Poema Cine Darío de Luis Alvarenga



La viruta de la tarde
fluye reina
por el alambique del cine

sos el único
entre los que fuman su lluvia
el único
amo del silbido y el salto mortal de la palabra
el único
que retuerce sus venas
con las de la pantalla
el único el de la saliva
el unico
el que gritaaaaaaaaaaaaaaatrapado
en la pupila de Alguien
que acaba de salir
orientado por las luces a medias.



Poema El Tiempo (ii) de Luis Alfredo Arango



El tiempo
es la espera
de una mañana improbable
o de fecha segura
que no llega
y pasa
y engendra
otra espera.



Poema El Resplandor de Luis Alberto De Cuenca



la luz proyecta un resplandor perlado
sobre la pendiente de tus senos,
apenas contenidos en la escasa
pechera de tu vestido. Un rtesplandor
que viene de otro tiempo y de otro sitio
y que sigue brillando todavía.



Poema Soneto Del Amor Oscuro de Luis Alberto De Cuenca



La otra noche, después de la movida,
en la mesa de siempre me encontraste
y, sin mediar palabra, me quitaste
no sé si la cartera o si la vida.

Recuerdo la emoción de tu venida
y, luego, nada más. ¡Dulce contraste,
recordar el amor que me dejaste
y olvidar el tamaño de la herida!

Muerto o vivo, si quieres más dinero,
date una vuelta por la lencería
y salpica tu piel de seda oscura.

Que voy a regalarte el mundo entero
si me asaltas de negro, vida mía,
y me invaden tu noche y tu locura.

«El otro sueño» 1987



Poema Deseada de Luis Alberto De Cuenca



Era su turno. Cuidadosamente
dobló la gabardina sobre el brazo.
Se echó el pelo hacia atrás, y su mirada
se cruzó con la mía. Con los ojos
le devolví la calma. Se marchaba,
pero regresaría, y todo aquello
terminaría bien. Cerró la puerta.
Yo me quedé sentado, acariciando,
tembloroso, su ropa interior verde.



Poema Cómo Te Defiendes De Mí de Luis Alberto De Cuenca



en la tumba sin flores del olvido,
donde mis huesos no conozcan
la senda de tu cobardía.



Poema Un Amor Imposible de Luis Alberto De Cuenca



Te he encontrado en la calle
y, luego, hemos cenado juntos.
Te lo he dicho otra vez:
mi vida quiere ser lo que llamaba Bowra
«the pursuit of honour through risk».
Y tu sonrisa se transforma
en una mueca obscena,
y sigues sin saber qué es el pudor.
Antes de medianoche
estabas muerta ya, amor mío.



Poema Hammurabi de Luis Alberto De Cuenca



Las chicas como tú se ríen en las barbas
del mismísimo Hammurabi.

«Ojo por ojo
y diente por diente»
(lo hizo escribir en Babilonia,
hace cuatro mil años).

Las chicas como tú responden
al amor con desdén
y al desdén con amor.
Por fastidiar a Hammurabi.



Poema Pesadilla de Luis Alberto Crespo



Un tiempo feo, después de insolación o cansancio:
Levantarse tirado afuera por el temporal,
esa música de cuerdas, el ventarrón
que trae la montaña hasta la puerta,
toda mi familia en los relámpagos.
Nunca se acabó este ruido,
ni el de los muertos barriendo sobre mí, buscando en los baúles
donde el sol no toca fondo.
El aguacero hace brincar el infierno,
y tal vez hay un baúl enterrado detrás de los armarios.
En esta casa, el balcón sigue la raya del horizonte
y un relámpago se lleva a mi mamá bien lejos.
No puedo abrir los ojos. La casa en la calle,
el cuarto de mi papá en los basureros
abierto como una lata.



Poema Y Una Grande Mariposa Amarilla de Luis Alberto Arellano



Cuando muera seré japonés
de digna figura bajo el manto
o un albatros
de rotas alas
Seré un romo silencio de bordes finos
una lluvia de ceniza en Sydney
un alcatraz gobernando el mundo
cuando yo muera

Cuando ella muera, mi bestia negra
en la espuma negra de sus 36
será un engrane de titanio
un lamento murmurado a gritos
o un tirio a mitad del báltico

será una ortiga que llora el relámpago

Cuando muera Dios, si es que hubo dios
será un edificio en llamas
un ángel de alas pequeñísimas
cayendo
una fronda de raíces enanas
Cuando muera Dios, sabiendo que ha vivido
tendrá las pupilas rotas
de los necios
el frío de las focas en los belfos
la saliva espesa de los hombres
que nada temen
Será Dios, una libra de carne en la Habana
un dedo extendido en la calle
o un contorno de estrellas negras
que grite por lo bajo lo callado de su ausencia



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