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Poema Si Después De La Muerte de Conde De Noroña



Si después de la muerte, todavía
se encuentran nuestras voces dolorosas
y bajo las heladas duras losas
abrasa al pecho el fuego que solía,

prosiga el eco de la angustia mía;
y las verdes colinas que, envidiosas,
dividen nuestras tumbas silenciosas
lo aumenten y repitan a porfía;

para que sea al punto conducido
a Leyla en alas del piadoso viento
hiriendo con amor sus tierno oído.

Así tendré al morir ese contento,
que aunque me halle ya a polvo reducido,
se goce Leyla con mi triste aliento.



Poema Si De Nuestros Agravios En Un Libro de Gustavo Adolfo Bécquer



se escribiese la historia
y se borrase en nuestras almas cuanto
se borrase en sus hojas;

te quiero tanto aún; dejó en mi pecho
tu amor huellas tan hondas,
que sólo con que tú borrases una
¡las borraba yo todas!



Poema Si Al Mecer Las Azules Campanillas de Gustavo Adolfo Bécquer



de tu balcón,
crees que suspirando pasa el viento
murmurador,
sabe que oculto entre las verdes hojas
suspiro yo.

Si al resonar confuso a tus espaldas
vago rumor,
crees que por tu nombre te ha llamado
lejana voz,
sabe que entre las sombras que te cercan
te llamo yo.

Si se turba medroso en la alta noche
tu corazón,
al sentir en tus labios un aliento
abrasador,
sabe que, aunque invisible, al lado tuyo
respiro yo.



Poema Sacudimiento Extraño de Gustavo Adolfo Bécquer



que agita las ideas
como huracán que empuja
las olas en tropel.

Murmullo que en el alma
se eleva y va creciendo
como volcán que sordo
anuncia que va a arder.

Deformes siluetas
de seres imposibles,
paisajes que aparecen
como al través de un tul.

Colores que fundiéndose
remedan en el aire
los átomos del Iris
que nadan en la luz.

Ideas sin palabras,
palabras sin sentido;
cadencias que no tienen
ni ritmo ni compás.

Memorias y deseos
de cosas que no existen;
accesos de alegría,
impulsos de llorar.

Actividad nerviosa
que no halla en qué emplearse;
sin riendas que le guíen,
caballo volador.

Locura que el espíritu
exalta y desfallece;
embriaguez divina
del genio creador.
Tal es la inspiración.

Gigante voz que el caos
ordena en el cerebro
y entre las sombras hace
la luz aparecer,
brillante rienda de oro
que poderosa enfrena
de la exaltada mente
el volador corcel.

Hilo de luz que en haces
los pensamientos ata,
sol que las nubes rompe
y toca en el cenit.

Inteligente mano
que en un collar de perlas
consigue las indóciles
palabras reunir.

Armonioso ritmo
que con cadencia y número
las fugitivas notas
encierra en el compás.

Cincel que el bloque muerde
la estatua modelando,
y la belleza plástica
añade a la ideal.

Atmósfera en que giran
con orden las ideas,
cual átomos que agrupa
recóndita atracción.

Raudal en cuyas ondas
su sed la fiebre apaga,
descanso en que el espíritu
recobra su vigor.

Tal es nuestra razón.
Con ambas siempre en lucha
y de ambas vencedor,
tan sólo al genio es dado
a un yugo atar las dos.



Poema Sabe Si Alguna Vez Tus Labios Rojos de Gustavo Adolfo Bécquer



quema invisible atmósfera abrasada,
que el alma que hablar puede con los ojos
también puede besar con la mirada.



Poema ¿será Verdad Que Cuando Toca El Sueño de Gustavo Adolfo Bécquer



con sus dedos de rosa nuestros ojos,
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?

¿Será verdad que, huésped de las nieblas,
de la brisa nocturna al tenue soplo,
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?

¿Y allí desnudo de la humana forma,
allí los lazos terrenales rotos,
breves horas habita de la idea
el mundo silencioso?

¿Y ríe y llora y aborrece y ama
y guarda un rastro del dolor y el gozo,
semejante al que deja cuando cruza
el cielo un meteoro?

Yo no sé si ese mundo de visiones
vive fuera o va dentro de nosotros:
Pero sé que conozco a muchas gentes
a quienes no conozco.



