Poema La Manía Del Viento de Luis Alberto Arellano



De nada sirve volar
rodeado de puro aire
Es mejor remontar las alas entre la negra tierra
Entre el risco metálico
En lo profundo del silencio
Volar ahí
a brazada molida con lo pétreo

Habría que luchar con el polvo desde su origen de polvo
con su condición de roca en desgaste
mancillar directamente al elemento en la química de su primer resuello
ahí volar
mancharse las alas de mullidos
terrones

Habrá que remontar el metal en su pulido osario
para que la roca hable
para que el fuego se escuche bramar sus motivos

De nada sirve respirar siempre aire
habría que respirar fuego
llorar fuego
escribir fuego con los dedos
encendidos
soñar agua
y tener miedo siempre del vacío

Habría que llorar tierra y fuego
metal y viento
O sostener la respiración un largo rato
mientras las alas terminan de crecer bajo los costados
y el aire se ensucia con los rastros de la sangre
que c
a
e



Poema La Casa De Los Signos de Luis Alberto Angulo



(a Luis Beltrán Díaz)

?Alabada sea toda/ Semejanza/ si el hombre a la orilla/
de la nada/ se atreve/ y levanta la casa de los signos
?
Humberto Díaz Casanueva

I

en el sepia de la tarde/ frente al enceguecido sol de mi silencio/ la
pretensión de hablar/ con estos papeles amarillos desde siempre

II

si arrancó sus ojos/ fue únicamente/ para contemplarse/ para
buscar dentro de sí/ la luz que no se extingue/ la que no cesa/ en
la larga noche/ de la casa de los signos

III

¿se acaba el hombre?/ preguntaste/ y el enigma sobrevive/ este
salto que señalan/ los viejos signos/ el oráculo/ las terribles cartas
del Tarot/ las tres monedas/ a las que asignamos/ tres al cielo/
dos a la tierra

IV

el enigma de la luz/ te opongo/ el enigma de las sombras/ ¿en que
orilla cabalgamos?// ¿me das tu todo/ y te devuelvo nada?// la
casa habita/ en su silencio

V

hoy es el día/ ¿cómo preguntarse por otra cosa?/ lo terrible de
este momento/ esconde la grandeza que señala/ un pacto inédito
entre luz y sombra

VI

sobreinfinito/ el hombre interroga/ o musita un deseo/ un trueno
lejano/ en el llano sin nombre



Poema Herencia de Luis Alberto Ambroggio



Hijo planetario de mi heredas solamente
una explicación que te explica:
vienes desde donde yo mismo
he venido a tientas.

Acaso este tesoro contenga
algunas de las claves
del crucigrama incompleto
que configuras con tus pasos de tierra.

Como humano, hijo del universo,
eres una ola del océano infinito
que besando muchas playas
permanece uno y muchos
al mismo tiempo.

Cada raiz de tus nombres, hijo del suelo,
como todos los nombres,
conjuga tierras lejanas y oficios legendarios,
uno de ellos, por decir, colector de impuestos
en el tajante imperio de los otomanos.
Tu afán de conquista se llama Rasmusen u otro nombre
con quien, hace generaciones, exploraste el polo sur , el norte,
los cuatro puntos cardinales.
Por otra huella te remontas hasta un prócer.
No lo conoces. Pertenece a la historia o leyenda
de un pueblo transitorio
pero a tí también te pertenece
y le pertenecerá a tus hijos y su descendencia.
Tu estirpe es de los mares y los vientos
de los pueblos de Moisés, de Zeus y de Eneas.

Y hay lenguajes y culturas que te hablan y no entiendes,
a pesar de animar cada una de tus venas:
el italiano, el árabe, el francés, el español, el inglés,
ese idioma en que has nacido,
en uno de los vuelos mágicos de tu sangre;
y este testimonio que tú puedes leer, hijo del tiempo,
tu hijo quizá ya no lo entienda
aunque le quemen los sonidos
en nostalgias o gestos inexplicables.

Porque fíjate en tus manos
y leerás las vidas de muchas manos,
las que cultivaron tierras antiguas y nuevas,
las que inventaron aquellas ilusiones que se llaman ciencias,
las que recorrieron libros de leyes, metafísicas y letras,
las que comercializaron telas, aviones, cereales
y recogieron desde el Drachma hasta los dólares,
las que te cuidaron con el calor de la caricia.
Fíjate en tus manos, hijo, y en sus surcos
cosecharás fulgores de centurias, genes increibles,
descifrarás como en un espejo de carne ajada
los rostros dorados de antiguos signos y semillas.

Porque en tu vida verás morir y amanecer nombres,
con lágrimas y sonrisas
y te verás en cada uno de ellos, hijo,
misteriosamente.

1998.



Poema Otros Poetas de Luciano Castañón



Cimadevilla, ¿qué hubieran dicho de ti
Antonio y Nicolás,
Manuel del Cabra! y Blas
si hubieran en ti vivido
y probado lo que das?

Digo: empapándose de lo salobre,
de seres riendo sus miserias en tandas,
de calles pinas, ropas azul mahón
?desteñidas, desflecadas?
o colgando en galerías
como banderas humanas.
Digo, Cimadevilla,
si ellos hubieran henchido sus venas
de mástiles y canciones,
del dispendio de tus hombres
?hormigas, fatalistas o rebeldes?
gastando lo que no tienen:
dinero;
pero humor, humor negro,
de eso si están nutridos
(se lo aseguro yo a los nombres
de los hombres que arriba cito ).

