Poema De Los Mismos de Luis De Gongora



Peinaba al sol Belisa sus cabellos
Con peine de marfil, con mano bella;
Mas no se parecía el peine en ella
Como se escurecía el sol en ellos.

En cuanto, pues, estuvo sin cogellos,
El cristal sólo, cuyo margen huella,
Bebía de una y otra dulce estrella
En tinieblas de oro rayos bellos.

Fileno en tanto, no sin armonía,
Las horas acusando, así invocaba
La segunda deidad del tercer cielo:

«Ociosa, Amor, será la dicha mía,
Si lo que debo a plumas de tu aljaba
No lo fomentan plumas de tu vuelo».



Poema Nocturno de Delmira Agustini



Engarzado en la noche el lago de tu alma,
diríase una tela de cristal y de calma
tramada por las grandes arañas del desvelo.

Nata de agua lustral en vaso de alabastros;
espejo de pureza que abrillantas los astros
y reflejas la cima de la Vida en un cielo…
Yo soy el cisne errante de los sangrientos rastros,
voy manchando los lagos y remontando el vuelo.



Poema Flor De Desolación Y De Quimera de Manuel Parra Pozuelo



En la desolación de la quimera,
un desdichado pájaro cautivo
cantó con canto tan ardiente y vivo
que a su voz envidió la primavera.

Su canto fue la enseña y la bandera
de todo lo soñado y fugitivo,
de lo fluyente por el cauce esquivo,
que fuera inaprensible y fatal fuera.

El resplandor aquel de la hermosura,
y el brillo incandescente de su canto
fueron precipitados en la oscura
y silenciosa sima del espanto.
¡Su cantar era canto sin ventura,
para el pesar nacido y para el llanto¡.



Poema Reflexión Moral Sobre La Anatomía de Manuel Vázquez Montalbán



Hay mujeres que hacen daño
en el pecho del que muere
al contemplar
la contención exacta de su carne
la refrigeración
blanda de sus cabellos limpios
y el pretexto caedizo de sus ropas

otras
tienen los ojos tristes pero hermosos
o un bello lomo para un torpe frente
o dos piernas
sin cansancio muscular columnas
de seguro cielo

otras sólo tienen
dos senos a punto de abrirse por su peso
de fruta para labios agostados
para manos
sin otro mundo que llevarse al alma

y en ocasiones
sólo un seno es hermoso sólo un hombro
sólo un vencimiento de la piel
sólo los labios

pero siempre hay un hombre enamorado de tanto o de tan poco
enamorado fugaz o consecuente ama
las pequeñas patrias de una noche
sin clarines
frente a unos párpados cerrados murmullos
fracasadas sintaxis

respetad las plantas
y los cuerpos donde el deseo se descansa
del infinito miedo a todos los olvidos.

«A la sombra de las muchachas sin flor» 1973



Poema De Los Señores Reyes Don Felipe Iii Y Doña Margarita, En Una Montería de Luis De Gongora



Clavar victorïoso y fatigado
Al español Adonis vio la Aurora
Al tronco de una encina vividora
Las prodigiosas armas de un venado.

Conducida llegó a pisar el prado,
Del blanco cisne que en las aguas mora,
Su venus alemana, y fue a tal hora,
Que en sus brazos depuso su cuidado.

«Este trofeo ?dijo? a tu infinita
Beldad consagro»; y la lisonja creo
Que en ambos labios se la dejó escrita.

Silbó el aire y la voz de algún deseo,
«¡Viva Filipo, viva Margarita,
?Dijo? los años de tan gran trofeo!»



Poema Dedicatoria Total de Luis Cardoza Y Aragón



Porque nada he deseado
aparte de tu amor
nunca perdí mi tierra
que me invento contigo.
Yo vivo enamorado
de luz, de mar y cielo.
Quisiera estar bordado
en tu alma y tu pañuelo



Poema Dedicatoria de Ana Ajmatova



Las montañas se doblan ante tamaña pena
y el gigantesco río queda inerte.
Pero fuertes cerrojos tiene la condena,
detrás de ellos sólo «mazmorras de la trena»
y una melancolía que es la muerte.