Poema Sábado A Mediodía de Alvaro Urtecho



Azorado, ceñido el corazón a sus imágenes,
frente al intenso resplandor del sol
que se endurece entre el tejado de zinc
y los cables del alumbrado público,
piensa en la ciudad en que ahora vive
y se sabe, como en todas, extranjero.
piensa en la lentitud del mundo,
y las cosas rotundas que ha visto.
Símbolos, seres, signos. Todo tan real:
el paso de los años, el rito de los hijos
enterrando a sus padres, tántos
cuerpos amados, sus bocas olvidades,
la dulzura del niño perdido, el fragor,
el oscuro designio, la incandescencia
Reclama un horizonte que no lo petrifique,
una patria florida y generosa que dé amor
a sus hijos, un color, un movimiento
para la imaginación.
Cree que hay un lugar
donde él iría, un oculto lugar en un bosque,
Se siente allí, se imagina una senda esencial:
una cierta vereda con muy pocas figuras
en la bruma lechosa, un breve cementerio,
una fronda cercana de ondulados rumores
y ladridos y voces y campanas fluyendo
de otros tiempos como sangre…
Se sabe
tenebroso, es cierto y siente
como le crece por dentro la condena.



Poema Sonata de Alvaro Mutis



Otra vez el tiempo te ha traído
al cerco de mis sueños funerales.
Tu piel, cierta humedad salina,
tus ojos asombrados de otros días,
con tu voz han venido, con tu pelo.
El tiempo, muchacha, que trabaja
como loba que entierra a sus cachorros
como óxido en las armas de caza,
como alga en la quilla del navío,
como lengua que lame la sal de los dormidos,
como el aire que sube de las minas,
como tren en la noche de los páramos.
De su opaco trabajo nos nutrimos
como pan de cristiano o rancia carne
que se enjuta en la fiebre de los ghettos
a la sombra del tiempo, amiga mía,
un agua mansa de acequia me devuelve
lo que guardo de ti para ayudarme
a llegar hasta el fin de cada día.



Poema Sesgo de Alvaro Miranda Buranelli



si vamos hacia algo
de pronto, una movida equivocada
nos desvía y no llegamos
quizás una señal mal interpretada
por cuestión de lenguaje o confusión
y hasta por miopía
escuchamos la palabra que debería dirigirnos
hacia donde queremos ir
pero el imperfecto oído nos traiciona
y una letra nos cambia el rumbo
saltamos prolijamente todos los obstáculos
y un roce leve no calculado
nos desbarranca
una idea nos deslumbra
pero al intentar describirla se desvanece
un lugar al que no fuimos
un viaje decidido a último momento
en este juego de piezas sueltas
que suben, bajan, a izquierda, a derecha, se mueven
aun cuando, en el mejor de los casos
se sepa adónde queremos ir
sin saber si llegaremos
qué decir de los que vagan
sin rumbo fijo
si en cada instante intentamos trazar
una figura fugitiva que nos desvía
viviendo al sesgo
y vemos un camino derecho
de piadosas actitudes transformadas
en sacrificios humanos
heroicos actos de salvataje
que acaban en destrucción.
tenemos un sueño y no sabemos
si es nuestro sueño
o el que nos obligaron a soñar
y creemos nuestro.
la carretera está sembrada
de caminos laterales
que nunca recorreremos
y escribo una línea que no es mi línea
deseo para sentir el miedo
estamos yendo hacia algo
pero habrá una movida equivocada
y no llegaremos.



Poema Soledades De Mi Blanca Señora de Alvaro Cunqueiro



cuando de mi pecho la trova arde,
o detrás de ti la sombra de mi sueño
locamente la tuya apresa y besa?

¡Oh dulce el peso de tu cuerpo en mi mente echado!
En este río de mi vagar sin fin,
¿qué incendiado navío no navegas en la noche?

-¿Por qué este corazón tanta flor marchita,
por qué no es mortal de tanto fuego la ceniza,
por qué aún soy yo de tanta palabra la boca?

Mi blanca señora, cuerpo delgado:
este bosque es del tiempo de la más reciente luna,
y ese malvís que tanto aire enflauta
cada día que amanece renace y silba.
Amante, en mi vaso todavía canta la sed.

¡Esa luna nevada, amor, que de tu cuerpo
crece con la noche sobre las cumbres de mis ojos!

Deja que florezca, al abrigo de los cerezos
en las islas de tus ojos el alba rumorosa.
Adormece a mi lado, mientras se quiebra el día
bajo un techo de alabanzas, tímidas cantadoras.

-¡Ese sueño que por dentro se desliza
y poco a poco se asoma a mi rostro!
¿Hace falta, quizás, un caballo rojo
o un ala mortal y fría para saltar afuera de esta lengua de fuego?

De «Dona do corpo delgado» 1950
Tr. de Vicente Araguas



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