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Poema Elegía Frente Al Río de Efraín Bartolomé



Las once de la noche
y el trópico descansa de un combate feroz contra sí mismo

Vuelan nocturnas mariposas torpes
Hiende la luz el agua
Canta un sapo en la sombra que parte en dos la noche:
denso muro de grillos

Y estoy aquí
sin tus libros a mano
Oigo pasar el río
que un kilómetro abajo se junta con el mar

Fluye despacio la memoria:
te conocí bajo el árbol de imágenes
con el que reconstruiste el universo

Pardeaban los sesenta
Se hacía más confusa la confusión de los dieciséis años

Adivino la palabra por tu voz
de algún modo
Pero sucede que no será posible decírtelo
ni oírte
ni mostrarte jamás mi primer libro

A veces
la vida muestra todo su obsceno resplandor
Entonces
el tiempo es una gota congelada
un golpe suave que nos calla un segundo
y fija con extraño poder la circunstancia

Sucedió hace dos noches
Iba a leer en público
y alguien dijo tu muerte de repente

Ahí empezó todo esto

Sembrada está en el fondo del oído esa semilla amarga

A orillas de mi voz pienso en Manrique:
oigo el río de Tuxpan que un kilómetro abajo se junta con el mar

El trópico descansa

Entra Raúl Garduño al pensamiento

Adviene la palabra

Muerde el tiempo:
las once de la noche
para siempre.



Poema Yo Te Beso de Efraín Bartolomé



Yo te beso
Frente a la destrucción y el aire sucio
te beso
En el estruendo de los automóviles
-la migraña del día-
te beso
En el festín de los ladrones
En el pozo de los iracundos
Ante el cuchillo de los asesinos
Ante la baba fóbica de los intolerantes
Frente a la sangre agusanada de los corruptos
Frente a la mansedumbre
Frente a la podredumbre
Frente a la muchedumbre
Yo te beso de frente
Y el día empieza a caminar
con la frente muy alta.

«Cuadernos contra el ángel» 1987



Poema Visión Superficial De Los Escombros de Efraín Bartolomé



1
Por las calles un ritmo de fantasmas
Un mundo de siluetas

La noche es esta erguida pasión de los escombros

Se fue la luz
Se perdió la ciudad
Es otra dimensión la de su estar a ciegas

Se mete en los pulmones la negrura

(Hubo una vez la luna blanqueando la memoria).

2
El blues arrastra la mañana y las hojas

Todo se ha caído de su sitio

El día se salió de su dorado camarín
y se hundió en la neblina

Llega el blues con sus pasos de jaguar
a olisquear en mi cuerpo su próximo banquete.

3
Amanece
Ha comenzado a arder el corazón del día

Tensa sus poderosos músculos
Ruge con qué terrible fuerza
Ventea la dirección de la desgracia
y se echa a andar

Cenizas humeantes bajo su planta Olfatos de un
amargo manjar

Lame el monstruo su desamor
crimen tras crimen

Cada noche
el sueño que la enjaula fortalece sus músculos
Afila sus colmillos y sus garras

Cruza el umbral del sueño

Atrás
despedazada
queda la jaula.

«Ciudad bajo el relámpago» 1983



Poema Uno Ama Es Amado de Efraín Bartolomé



Uno ama Es amado Saca rosas rojísimas de la piedra
más negra
Vive -en resumen- Ríe Cultiva su jardín en las tinieblas
Uno no necesita más que tiempo quemándose a su paso como
una hoguera suave
Marchando pues al ritmo de la sangre
sobre las tardes tibias y empedradas

Pero un día conoce la temperatura del Deseo:
Una la ama toda la tarde bajo la tempestad
Un día sus labios queman con dulcísimo sol el hombro de uno
Una noche la sueña: cruza con ella ríos inesperados

Uno ya no es el mismo
mira su rostro en el espejo redondo de su vino
en el espejo donde uno se disuelve

Se hace pequeño el mundo

Ya no le alcanza el aire
el día
la luna de antes

Uno despierta un día sobre el lecho de siempre y se encuentra
más solo
Uno se pone triste de repente
Uno se ve las manos en la luz: algo les falta
Uno siente sus brazos vacíos su hombro sin peso

Uno quiere de pronto tener alas

Uno no está con uno en ningún lado

Uno
ya
es
Otro.

«Cuadernos contra el ángel» 1987



Poema Tú Me Conoces Ya Como La Palma De La Mano de Efraín Bartolomé



Tú me conoces ya como la palma de tu mano
Soy esta acumulación lenta de imágenes
este puño de tierra húmeda en que palpita un breve corazón
de oro limpio

Tú me conoces
Soy un poco de sombra herida por un alambre
tenso

Soy mis sentidos como un pozo en que la luz desciende
La luz es un panal que gotea sol
un sol que gotea luz
un árbol derramando su follaje cuajado de sentidos como un ave
sus plumas
Digo «tú me conoces»
y algo más grande que mi cuerpo me envuelve en una manta tibia

Digo «tú me conoces»
y una pluma brillante de pavo real desliza su silencio sobre mi piel
desnuda.

