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Poema Silencio de Andres Eloy Blanco



Cuando tú te quedes muda,
cuando yo me quede ciego,
nos quedarán las manos
y el silencio.

Cuando tú te pongas vieja,
cuando yo me ponga viejo,
nos quedarán los labios
y el silencio.

Cuando tú te quedes muerta,
cuando yo me quede muerto,
tendrán que enterrarnos juntos
y en silencio;

y cuando tú resucites,
cuando yo viva de nuevo,
nos volveremos a amar
en silencio;

y cuando todo se acabe
por siempre en el universo,
será un silencio de amor
el silencio.



Poema Signos Del Arcano de Andre Cruchaga



Fierros líquidos que se diluyen
En ecos subterráneos
Para decir que allí
Nos reencontramos
Con el vestido de otra noche.

Ahora, desnudo y solo,
Pienso en los trenes?
En esos fugitivos durmientes
Que sorprenden
Por su risa esquelética
Y por su duro ser
De promesa incumplida.

Pienso en los trenes caducos
Y decrépitos; en los ojos
Convulsos que miran el mundo

Sin camino

Con las escamas
De un tiempo quemado
Por ese espejo frágil
De todos los días
Que nos atribula,
Hasta desvanecer la cristalería
Del pudor.

Nadie me vio entre las hojas
De antiguos mundos
Esa herida del presentimiento
Que lo hace a uno,
Como el suicida
Ver a través de tragaluces
Y barrotes.
Aun así tengo predilección
Por las distancias y los trenes:
La lejanía siempre tiene sabor
A mariposas
Y húmedo follaje.

3 de septiembre de 2003.



Poema Silvia En El Prado de Anastasio De Ochoa



Cuando Silvia al prado
sale a divertir,
el campo se alegra
al verla salir.

Jilguerillo hermoso,
bello Colorín,
dulce Filomena,
desde un alhelí
le cantan la salva
con pico sutil,
juzgándola Aurora
al verla salir.

El prado se cubre
de hermoso matiz,
sus cálices abren
florecillas mil,
y el albo pie besan
la rosa y jazmín
a mi pastorcilla
al verla salir.

Si son tan dichosos
que van por allí,
los mis corderillos
van a recibir,
y triscan alegres
indicando así
el gozo que tienen
al verla salir.

Al mismo Amor niño
una tarde vi,
que el arco y las flechas
arrojó de sí,
y se fue corriendo
con mi bien a unir,
creyéndola Venus
al verla salir.



Poema Stefanía, 1999 de Ana Wajszczuk



Hablaba varios idiomas
polaco, español, lituano,
alemán, latín, inglés,
apenas pudimos decirnos algo
en todos estos años

hay un mesa entre nosotras
aquí sentamos todo lo que de ambas no sabemos

tengo un diccionario
hiszpansko-polski
una guía turística
de lugares que no sé pronunciar el nombre
ella está sentada
al borde de sus últimos silencios
y pienso en algo que pueda unirnos:
lo lejano que se siente
lo que no puede decirse, tal vez
o que a ninguna
nos hayan servido de nada las palabras

pero no encuentro nada para decirle
y ella guardó para sí lo impronunciable.

Ahora casi no habla
en ningún idioma
dice que todos los ha olvidado
dice que el dolor es en polaco
y todo lo demás sobrevivencias.



Poema Strangers In The Night de Ana Rossetti



Cuando en la noche surge tu ventana,
el oro, taladrando los visillos,
introduce en mi alcoba tu presencia.
Me levanto e intento sorprenderte,
asistir al momento en que tu torso cruce
los cristales y la tibia camisa
sea a la silla lanzada.
Mi pupila se engarza en el encaje
y mis pies ya no atienden, de las losas, el frío.



Poema Siempre Nocturno de Ana Rossetti



Cada noche implacable, cada noche,
la ginebra cimbrea visiones y deseos,
y un lamento de intolerable ansia
-dice llamarse música- exhausta se sucede.
Y el neón carmesí, cordoncillo enredado
en la pálida estrella de la aurora
sólo es sangre delgada. Despedida.



Poema Sexto de Ana Rossetti



Pero acúsome también de ser tribuna de orgullo. Acúsome de toda la
vanagloria que me asiste al comprobar que vos, capaz de convocar con una divina fórmula la Carne y la Sangre de Ntro. Señor, jamás poseeréis la palabra que hiciera nacer el tacto de tu cuerpo entre vuestros dedos consagrados. Y acúsome, reverendo padre, del sentimiento de rebeldía y de triunfo con que me embriaga esta crueldad. Amén.

De «Virgo Potens» 1994



Poema Segundo de Ana Rossetti



Si con Noviembre un penetrante nardo ahogara los temblores de mis sábanas. Si lágrimas de lluvia diluyeran sucesos anteriores, y de mis ojos cayeran como hojas de otoño, desnudándolos. Si el tiempo desandase hasta cuando era inocente todavía y quieto y transparente. Y si, además, pudiera apresurarse, desplegar el velo que mi mirada contuviera, antes de que la suya alcanzara. Antes de que sus ojos sorprendieran en los míos el hechizo de Lucifer.

De «Virgo Potens» 1994



Poema Sálvame de Ana Rossetti



Mis ojos, por tu cuerpo reclamados,
de su hermosura avisan, amplio torso devastan
y en la estrecha cadera contiénense aturdidos.
Sin indulgencia alguna muestran al labio hambriento,
de cerezas mordientes, la semilla
y al igual que mis dedos el más ardiente roce
de tu piel se presagia, de la amatista intrusa
e irisado pezón, en mi confusa lengua
avívase su tacto.
Las feroces punzadas de un turbador augurio
procura apaciguar mi inasaltado vientre,
pero es vano el combate del que ya ha sido herido.
Y es un abismo el goce, el anhelo locura,
es tu nombre invocado amarga extenuación
y tu cuerpo inminente rigurosa medida
de mi infierno.
De este insaciable afán dicen que has de salvarme.
Pero lo cierto es que enfebrecida aguardo
y que puedo morir antes de que me toques.



Poema Soneto de Antonio De Solís Y Rivadeneira



Amar a dos, y a entrambas con fineza,
amor es, y el amor más entendido;
que más firme será contra el olvido,
si en dos bases estriba su firmeza.

Niñas, si me cortáis pieza por pieza,
hay para entrambas; y pues siempre ha sido
señal de sujeción darse a partido,
partidme, y no quebradme la cabeza.

Amor y odio, ya en el campo estrecho
del corazón batallas han tenido
juntos en él, aunque entre sí distantes.

Pues si a un tiempo tal vez dentro del pecho
dos efectos contrarios han cabido,
¿por qué no han de caber dos semejantes?



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