Muerta,
		Qué clara eres,
		Qué frescura quedó entre tus dedos…
		Eres una fuente
		Con piedras blancas en el fondo,
		Eres una fuente que de noche canta
		y silenciosamente
		vienen peces de plata a la superficie de agua.
		Muerta qué clara eres,
		y florecida…
		Eres la brisa
		Que en un gesto de adiós pasa en las hojas,
		Eres la brisa que lleva los perfumes y los derrama,
		¡Eres los pasos leves de la brisa
		Cuando en las calles ya nadie pasa!
		Eres una rama de tilo donde el silencio florece,
		Eres un lago donde las imágenes se inquietan,
		Eres la secreta nostalgia de una fiesta
		Que en los jardines murmura.
		Cantando
		Deslizando las manos por los muros
		Pasas recogiendo
		La sangre bermeja y madura de las moras.
		Vas y vienes
		Solitaria y transparente
		y la memoria de las cosas te acompaña.
		Muerta qué clara eres,
		¡Y perdida!
		Eres la medianoche de la noche,
		Eres la terraza que da al viento,
		Eres una pena solitaria y franca,
		Las sombras vuelven a bailar,
		El perfume de las algas sacia el aire
		y las ramas se recuestan sobre las ventanas:
		Suaves cabellos de pena tiene la brisa.
		Sola pasas al fondo de las avenidas.
		No muestras tu rostro,
		Pasas de espaldas con un vestido blanco.
		¡Eres leve y dulce como un sueño!
		El soplo de la noche se llena de angustia
		y de mí surgen palabras solitarias:
		Eres el perfume de 		infancia que hay en las rocas,
		Eres el vestido de infancia que hay en los campos,
		Eres la pena de infancia que hay en la noche. 
		Súbitamente
		Alcanzo pierdo la forma de tu rostro:
		¡Qué fresca eres!
		Pasas y de tus dedos corren fuentes.
		¡Qué leve eres,
		Más leve que una danza!
		Apenas llegaste, apenas volviste, apenas te vi
		Ya en el fondo de los caminos te extinguiste:
		Arena lisa y blanca que ningún paso pisa
		Pena franca
		Angustia fuente fresca y brisa.
		Versión de Diana 		Bellessi