Poema Dolor Del Hombre de Rafael Morales



La tristeza es arena de desierto,
sombra de soledad, sombra del aire,
larga ausencia de Dios que nos circula
por el llanto olvidado de la sangre.

Todo está triste hoy y es un desierto
mi corazón, que apenas si es de alguien;
todo está triste, sí, todo está triste
en esta inmensa y desolada tarde.

Madera de ataúd es lo que crece
en esta primavera de los árboles,
mientras proyecta el cielo largamente

su soledad vastísima en mi carne,
en mi alma sin dueño, en esta pena
que me crece y me crece interminable.



Poema Una Joven Y Vieja Mujer de William Butler Yeats



¿Cuál fue el alegre muchacho que más me agradó
De todos cuantos yacieron conmigo?
Respondo que mi alma entregué
Y en el dolor amé,
Mas gran placer me dio un muchacho
Al que físicamente amé.
Libre del cerco de sus brazos
Reía al pensar que era tal su pasión
Que él imaginaba que yo entregaba el alma
Cuando sólo existía el contacto de dos cuerpos,
Y reía sobre su pecho al pensar
Que era la misma entrega que hay entre las bestias.
Di lo que otras dieron
Después de quitarse la ropa,
Mas cuando este alma del cuerpo se despoje
Y desnuda vaya a lo desnudo
Aquel a quien halló encontrará allí dentro
Lo que ningún otro conoce.
Y dará lo suyo y tomará lo suyo
Y regirá por derecho propio;
Y aunque amó en el dolor
Tanto se aferra y se cierra,
Que ningún ave diurna
Osaría extinguir tal deleite.



Poema Al Descubierto de Cecilia Ortiz



Si pudiera salir de la oscuridad
Porque la voz que anima
Y el salto lujurioso que ensancha mi pecho
No es normal
Si también pudiera salir del castigo
Estaría atenta al bien
Resbalaría como una merluza
Me hartaría
No sería de este mundo pequeño
Donde apenas encuentro desorden

Si escapara por el canto
Ya no sería este sapo lleno de baba
Mirando la certeza del azul
Si no chocara con mi ruido
Si perdiera la estridencia
Volaría
Qué amable sería para todo.



Poema Algunas Sugerencias Con Qué Escribir Poesía de Marita Troiano



Si no existiera el papel
ni los papiros de ayer, los pergaminos o las piedras
ni las tintas
De qué forma escribiría poesía?
Tal vez,
sobre una espalda tibia con mi lengua humedecida por tus besos
Contra una pared blanca con los bordes ondulantes de tu sombra
En la piel violenta de tus muslos con una aguja imantada
En las lisas piedras del jardín con mi sudor, con mis lágrimas
En la curvada cascara de un huevo con trozos de carbón
Sobre la arena clara con el temblor de mis dedos cuando miras
En la palma indescifrable de mi mano izquierda moviéndose sus líneas
hacia tu destino
En tus nalgas con mis uñas largas
Sobre la corteza de los árboles con el viento de mayo y un
cuchillo
En aguas cristalinas jugando con tu reflejo
En tu boca con la mía
En tu nuca con mi aliento
En el aire con mis alas
En mi barriga blanca con tus sueños.



Poema No Puedo Quejarme de Francisco Urondo



Estoy con pocos amigos y los que hay
suelen estar lejos y me ha quedado
un regusto que tengo al alcance de la mano
como un arma de fuego. Las usaré para nobles
empresas: derrotar al enemigo ?salud
y suerte-, hablar humildemente
de estas posibilidades amenazantes.

Espero que el rencor no intercepte
el perdón, el aire
lejano de los afectos que preciso: que el rigor
no se convierta en el vidrio de los muertos; tengo
curiosidad por saber qué cosas dirán de mi; después
de mi muerte; cuáles serán tus versiones del amor, de estas
afinidades tan desencontradas,
porque mis amigos suelen ser como las señales
de mi vida, una suerte trágica, dándome
todo lo que no está. Prematuramente, con un pie
en cada labio de esta grieta que se abre
a los pies de mi gloria: saludo a todos, me tapo
la nariz y me dejo tragar por el abismo.



