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Poema Yo Me He Asomado A Las Profundas Simas de Gustavo Adolfo Bécquer



de la tierra y del cielo,
y les he visto el fin o con los ojos
o con el pensamiento.
Mas ¡ay! de un corazón llegué al abismo
y me incliné un momento,
y mi alma y mis ojos se turbaron:
¡Tan hondo era y tan negro!



Poema Yo Soy Danae de Alvaro Cunqueiro



Yo soy Dánae. Desnuda caía en el lecho come
bianca neve scende senza vento.
Y llegó secreto con el fulgor
convertido en monedas de oro que cayeron
sobre mí, alrededor, en el suelo
Díjose a sí mismo una voz y aquel oro de ceca
se arremolinó en un amén y se hizo el varón.
Me encontró virgen, me surcó y me sembró.
Me bebió, como quien se echa con sed sobre un río.
Pero lo pasado pasado está.
Ahora soy vieja, y en un reino de columnas derrumbadas
voy y vengo por entre los cipreses y las palomas.
Me tienen por loca, y piensan que miento
cuando digo que fui desvirgada por Zeus.
Para burlarse de mí baten una moneda en el mármol
y yo pienso que él vuelve, y me quito la ropa
y me dejo caer desnuda en la hierba come
bianca neve scende senza vento.
Ni escucho sus risas. Ya soy vieja
pero nunca pude salir de aquel sueño de antaño.



Poema Y El Amigo Común De Dos Que Se Han Separado de Almudena Guzman



Ernesto, moreno de luz y luna argentina,
cigarrillo entre los dedos,
sonrisa de niño en los naranjales del alba.

Ernesto, amigo fiel de espejos y cafés,
padre confidencial con aire triste de gorrión,
páramo de salina y dulce de leche.

Ernesto, aire de tocayo guerrillero,
espuma que se desborda por la vida,
costado tembloroso ajeno a ti mismo.

Ernesto, paloma que se ha roto una pata,
plata sin cascabel,
runruneo de pato deslizándose en el canalón…
te quiero más que a él pero -perdona, compañero tan
próximo-:
no te amo.



Poema Yo No Te Pregunto Adónde Me Llevas de Carmen Conde



Yo no te pregunto adónde me llevas.
Ni por qué.
Ni para qué.
¿Tú quieres caminar?, pues yo te sigo.

Llevo luceros, luceros, en la mano derecha. Y llevo estrellas,
estrellas, en la mano izquierda.
Dime, hombre de todas las noches de luna, ¿qué mano va a
besarme?

¿Por qué me has quitado tus manos, tanto y tan bien como
acariciaban mi frente?
Para que me quisieras otra vez, te regalaría un collar de
islas, un sistema nervioso de horizontes.
¡Me abriría, para ti, todas las mañanas en tus labios!

Yo soy más fuerte que tú, porque me apoyo en ti.

¡Asómate a mí, que soy una torre!
¡Asómate a mí: soy aquella palmera de tu huerto, que latía
contigo!
¡Echa al aire mis campanas y mis palmas!
Yo soy tu panorama.



Poema Ya Se Fue La Ciudad de Pablo Neruda



Cómo marcha el reloj sin darse prisa
con tal seguridad que se come los años:
los días son pequeñas y pasajeras uvas,
los meses se destiñen descolgados del tiempo.

Se va, se va el minuto hacia atrás, disparado
por la más inmutable artillería
y de pronto nos queda sólo un año para irnos,
un mes, un día, y llega la muerte al calendario.

Nadie pudo parar el agua que huye,
no se detuvo con amor ni pensamiento,
siguió, siguió corriendo entre el sol y los sseres,
y nos mató su estrofa pasajera.

Hasta que al fin caemos en el tiempo, tendidos,
y nos lleva, y ya nos fuimos, muertos,
arrastrados sin ser, hasta no ser ni sombra,
ni polvo, ni palabra, y allí se queda todo
y en la ciudad en donde no viviremos más
se quedaron vacíos los trajes y el orgullo.