Hay poetas que cantan a la luna,
al jilguero y a la flor,
pero que asimismo dicen, o piensan:
«Si otros hombres sufren es como si sufriera yo».



Poema La Rula de Luciano Castañón



Brilláis como el oro, residuales peces.
Metálico es vuestro torso verde
o amarillo. ¿En qué tono inaprensible
y vuestro mi pupila ahora se pierde?

Color de peces raudos bajo el agua;
(en el estanque peces de colores);
fantasmal color de peces en la lonja
allí donde mis ojos son deudores.

Te subastan, humilde calamar,
Y a ti también, sardina parabólica:
de ojo bicolor, contorno azulado
y ya sin tu velocidad diabólica.

Besugo, bruñido besugo, cara
de simple, dile con enfado a la mujer
que no te arrastre ni tu lomo clave,
asciende vengativo tu boca de beso
y muerde a la mujer donde más pueda doler.

Eres ancha, ancha raya;
cartílago rosa, raya;
aeroplano plano, raya;
masa viscosa,
pero graciosa
en la resbaladiza losa, raya.

?Pero qué feo, pero qué feísimo
es el pez que ahora veo.
?Si me insultas diré que son más feos
tu padre y tu madre, y no lo creo.

Congrio ?tiemble la voz?, es
tu boca de rana y labios de risa
estuche pluridentado y temido
por el pescador.
Ya sin vida, qué
bueno eres en tu circunferencia de nido.

Una palidez de enfermo
trasuda el lenguado liso.
Bonito azul, ¿sabes que tu contorno
tan exacto y convergente
lo envidia el geómetra más preciso?

Juntos estáis, ¿por qué, rape y merluza?
Mal compagina la gris elegancia
junto a la cabezota triangular
?de caperuza?.

Sable, ¿qué enigma esbozas en el suelo?
¿Qué murmura tu ondulación pringosa?
Rígidamente quedas impávido cuando
te dejan tendido sobre la losa.

El suelo de la Rula parece una pecera hueca.
En él ojos equidistantes
oblicuados por la muerte.
En brevísimas cimas, apiñados:
cachalotes locos, arácnidos de mar,
bondadosas tolinas, congrios ávidos,
peces de Cristo, pulpos del demonio
amedrentando un sueño de tentáculos.
Ya no sois peces, oh peces. Sin vuestra
libertad ácuea sólo sois seres ahogados.
Por la baba resbaladizo el suelo.
La alcantarilla rasgada bebe que bebe
el limo residual de peces muertos.

Vientre desnudo,
sangrienta agalla,
aleta y cola
mienten la playa.



Poema Calles de Luciano Castañón



Calles, callejuelas tristes
en las que todo es vereda.
Encuentras la que no buscas
y buscas la que no encuentras.

Entra, tú, mira qué nombres:
Tránsito de las Ballenas,
Virgen de la Soledad,
el Callejón de las Fieras.

Si los quieres religiosos
hay Las Cruces y el Rosario;
belicoso: Artillería;
la Corrada es asturiano.

Calles trazadas por un
delineante loco que
tras reír su locura
innominado se fue.

Sube, baja, tuerce el pie
no hay iguales ni dos losas
ni dos casas. Con las nasas
no se cazan mariposas.

Callejuelas, callejones
de Cimadevilla,
que atenazáis corazones.



Poema Solo Piel de Lucero Alanís De Gurrola



La luz en mi piel se torna oscura
en los himnos del verano
como fruta de mares
Suda bajo el hervor del abrazo
del tiempo que sobre mí palpita
que no acepta resistencia
y me consume
El placer de las cerezas pinta la luz
para que brote de esta piel
lo que ninguno sabe

A veces he sido piel
y a veces también lo que contiene



Poema Llevas Un Impulso Irresistible… de Lucero Alanís De Gurrola



Llevas un impulso irresistible
de apagar la noche

cerrados los ojos a los recuerdos
te ocultas en tu cobija
blindada
para rayos equis

en el escalofrío del malsueño
vuelve a encenderse la luna

noche a noche
?de la suma que queda?
has de continuar en el intento



Poema Con Tanto Olvido de Lucero Alanís De Gurrola



Como lánguidas banderas
adornan el callejón
Teñidas de opaco encubren
sus colores
secretos
de hombre y mujer
Sábanas que ella lavó
con tanto olvido
pequeños trozos de infante
No tan lejos
unen
las casas vecinas
cuelgan
disimulados cordones

La ropa entristece
en espera
de un mejor sol



Poema La Cabalgata de Lourdes Vázquez



Todo el día he estado cabalgando
este caballo. Un animal vigoroso
y suave al tacto. Es como trotar con el lobo,
la zorra, sus patas, su cabello largo.
Galopando con esa intensidad me
aficiono al óvulo, al ovario entero,
todos los huevecitos de mi cariño
y de a poco cuatro poderosos brazos
me levitan, sientiéndome cómoda,
sin peso, suelta, suspendida y estas ganas
de estar, solo estar, la mera presencia
y brillo como un hallazgo de oro
en mitad de la cueva o un incendio
de guirnaldas en medio del bosque.
Todo el día.



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