Poema Este Pan Que Yo Parto de Dylan Thomas



Este pan que yo parto fue alguna vez avena,
este vino en un árbol extranjero
se zambulló en su fruta;
durante el día el hombre y por la noche el viento
segaron las cosechas, rompieron el gozo de la uva.

Alguna vez, en este vino, la sangre del verano
golpeteaba en la carne que vestía la viña,
un día en este pan
la avena al viento era alegría,
el hombre rompió el sol, abatió el viento.

Esta carne que partes, esta sangre a la que dejas
sembrar desolación entre las venas
fueron avena y uva
nacieron de la raíz sensual y de la savia;
mi vino que te bebes, el pan que me arrebatas.

Versión de Elizabeth Azcona Cranwell



Poema Los Ataúdes de Armando Uribe Arce



I

/1/
Sic transit gloria mundi, y las miserias
también son transitorias -las frecuentes
desgracias y la muerte de las fuentes
que se secan -el pasto de las eras
se estraga -y en las ferias
de los vivientes danzan calaveras.

/2/
Los muertos sufren calambres, pruritos
y otros males. Nadie hay para atenderlos.
Están en el hotel deshabitado
que se llama Ataúd. Es un estado
sin parangón. Los acucian los hielos,
pero son insensibles y ríen con sus rictus.

/3/
Ex -hombre con caras de tiza
metidos en cajas que se abren
como los tarros de hojalata,
decid: cómo es ese otro mundo.
Es inmundo.
Propio para la rata.
Se sufren hambres.
No digáis más, que el corazón se triza.

/7/
(cfr. del griego)
«Aiai, aai», siempre habremos de morir,
somos tan transitorios como las flores,
como los perros, e iremos a dar
a los montones excrementicios o a los hoyos
de donde no se sale aplastados por un dedo
pulgar. Así se cesa.

/12/
(cfr. carta de Gabriela Mistral a M. M.)
«No dudo de Dios, no: dudo de mí.»
«Un mundo que es una carroña fofa»
hizo de mí esta baja estofa,
esta calaña, esta ralea, y –
y lo que es peor, me gobernó el gusano.
No tengo un solo hueso sano.
«Fétidas de miseria» mis heridas
que ya no quiero llamar mías (miasmas)

/25/
De qué les sirve la poesía.
Ni siquiera la leen.
Creen que es mariposas
efímeras. Sentados en sus comités
arrellanados en sus fosas
cómodos cuidan sus hidropesías

[Cfr. Alte. Arancibia el 7 enero 2001.]
La poesía se mete en la boca
de los tontos, diciendo: «No tenemos
más destino». Lo dijo el almirante
con vestidura de muerte o de loca.
Los poetas estamos en veremos
Esperando que se saque los guantes.

II

Los asesinos a la espera
de cuerpos del delito.
Ay, no tenemos más destino,
dicen, lavándose las manos
en sangre tinta negra.
Mientras los muertos retuercen sus manos.

III

Nunca se supo del destino
de los muertos botados bajo el signo
de la desolación al agua sucia
de mares, ríos, lagos, ductos
de alcantarillas inconclusas.
Manando seguirán los vestidos de luto.



Poema El Ángel De La Muerte de Jorge Boccanera



Oigo pasos ¿será la boca de tiznar y el navajazo
en pleno rostro?
Así te acechan como ¿será la antorcha de otra voz
que va sobre la tuya?
Escucho pasos y ¿será el escupitajo en la tela de
araña de tu infancia?
Así te azuzan como ¿será la cruz al rojo en tu
mejilla?
Oigo pasos cerca de ¿será como esos guantes
rozando tu estación?

En la memoria hay una puerta rota.
Los sueños son distintos y el final es el mismo:
el asesino que te besa.