Para quién sopla la brisa ligera,
para quién es el deleite del ocaso –
Nosotras no sabemos, las mismas por doquiera,
sólo oímos el odioso chirriar de llaves carceleras
y del soldado el pesado paso.

Nos levantamos como para la misa de madrugada,
caminábamos por la ciudad incierta,
para encontrar una a la otra, muerta, inanimada,
bajo el sol o la niebla del Neva más cerrada,
mas la esperanza a lo lejos canta cierta…

La sentencia… y las lágrimas brotan de repente,
ya de todo separada,
como arrancan la vida al corazón, dolorosamente,
como si hacia atrás la derribaran brutalmente,
pero marcha… vacila… aislada…

¿Dónde están ahora aquellas compañeras del azar,
de mis años de infierno desnudo?
¿En la borrasca siberiana cuál es su soñar,
qué imaginan en el círculo lunar?
A vosotras os envío mi adiós y mi saludo



Poema Cómo Decir De Pronto… de Julia Prilutzky



Cómo decir de pronto:
tómame entre las manos,
no me dejes caer. Te necesito:
Acepta este milagro.
Tenemos que aprender a no asombrarnos
de habernos encontrado,
de que la vida pueda estar de pronto
en el silencio o la mirada.
Tenemos que aprender a ser felices,
a no extrañarnos
de tener algo nuestro.
Tenemos que aprender a no temernos
y a no asustarnos
y a estar seguros.
Y a no causarnos daño.



Poema Saeta Que Voladora de Gustavo Adolfo Bécquer



cruza, arrojada al azar,
y que no se sabe dónde
temblando se clavará;

hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval,
sin que nadie acierte el surco
donde al polvo volverá.

Gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar
y rueda y pasa y se ignora
qué playa buscando va.

Luz que en cercos temblorosos
brilla próxima a expirar,
y que no se sabe de ellos
cuál el último será.

Eso soy yo que al acaso
cruzo el mundo sin pensar
de dónde vengo ni a dónde
mis pasos me llevarán.



Poema Petit-cru de Ricardo Carballo Calero



En Tintagel suena un cascabel. Petit-cru.
Vino de Avalón, la isla de las hadas. Tristán
para la rubia Iseu lo atrajo. Alegra el corazón
su música hechizada. La amiga es
por el embrujo, lejos del amigo, feliz. ¡Dios:
el desdichado envió a la desdichada la dicha! Renunció
al talismán para que pudiera la reina, separada de él,
vivir dichosa, y la rubia encuentra alegre el vivir.

Hermosos son los mantos forrados de blanco armiño,
gentiles las cabalgadas por el matorral en la corte de Marés,
y los torneos en los que los caballeros muestran amorosas divisas.

Dulce el recuerdo de Tristán como sonrisa del amanecer.
El cascabel del blanco cachorro es más fuerte
que la copa fatal que la imprudente prudencia materna
llenó de amor y de muerte y abrasadora pasión.

Pero ¿cómo la amiga en la ausencia del amigo se siente
con cuerpo ligero, con alas de alondra, con el espíritu
gracioso? La reina piensa. Desvela el secreto.
Hechizo de amor es. El desdichado desea
la dicha de aquella que es su dolor.
Petit-cru. Los labios adornados de dulce
amargura requieren el ser milagroso. Del regazo
le tira el cascabel. No quiero, amigo hermoso
la alegría mientras tú estas triste, señor;
la vida mientras tú mueres. Bebemos el vino
juntos, debemos morir o vivir.

Desde la florida ventana arroja el cascabel al mar.

Arrastrando su larga cola bordada camina
por los pasajes del llanto al sombrío sepulcro del dolor.

De «Poemas colgados de un cabello»



« Página anterior | Página siguiente »


Políticas de Privacidad