraín Bartolomé



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Poema Cantos Para Una Joven Concubina de Efraín Bartolomé

Son tres
Están juntas
Presentes en una
La Negra
La Blanca
La Roja:
LA LUNA

Para mi joven concubina
La Hechicera
esta lenta madrugada que se alarga
en el canto quebradizo del gallo
esta luna creciente cuya punta filosa
ha comenzado a desgarrar la cuajada negrura:
una brillante sangre empezará a fluir

Para mi joven concubina
este pequeño montón tibio:
ceniza del insomnio
y este hueco: mi costillar vació
donde golpea mi corazón
con un sonido que se apaga
poco a poco
en la noche

*

Pequeña concubina:
no mires hacia atrás

Yo te estaré mirando desde cualquier rincón
como un duende
como un desasosiego
como un presentimiento
como una sombra rápida que cruza la ventana.

*

Sólo una Diosa es Antes y es Después
Sólo una Diosa sobrevive al Desastre
Y ella está con nosotros.

*

Me mordió con su diente suavísimo el Amor
por la joven concubina
la pequeña paloma
de luminosa risa
la hija de la Gracia
en cuyo nombre enciendo
junto a mi corazón
esta violeta blanca.

*

Recuerdo su perfume su piel
su cabello mojado por la lluvia amorosa
y lo siento llegar:
como Zeus ante Europa
en mi cuerpo se está forjando un toro.

*

El vino de sus pechos purificó mis manos
El de su lengua enrojeció
-todavía más-
mi corazón.

*

Amada concubina:
¿me amarás en uno en tres
en nueve en veintisiete años?

No lo sé

Pero he amado tu cuerpo en Primavera
y basta.

*

Regálame tu larga cabellera
mi joven concubina
Déjame verla ondeando con el viento
Envuélveme con ella
Óyeme bajo ella decir cuánto te amo

Te amo tanto así
pero quiero saber si con tu cabellera
crece también mi amor

¿Por qué quiero jugar con el Abismo?

Sólo la Luna sabe.

*

El año en que naciste yo era un joven.
Tenía quince años:
soñaba con muchachos como tú.

*

Mil kilómetros separan nuestros cuerpos
Ahora justo ahora que vemos los dos
en este mismo instante
la misma Diosa Luna
a la que amamos con un único amor.

*

No tengo imagen tuya:
mi Imaginación es tuya.

*

En tu frente en tus mejillas
en tus ojos en tu cabello
deposité con besos mi ternura

En tu boca no: en tu boca
sólo el salvaje Deseo el loco amor.

*

Te amo tanto que no me importa si tú me amas a mí.

Pero me amas, oh Fortuna
¡Me amas!

*

Ah, el Amor en el sueño. Cómo crece, cómo acentúa su gloria, cómo se magnifica. Yo soñaba con una concubina de risa deliciosa, de boca fresca, pechos a la medida de mi Amor y muslos del tamaño del ardiente deseo.
Despierto
Y aquí estás sonriendo.
Oh mi Luna creciente.

*

Es cierto: yo adoro a una Diosa que no se sacia nunca. Ahora habita en tu cuerpo y – aunque es imposible- me gustaría que en ti se quedara para siempre.

*

¿La joven concubina recuerda mis palabras, el tono de mi voz, el tacto de mis manos en sus redondas nalgas, el sabor de mis besos, mis más dulces miradas? ¿Se estremece, suspira, sonríe tiernamente, llora a veces?

Sólo la Luna sabe

*

¡Cómo luchamos contra el Sueño para estar juntos un corto tiempo más! Pero el Sueño venció para nuestra fortuna, pues, como un dios bondadoso, nos hizo estar más juntos bajo su mano amante.

*

Gracias, oh Dios, por los pies de mi joven concubina. Gracias por sus piernas y sus muslos; mas, sobre todo, gracias por la divina perfección de la pequeña plaza de su vientre, donde su ombligo luce con tal delicadeza que compite con el triángulo amado de crespo vello renegrido, donde ahora hundo mi rostro en busca de una perla para ti.

*

He visto aparecer el sol desde tu cuerpo, tras una noche en vela junto a tu desnudez, en compañía de la Luna y las ardientes constelaciones. ¿Por qué, entonces, estas lágrimas inexplicables?

*

Digo con Li Tai-pe:
La nueva amada
es fascinada como una flor
mas la antigua
es tan preciosa como el jade

¿Uno qué puede hacer
sino besar la flor
acariciar el jade
y adorar a la Diosa?

«El oficio de arder» 1982 – 1997





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