Poema Romance de Manuel Altolaguirre



Se levantó sin despertarme.
Andaba lenta, aplastándose tanto
hasta pasar bajo imposibles
sitios huecos,
o estirándose fina como un ala
atravesando puertas entreabiertas.
No tenía vista,
pero salvaba los obstáculos
con previsora maestría.
Ni tacto,
pero evitaba las esquinas
sin recibir un golpe.
Ni oído,
pero cuando el portazo aquél,
sobresaltada,
corriendo vino a mí,
en mí escondiéndose
y despertando en mí,
su cuerpo.



Poema A Un Suicida En Una Piscina de Luis Hernández



No mueras más
Oye una sinfonía para banda
Volverás a amarte cuando escuches
Diez trombones
Con su añil claridad
Entre la noche
No mueras
Entreteje con su añil claridad
Por lo que Dios más ame
Sal de las aguas
Sécate
Contémplate en el espejo
En el cual te ahogabas
Quédate en el tercer planeta
Tan sólo conocido
Por tener unos seres bellísimos
Que emiten sonidos con el cuello
Esa unión entre el cuerpo
Y los ensueños
Y con máquinas ingenuas
Que se llevan a los labios
O acarician con las manos
Arte purísimo
Llamado música
No mueras más
Con su añil claridad.

De «La imagen»



Poema Transterrado de Alfredo Lavergne



Como me siento lejos de donde estoy
O porque me empujan hacia donde no iré
Camino
Y con un hábil golpe del lápiz
Que resume las imágenes Que lleva de viaje
Subo al tren.
Me devuelvo donde no deben ignorarme
Retorno porque lo anterior va conmigo
Regreso a mi ciudad y llego a otra.



Poema Jamás de Rubén Izaguirre Fiallos



Nunca nos amaremos,
jamás llegarás a quererme,
es imposible que algún día
estemos juntos.

A pesar de todo,
te espero a la misma
hora de la noche,
en el lugar de siempre,
aunque no llegués.



Poema Desde Lo Informe de Gabriel Celaya



Un dulce llanto espeso,
una delicia informe,
materia que me envuelve y sofoca magnolias,
suave silencio oscuro,
aliento largo y blando.

Las caricias se espesan
(me derramo por ellas),
y, voy por el jardín secreto murmurando,
y, al tocarte, me asombro de que tengas un cuerpo,
y al lazar la cabeza,
las estrellas me asustan con su dura fijeza.



Poema La Noche de Idea Vilariño



Es un oro imposible de comprender, un acabado
silencio que renace y se incorpora.

Las manos de la noche buscan el aire, el aire
se olvida sobre el mar,
el mar cerrado,
el mar,
solo en la noche, envuelto
en su gran soledad,
el hondo mar agonizando en vano…

El mar oliendo a algas moribundas y al sol,
la arena a musgo, a cielo, el cielo
a estrellas. La alta noche sin voces
deviniendo en sí misma, inagotada y plena,
es la mujer total con los ojos serenos
y el hombre silencioso olvidado en la playa,
el alto, el poderoso, el triste,
el que contempla,
conoce su poder que crea, ordena el mundo,
se vuelve a su conciencia que da fe de las cosas,
y el haz de los sentidos le limita la noche.

I

Concédeme esos cielos, esos mundos dormidos,
el peso del silencio, ese arco, ese abandono,
enciéndeme las manos,
ahóndame la vida
con la dádiva dulce que te pido.

Dame la luz sombría, apasionada y firme
de esos cielos lejanos, la armonía
de esos mundos sellados,
dame el límite mudo, el detenido
contorno de esas lunas de sombra,
su contenido canto.

Tú, el negado, da todo,
tú, el poderoso, pide,
tú, el silencioso, dame la dádiva dulcísima
de esa miel inmediata y sin sentido.

II

Estás solo, lo mismo.

Yo no toco tu vida, tu soledad, tu frente,
yo no soy en tu noche más que un lago, una copa,
más que un profundo lago,
en que puedes beber aun cerrados los ojos,
olvidado.
soy para ti como otra oscuridad, otra noche,
anticipo de la muerte,
lo que llega en el día frío el hombre espera, aguarda,
y llega y él se entrega a la noche, a una boca,
y el olvido total lo ciega y lo anonada.

Sin límites la noche,
pura, despierta, sola,
solícita al amor, ángel de todo gesto…

Estás solo, lo mismo.
Ebrio, lúcido, azul, olvidado del alma,
concédete a la hora.



Poema Insomnio de Gerardo Diego



Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño, y por el mar las naves.

En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.

Saber que duermes tú, cierta, segura
?cauce fiel de abandono, línea pura?,
tan cerca de mis brazos maniatados.

Qué pavorosa esclavitud de isleño,
yo, insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.



Poema Nueva Presencia de Meira Delmar



Venías de tan lejos como de algún recuerdo.

Nada dijiste. Nada. Me miraste a los ojos.
y algo en mí, sin olvido, te fue reconociendo.

Desde una azul distancia me caminó las venas
una antigua memoria de palabras y besos,

y del fondo de un vago país entre la niebla
retornaron canciones oídas en el sueño.

Mi corazón, temblando, te llamó por tu nombre.
Tú dijiste mi nombre… Y se detuvo el tiempo.

La tarde reclinaba su frente pensativa
en las trémulas manos de los lirios abiertos,

y a través de las nubes los pájaros errantes
abrían sobre el campo la página del vuelo.

Con los hombres cargados de frutos y palomas
interminablemente pasaba el mismo viento,

Y en el instante claro de los bronces mi alma,
llena de ángelus, era como un sitios del cielo.

Una vez, antes, antes, yo te había perdido.
En la noche de estrellas, o en el alma de un verso.

Una vez. No sé donde… Y el amor fue tan sólo
encontrarte de nuevo.



Poema Ay, Triste Del Que Un Día de Rubén Darío



Ay, triste del que un día en su esfinge interior
pone los ojos e interroga. Está perdido.
Ay del que pide eurekas al placer o al dolor.

Dos dioses hay, y son: Ignorancia y Olvido.
Lo que el árbol desea decir y dice al viento,
y lo que el animal manifiesta en su instinto,
cristalizamos en palabra y pensamiento.
Nada más que maneras expresan lo distinto.



Poema El Espejo De Agua de Vicente Huidobro



Mi espejo, corriente por las noches,
Se hace arroyo y se aleja de mi cuarto.

Mi espejo, más profundo que el orbe
Donde todos los cisnes se ahogaron.

Es un estanque verde en la muralla
Y en medio duerme tu desnudez anclada.

Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos,
Mis ensueños se alejan como barcos.

De pie en la popa siempre me veréis cantando.
Una rosa secreta se hincha en mi pecho
Y un ruiseñor ebrio aletea en mi dedo.



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