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Poema Yo Soy Esa Muchacha de Trinidad Mercader



Yo soy esa muchacha que ha besado la tierra
para posar los besos que le sobran.

Yo soy esa muchacha que desea callando
lo que se aleja siempre de su mano vacía.

Blanda pulpa jugosa para mecer el aire;
blando temblor intacto que una caricia anega.

Sedienta y absoluta,
muchacha que se besa la curva de sus hombros,
que se acaricia lenta, con dolida ternura.

Garganta donde canta la sagrada alegría,
donde los gritos crecen de plenitud ahogados.

Muchacha sola y firme que arrebatadamente
crece para sí misma su vegetal milagro,

cuando la tierra vuelca su prometida entrega
y una dulzura virgen va invadiendo los ramos.



Poema No Pesantez De Carne Que Se Estanca de Trinidad Mercader



No pesantez de carne que se estanca,
sino ligero gesto en el espacio.

Curva que, prisionera,
hienda el aire en el salto.

Ritmo donde las alas
recuperen su brío.
(Los músculos se apresten a salvar los obstáculos.)

Oh, senos fugitivos, detenidos en vuelo
por el ineludible tallo de la cintura.
Oh, cóncavas caderas, verticales al suelo.

Las piernas, incendiadas,
giren sobre los pasos iniciados apenas.
El ritmo irá enervando la amplitud de la falda.

Combos los finos brazos,
enmarcando la audacia de la cabeza.

Combos, en el espacio,
cuando el impulso asalte la perfección del cuello
y en torno a todo gire
la llamarada suelta del cabello.



Poema Cercenadme Esta Voz Donde Anida La Estrella. de Trinidad Mercader



Cercenadme esta voz donde anida la estrella.
Cercenadme esta luz, esta naciente albura.

No dejéis que mi aliento
surja de su maraña más límpido que nunca.

Ni el gesto de muchacha que se sorprende libre,
ni este duro clamor, esta palabra impura.

Apiadaos. Derribadme
sobre esta fe creciente que mis ojos declaran
ahora que aún resbala por mi mundo la duda.

Devolvedme aquel aire de niñez oprimida
temerosa del viento, del trueno, de la lluvia.

Devolvedme a las manos que velaron el sueño
de una niña encendida de rubores y frutas.
Volvedme a mi silencio, por donde transitaba
sumisamente dulce, de mí misma confusa.

Aún soy esa muchacha que buscáis en la niebla,
que habita entre vosotros y, sin querer, se oculta.





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