En mi sangre navega un río de palomas
En mi sangre navega un río de palabras
En mi sangre navega tu voz densa
como un aguacero que ilumina el relámpago

Tú me conoces A veces
soy un bronco tropel de potros negros
Soy un cuchillo de diamante atravesando el seno de la ternura
Soy un lamento lamido por el mal
Soy el sol de la dicha derramado en tu piel
Soy un largo torrente de terrores
Soy un alado escalofrío en la columna vertebral del diablo
Soy la guanábana goteando en la boca reseca de la Sed
Soy la lanza en el hombro de este verso

(Me sabe a verso el beso de la mujer que amo
Me sabe a verso el vaso en que me bebo
Me sabe a verso el vicio de mi vaso
Me sabe a vicio el vaso en que buceo)

Vuela en el espejismo de la tarde soleada una ligera sal
un leve olor marino:
un aliento marino me atrofia la garganta.
Sale un alarido alargándose hasta el hastío
Por mis manos escapa el estilete del verso
Por mis manos escupe la poesía su espumarajo negro

Un aliento marino me levanta
Aletea en mi olfato Tensa mi piel
Pone alas en la ola

En las islas flotantes de los lirios hace su nido el sol de la blancura
Tú me conoces:
sólo el lirio es capaz de ahogar el agua
Tú me conoces
Soy la feliz fatiga de mi fruto
Amo y amo y amo
y el alma se adelgaza hasta la flama
Amo y amo
hasta que el alma lame lumbre
y amo
hasta el alma del hambre
hasta que el alma alumbre
hasta que el alma herrumbre
los alambres del hombre.

«Cuadernos contra el ángel» 1987



Poema Te Contemplo Desnuda de Efraín Bartolomé



Te contemplo desnuda
Soy
un cuchillo redondo
que te apunta.

Se iluminan los cuadros Los más lejanos soles resplandecen:
tus muslos lentos se abren.

No existe un solo pensamiento
Sólo la claridad que nos habita
La decidida vocación del pedernal
que a embates repetidos
quemó la historia
con su llama.

«Música solar» 1984



Poema Si Tuviera Un Amigo de Efraín Bartolomé



Si tuviera un amigo
o un hermano mayor con la mirada dulce
o un padre con la mano sobre mi hombro
o una madre tocándome la frente
le diría que es tarde que ha llovido
y que estuve abrazando a una mujer (su llanto ardía)
y nos dolía la noche porque estábamos juntos
pero yo me había ido

(Mi caudaloso amor: este páramo seco
este cauce polvoso de un río que murió soñando sauces
estuvo aquí total completo
Pero un día cambió
Se tornó un arroyuelo cálido que recorría la casa
Me seguía silencioso o maullando como un pequeño gato triste
Escuchábamos jazz
Leíamos poemas entrañables mientras ella volvía

Yo la esperé junto a una fuente turbia
Hasta el hastío más hondo
Hasta el zumbar de moscas en el espejo de agua
Hasta escupir la fiebre

Primero fue el tizón del horizonte
El cráneo a punto de estallar del que lo duda todo
Después la noche y su cerrado enjambre de insectos
derribándome

Mis ojos fueron nido de su veneno negro
Fui su prisión su casa fui su invadido continente

El río de otro tiempo reptaba en mi interior como canción amarga

¿A qué dolerse ahora?
El río sólo sigue la dirección del cauce
El tiempo pasa
El fuego quema
La quietud se adueñó de todos los objetos
y los hizo silencio piedra seca silueta solamente

Las fauces de la noche triturarán mis fémures
Me alcanzará el incendio de los días
Me convertiré en humo en polvo en nada
En sombra de la nada

¿A qué dolerse ahora?
Cuerpos de sal Agua del tiempo
Sal que en el agua se disuelve
somos.

«Música solar» 1984



Poema Quema Pulsa Tiembla de Efraín Bartolomé



Quema
Pulsa
Tiembla

Vibran
la carne que se yergue
y la que ciñe
envuelve
carnemente.

«Música solar» 1984



Poema Pero Yaces Ahí de Efraín Bartolomé



Pero yaces ahí un poco más allá de mi piel y no te veo:
me tocan
con ligero aletear
tus movimientos

Sé de tus labios blandos
Sé del pensar solemne de tu respiración
y de la tibia caricia solar bajo tus dedos

Estoy aquí
y no sé dónde comienza el frío
No sé si viene de los tejados negros
Si nace de la luz bajo la puerta
o de la claridad que la ventana no detiene

No sé si existe en realidad la música
o son ciertas las voces que recorren la calle

Pero todo está ahí:
la niebla gris vagando por San Diego por la Isla y la
Almolonga
por el Arco del Carmen oscuramente antigua

Pero tú estás aquí tan cerca de estos labios de pronto
enmudecidos

Y te amo
Amo el escándalo oscuro de tu cabello
La desolación pensativa de tu frente
Viajo despacio por tu rostro
Vago por tus labios
Voy por la plenitud fértil de tu cuello
Amo tu carne que alimenta mis brazos
tus muslos por donde mi deseo navega
la forma hundida de tu piel bajo el vagabundear abandonado
de mis dedos

(Qué más deseo entonces Por qué no
estoy tranquilo
Qué torpe eternidad estoy buscando)

Regreso Estoy de nuevo errando por tu rostro
En cada retirada de las sombras
En los milímetros que el sol recorre borrando la penumbra

Afuera
la niebla se deshace en los brazos del día
Bajo el balcón crece la sombra indígena que vende
Surgen voces más claras
Ruidos
Rumor del vecindario que
despierta

Te vas entonces con la niebla
Desapareces por la hilera de cerros que bajan a Palenque
Hacia los grandes ríos
Hacia la lejanía entrañable de las imágenes.

Ciudad Real de Chiapas, diciembre de 1973

«Música solar» 1984



Poema Pasan Los Días de Efraín Bartolomé



Pasan los días
El vidrio de la luz se desvanece
No hay espejo capaz de verle el polvo
No hay ojo que lo pesque entrando en la otra orilla
filtrándose en la sombra

Pasan los días
Se entume el dedo el lápiz el verbo la memoria
Piedra redonda dura el pensamiento
Esfera de vacío la palabra

Pasan los días

¿Qué hice ayer?
¿Dónde estuve?

Y este olor Esta mano
Este grito atorado en la garganta
como una nuez amarga.

«Ciudad bajo el relámpago» 1983



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