Poema Incompletamente de Juan Gelman



en el filo de la belleza
que corta la vida/la devuelve
a su no ser/la vida
grita el no ser de la belleza/

en ese estáramos se quema la
cebolla descuidada/la tristeza/
el amor al revés/¿cuándo se llora
en este valle?/ciudadanos

entreguen su dolor para hacer tiempo/
insoportalbe es todo viaje
al fondo del cubil/calienten

su pescuezo en la mano que aprita/
cierren la sufridera alta/abran
el sueño que no quiere dormir/

*

las aguas de tu vientre cantan al fondo del país/
así estás hecha/
hoy que la lluvia duele
en todo el mundo te posás/

¿dónde escribís tus estaciones?/
¿las trémulas de tu candor?/
¡panadera!/

¡brillás para que nadie sufra!/
¡amigas compañías que empiezan en tu piel!/
¡cómo penumbras del furor!/

¡así a tus pechos viene el ido!/
¡el que pasaba por tus jugos contra
la olvidación!/
¡apretando los huesitos prestados/

*

vos/que miraste como
mar asomado a su ventana/
y en medio de la furia medis
lo que de cuerpo a la palabra va/

¿qué será eso?/¿animalito
que en la boca si hició?/¿paciencia como
viejos amantes?/¿brazos
que pensaron su límite?/

¿por qué/serena/en tu garganta hay miedo?/
¿por qué del uno al otro habrá?/
por qué de abajo y por afuera

el siglo fuera infancia?/
¿por qué en el viento blanqueás sábanas?/
¿de rama en rama?

*

nada se sabe de la luz que hay
al final del libro/la que
es no es y como enemigo
cierra el tiempo/duele el que buscaba

la novedad de cada pérdida
como salario del vivir/vacío
el cuerpo en los dos filos del presente/
la tibia joya entregada al pasar/

el deseo que ocupa lo que deja/
viajes al fondo que no existe/y
el puro acabamiento/olvido blanco/

el breve signo anotado en el aire
del paciente imposible/su mirada
ciega/

*

cuando la luz corrige las paredes
del alba/el olvido
es amor sonámbulo
el sueño vaga

y en su concavidad se anuncia
lo que no puede ser/en el tejado
de dónde cae el coraje de tantos
desesperadamente hay sol/

la tinta que callaba/
las señales del pájaro constante
como terror en los alrededores

la falta/la vida involuntaria
que borra niños del cuaderno

*

el silencio incurable rompe
lo pecho de vivir/irrumpe
como desierto en fuego/estaba triste
el yo no sé/cambiáramos

las dudas por un niño/sueña
la hoja caída con
la caída/el paisaje del
transcurrir del aire/a dónde

se detuvo el dolor/mirada igual
a ninguna parte/o suceso
del ser/quieta la mierte en su

frontera o razón del presente/casi
piedad/animal suelto
en recibir nada por lámparas/

*

negándose sin destruir
su levantada irrealidad/el peso
de lo vivido teje
el amor/habitado por

lo que no ha de ser/la instintiva
pasión asustada por el
día siguiente/los pedazos
del velo de ida y vuelta/la memoria

que se convive como perro y gato/
apenas aproximación/
suelo movido por el lloro

y la divagación/¿dónde estamos?/
¿en qué infierno pasado o por pasar?/
¿en qué espanto?/¿en qué amor?



Poema Epitalamio Bárbaro de Rubén Darío



El alba aún no aparece en su gloria de oro.
Canta el mar con la música de sus ninfas en coro
y el aliento del campo se va cuajando en bruma.
Teje la náyade el encaje de su espuma
y el bosque inicia el himno de sus flautas de pluma.
Es el momento en que el salvaje caballero
se ve pasar. La tribu aúlla y el ligero
caballo es un relámpago, veloz como una idea.
A su paso, asustada, se para la marea.
La náyade interrumpe la labor que ejecuta
y el director del bosque detiene la batuta.
?¿Qué pasa??desde el lecho pregunta Venus bella.
Y Apolo: ?Es Sagitario que ha robado una estrella.



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