Poema Lucrecia de Fernando De Rojas
Oh, quién fuese la      hortelana
de aquestas viciosas flores,
por prender cada mañana
al partir a tus amores.
		Vístanse nuevas      colores
los lirios y la azucena;
derramen frescos olores
cuando entre por estrena.
		Alegre es la fuente      clara
a quien con gran sed la vea;
mas muy más dulce es la cara
de Calisto a Melibea.
		Pues aunque más      noche sea,
con su vista gozará.
¡Oh cuando saltar le vea,
qué de abrazos le dará!
		Saltos de gozo      infinitos
da el lobo, viendo al ganado;
con las tetas los cabritos;
Melibea con su amado.
		Nunca fue más      deseado
amador de la su amiga;
mi huerto más visitado,
ni noche tan sin fatiga.