Poema Y Porque Amor Combate de Pablo Neruda



Y PORQUE Amor combate
no sólo en su quemante agricultura,
sino en la boca de hombres y mujeres,
terminaré saliéndole al camino
a los que entre mi pecho y tu fragancia
quieran interponer su planta oscura.
De mí nada más malo
te dirán, amor mio,
de lo que yo te dije.
Yo viví en las praderas
antes de conocerte
y no esperé el amor sino que estuve
acechando y salté sobre la rosa.
Qué más pueden decirte?
No soy bueno ni malo sino un hombre,
y agregarán entonces el peligro
de mi vida, que conoces
y que con tu pasión has compartido.
Y bien, este peligro
es peligro de amor, de amor completo
hacia toda la vida,
hacia todas las vidas,
y si este amor nos trae
la muerte o las prisiones,
yo estoy seguro que tus grandes ojos,
como cuando los beso
se cerrarán entonces con orgullo,
en doble orgullo, amor,
con tu orgullo y el mío.
Pero hacia mis orejas vendrán antes
a socavar la torre
del amor dulce y duro que nos liga,
y me dirán: -«Aquella
que tú amas,
no es mujer para ti,
por qué la quieres? Creo
que podrías hallar una más bella,
más seria, más profunda,
más otra, tú me entiendes, mírala qué ligera,
y qué cabeza tiene,
y mírala cómo se viste
y etcétera y etcétera.»
Y yo en estas líneas digo:
así te quiero, amor,
amor, así te amo,
así corno te vistes
y como se levanta
tu cabellera y como
tu boca se sonríe,
ligera como el agua
del manantial sobre las piedras puras,
así te quiero, amada.
Al pan yo no le pido que me enseñe
sino que no me falte
durante cada día de la vida.
Yo no sé nada de la luz, de dónde
viene ni dónde va,
yo sólo quiero que la luz alumbre,
yo no pido a la noche
explicaciones,
yo la espero y me envuelve,
y así tú, pan y luz
y sombra eres.
Has venido a mi vida
con lo que tú traías,
hecha
de luz y pan y sombra te esperaba,
y así te necesito,
así te amo,
y a cuantos quieran escuchar mañana
lo que no les diré, que aquí lo lean,
y retrocedan hoy porque es temprano
para estos argumentos.
Mañana sólo les daremos
una hoja del árbol de nuestro amor, una hoja
que caerá sobre la tierra
como si la hubieran hecho nuestros labios,
como un beso que cae
desde nuestras alturas invencibles
para mostrar el fuego y la ternura
de un amor verdadero.



Poema Y Cuánto Vive? de Pablo Neruda



Cuánto vive el hombre, por fin?

Vive mil días o uno solo?

Una semana o varios siglos?

Por cuánto tiempo muere el hombre?

Qué quiere decir «Para siempre»?

Preocupado por este asunto
me dediqué a aclarar las cosas.

Busqué a los sabios sacerdotes,
los esperé después del rito,
los aceché cuando salían
a visitar a Dios y al Diablo.

Se aburrieron con mis preguntas.
Ellos tampoco sabían mucho,
eran sólo administradores.

Los médicos me recibieron,
entre una consulta y otra,
con un bisturí en cada mano,
saturados a aureomicina,
más ocupados cada día.
Según supe por lo que hablaban
el problema era como sigue:
nunca murió tanto microbio,
toneladas de ellos caían,
pero los pocos que quedaron
se manifestaban perversos.

Me dejaron tan asustado
que busqué a los enterradores.
Me fui a los ríos donde queman
grandes cadáveres pintados,
pequeños muertos huesudos,
emperadores recubiertos
por escamas aterradoras,
mujeres aplastadas de pronto
por una ráfaga de cólera.
Eran riberas de difuntos
y especialistas cenicientos.

Cuando llegó mi oportunidad
les largué unas cuantas preguntas,
ellos me ofrecieron quemarme:
era todo lo que sabían.

En mi país los enterradores
me contestaron, entre copas:
«-Búscate una moza robusta,
y déjate de tonterías».

Nunca vi gentes tan alegres.
Cantaban levantando el vino
por la salud y la muerte.
Eran grandes fornicadores.

Regresé a mi casa más viejo
después de recorrer el mundo.

No le pregunto a nadie nada.

Pero sé cada día menos.



Poema Y De La Vida. Y De La Muerte de Alfredo Lavergne



¿ Qué somos…
La autobiografía de América
Su memoria institucional
La palabra de sus chozas
O el discurso del abrazo electrónico?.
Con el olvido que me es permitido
No sé cuanto llovió anoche
Ni los meses que nevó este año en tu país
O la razón de la sequía de la tierra que no he leído
O si mis sentidos y los actos son efectos de un final
O si el hombre que pasa a mi lado dejó su origen.
Sólo sé
Que anoche escribí pateando un tapón de botella.



Poema Yo de Alfonso Cortes



Muchos me han dicho: ?El viento, el mar, la lluvia, el grito
de los pastores… Otros: ?La hembra humana y el cielo;
otros: ?La errante sombra y el invisible velo
de la Verdad, y aquellos: ?La fantasía, el mito.

Yo no. Yo sé que todo es inefable rito
en el que oficia un coro de arcángeles en vuelo,
y que la eternidad vive en sagrado celo,
en el que engrenda el Hombre y pare lo infinito.

Por eso, mis palabras son silencio hablado,
y en la fatal urdimbre de cada ser, encuentro
difícil losabido y fácil lo ignorado…

Yo soy el Mercader de una divina feria
en la que infinito es círculo sin centro
y el número la forma de lo que es materia.



Poema Yvonne de René Char



La sed hospitalaria

Quién la oyó nunca quejarse?

Nadie más que ella hubiera podido beber las cuarenta fatigas
sin morir,
Esperar, muy adelantada, a quienes venían después;
Desde el alba hasta el crepúsculo era su esfuerzo viril.

Quien ha excavado el pozo y sube el agua yacente
arriesga el corazón en la separación de sus manos.

Versión de Jorge Riechmann



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