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Poema Sólo Puedo Escribir De Amor de Piedad Bonnett



Sólo puedo escribir de amor.
Salgo a la noche
respiro su aire tenso, sé que vivo.
Con su canto monódico me seducen los grillos.
Y es la noche sin ti lo que yo escribo.
En el verso me abstraigo.
y allí el amor es sangre y meteoro,
es la espada que hiere, es sal y madrugada.
Breve es y bello y mentiroso,
y eterno y falso y dulce y verdadero.
Y yo sólo sé hablar de la tormenta
que estalla entre tus besos.
Ebria y multicolor
en anodinas calles la ciudad multiplica
mil rostros pianos y una sola mueca,
y abre sus tristes puertas a la noche.
Todo está allí para que la palabra
aprese un llanto, un árbol, la monstruosa
soledad de sus calles vocingleras.
Y yo tan sólo escribo
de la tarde sin ti y de mi tristeza.

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Poema Sesión Continua de Javier De Bengoechea



Volveremos al Roxy y al Astoria,
a los ingenuos nombres del pasado.
En la sesión vermuth está atrapado
el final -no lo cuentes- de mi historia.

Hoy estrena recuerdos la memoria.
De cine es y será cómo te he amado.
Por el deseo estoy encañonado
junto a ti. No tenía escapatoria.

No tenía razón estar a oscuras,
estar luchando nuestras calenturas
en una fría y desigual batalla.

Sinceros de tan puros insinceros,
pues éramos los labios verdaderos
del beso que tapaba la pantalla.



Poema Seguro Otoño de Javier De Bengoechea



¿Qué será del amor, cuando estas manos
que acariciaron, vivas, la belleza,
no sean más que hierba en la maleza
de la muerte y la nada?… Gestos vanos

con que mi muerte avise a los humanos
que la vida termina cuando empieza…
Oh aquella breve y cálida pereza
con que toqué sus frutos más lozanos.

Esas caricias son pecado grave.
Pero hombre impertinente soy, lo sabe
el corazón, notario de mis besos.

La carne en flor aún, y en esperanza…
Y la tormenta de la muerte avanza
a punto ya de deshojar mis huesos.



Poema Seguramente de Javier De Bengoechea



Seguramente tú porque tú eres
una nube que pasa, un puro río,
y yo tengo una sed, y un cielo frío,
seguramente como tú prefieres.

Como los quieres tú, como los hieres,
seguramente es cierto que te ansío,
y es todo cierto, sí, ¿ verdad, bien mío?
seguramente, cuando tú me quieres.

Cuando en mi vida -río- te derramas,
seguramente sé -adiós torrente-
que alguien me ha de olvidar. Y tú me llamas,

y me has de amar apasionadamente.
¿Y quién me ha de olvidar, si tú me amas?
Seguramente, tú, seguramente.



Poema Silencio Como El Que Existió de Samuel Beckett



antes ya nunca más existirá
por el murmullo desgarrado
de una palabra sin pasado
por haber dicho demasiado no pudiendo más
jurando no volver a callar



Poema Sábado Un Respiro de Samuel Beckett



no reír más
desde la medianoche
hasta la medianoche
no llorar



Poema Soy Un Discurrir De Arena Que Resbala de Samuel Beckett



soy un discurrir de arena que resbala
entre la duna y los guijarros
la lluvia del verano llueve sobre mi vida
sobre mí vida mía que me persigue y huye
y tendrá fin el día del comienzo

caro instante te veo
en el retroceder de este telón de bruma
donde ya no deberé pisar estos largos umbrales movedizos
y viviré lo mismo que una puerta
que se abre y se vuelve a cerrar



Poema Serena Iii de Samuel Beckett



fija estos garabatos de hermosura en la paleta
nunca se sabe si esto puede ser el final

o déjala ella es paraíso y más tarde en el globo
de tus ojos hímenes de felpa

o sobre Puente Butt Sonroja de vergüenza
el mixto declinar de esas ubres
alza tu luna tuya y solamente tuya
arriba arriba arriba hacia la estrella del atardecer
desvanecido encima de un clavel todo nuevo
en el arco-gasómetro que hay en Misery Hill¹
desvanecido en la púrpura y pequeña
casa de la oración
corazón de María alguna cosa
Bull y Pool² Suplicante que no se encontrarán
en este mundo al menos

mientras que partes lejos en medio de los fustes que caracolean
corre desesperadamente sobre el Puente Victoria ésa es la idea
aminora la marcha anda furtivamente Ringsend Road abajo
Irishtown Sandymount³ titubea halla el Fuego del Infierno
Apartamentos Merrion señalados por un trillón de sigmas
El Dedo de Jesucristo Hijo de Dios el Salvador
muchachas sorprendidas mientras se desnudaban ésa es la idea
sobre el rompevientos y olas en el Bootersgrad
el pánico que provoca la marea en las pardas gaviotas
las arenas se mueven en tu corazón cálido
ocúltate tú mismo pero en la Roca no no te detengas
no te detengas

Versión de Jenaro Talens

NOTAS DEL TRADUCTOR:
La serie se basa, de nuevo, en modelos provenzales, en este caso, los poemas
nocturnos de los trovadores.
¹Misery Hill: barrio de Dublín
²Bull y Pull: los dos muelles que hay en la desembocadura del Liffey.
³Irishtown y Sandymount: barrios de Dublín
Roca: alusión a la ciudad al sur de Dublín y a la «Roca Eterna» del himno protestante.




Poema Si Has De Amarme de Elizabeth Barret Browning



Si has de amarme que sea solamente
por amor de mi amor. No digas nunca
que es por mi aspecto, mi sonrisa, el modo
de hablar o por un rasgo de carácter

que concuerda contigo o que aquel día
hizo que nos sintiéramos felices…
Porque, amor mío, todas estas cosas
pueden cambiar, y hasta el amor se muere.

No me quieras tampoco por las lágrimas
que compasivo enjugas en mi rostro…
¡Porque puedo olvidarme de llorar

gracias a ti, y así perder tu amor!
Por amor de mi amor quiero que me ames,
para que dure amor eternamente.

Versión de Carlos Pujol



Poema Soldadesca de Félix De Azúa



Lenín piensa en Finlandia

Las fauces del tigre están llenas de sangre
el hombre libre merca sus lágrimas de plata sus gestos
suena un pistoletazo en el barrio judío
una conciencia más que explota dice el Führer

No tengo carros ni munición ¡aguantad como podáis!
el coronel telegrafista mueve la manivela
pensando en su mujer (una georgiana sentimental)
y el carrusel aquel de Beograd ambos sin pasaporte

Como si hubieran sido higos podridos
la lengua de la hiena está irritada
¿cómo dices que llaman en tu tierra a las mujeres de la vida?
¿y a las que nunca te dejan hacer nada?

Duerme la tarde y oscurece las suaves torres
ciruelas malvas como atacadas por un hielo salvaje
la brigada hace guardia en San Juan de Acre son
como avispas doradas a la luz de un quinqué

Todo esto sucede en Moscú en enero de 1919
cuando por el más largo corredor del Palacio de Invierno
el caballo de Kornilov galopa enfurecido.



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