poemas vida obra s

Poema Siesta De La Tormenta de Juan Ramon Jimenez



Murió, como un niño, el hijo
de tu loco corazón
y mi loco corazón.

(¡Ay nuestro amor!)

No sé si ríes o lloras
mirando muerto tu amor,
mirando muerto mi amor.

(¡Ay nuestro amor!)

Yo siento como si muertos
estuviéramos tú y yo,
estuviéramos los dos.



Poema Shukaku Ii de Juan Pablo Riveros



Ni dalias, ni cactus,
ni avellanos. Ni el aroma del ciprés.
Tampoco la frescura del álamo.

Sólo
silbos de pájaros cordiales, alturas
vegetales que oran en silencio
y huellas de seres distantes como
barcos.

Ahí, padres,
hubo la aritmética del mar,
la astrología del miedo
y bramidos de guerra en la telegrafía
irremediable de la noche.

Un faro baliza
el regreso imposible del yagán.



Poema Sueño de Juan Manuel Roca



El sol fulge entre la fronda
Donde los niños duermen
Y cruza bostezando un ángel rojo.
Lejos, los patios de vecindad se llenan
De gentes que remiendan el aire
Con la aguja de su parla rumorosa.
Alguien siembra un cortejo de astros.
Entre sagrados juegos
Y blancas catacumbas,
Tú y yo: crisálidas de viento.



Poema Sólo Son Tuyas La Verdad Y La Muerte de Juan Luis Panero



Sólo son tuyas -de verdad- la memoria y la muerte,
la memoria que borra y desfigura
y la sombra de la muerte que aguarda.
Sólo fantasmales recuerdos y la nada
se reparten tu herencia sin destino.
Después de sucios tratos y mentiras,
de gestos a destiempo y de palabras
-irreales palabras ilusorias-,
sólo un testamento de ceniza
que el viento mueve, esparce y desordena.



Poema Situación de Juan Liscano



A Rafael Cadenas

Se hizo tarde.
La lucidez protege
de la desolación.
Se hizo tarde
para emprender el viaje
hacia el conocimiento liberador.
Somos siervos
de los artificios inventados
por nosotros mismos.
Siervos de máquinas,
de imágenes sustitutivas
del mundo,
de raudales energéticos hurtados
al cosmos.
Nos infecta el afán de poder,
el ansia de dominar
sin merecimiento.
Sin embargo… a veces…
se oyen llamadas truncas,
ecos de grandes luces,
anuncios de desgarraduras celestes.
Adviene la nostalgia inexplicable
de lo perdido sin haberlo tenido,
de lo nunca vivido.
La multiplicidad ahoga.
Se pertenece a la multitud,
a lo relativo, a lo virtual,
a lo ilusorio.
Sin embargo…
se escucha, de pronto,
fluir en uno mismo el manantial secreto,
se respira un súbito perfume,
se aprende, mirando las olas,
la fuerza de alzarse, de romper
y volver a levantarse intacto.
¡Buscar la piedra ardiente,
seguir el árbol caminante,
cantar a las torres del viento
llenándose de los helechos colgantes!

Pero
¿no será muy tarde?



Poema Soneto de Juan Gelman



Así dulzura de la vida es
tu vientre de calor/ batalla/ puro
árboles como piedra/ ojo del cielo
así dulzura de la vida es
contra el desastre/ vientre de dulzura
así dulzura de la vida es
carbón ardiente en manos de ya niño
altura de la voz/ dos animales
fulgor o triste/ sombra de la voz
doble cantor si trata al enemigo
fulgor o triste/ voces de la sombra
cielo del ojo/ sombra de la voz
y cinturón de paz o brillo/ clara
cantorita de luz/ dulzura/ vos



Poema Sentimientos de Juan Gelman



como un grito finito como un pedazo escaso
como un vuelo de piedra de luz encadenada
desato mis caballos y anudo mi paciencia
las voces de la noche levantan sus dos voces
las ramas de la noche levantan sus dos voces
y miro el cielo abierto girar en su estupor
en su furor sereno devienen más desastres
y se desencadenan las bestias del amor
y cantan y no cocen maquiavélicos sastres
que unieron sin hilván tu corazón y el mío
y ligaron sus suertes con bárbaras dulzuras
sin decir que hace miedo hace hambre hace frío
y eso corrompe y mata las dulces ligaduras
esos bárbaros sastres atan las destrucciones
y rezan a escondidas a los pies de Satán
y revientan de un golpe los dulces corazones
y se beben la sangre y se ríen y se van
esos demonios negros como tu amor y el mío
con sus pústulas tiernas y su pura indecencia
desato mis caballos levantan sus dos sones
y miro el cielo abierto tu corazón y el mío
sin decir que hace miedo atan sus destrucciones
y revientan de un golpe hace hambre hace frío



Poema Silencio, En Tu Sepulcro Deposito… de Juan De Tassis Y Peralta



Silencio, en tu sepulcro deposito
ronca voz, pluma ciega y triste mano,
para que mi dolor no cante en vano
al viento dado ya, en la arena escrito.
Tumba y muerte de olvido solicito,
aunque de avisos más que de años cano,
donde hoy más que a la razón me allano,
y al tiempo le daré cuanto me quito.
Limitaré deseos y esperanzas,
y en el orbe de un claro desengaño
márgenes pondrá breves a mi vida,
para que no me venzan asechanzas
de quien intenta procurar mi daño
y ocasionó tan próvida huida.



Poema Sexo de Juan Daniel Perrotta



Deshojo caricias
de mi cuerpo ardiente
para cubrir tus desnudeces.
Broto dedos de mis manos
para encender tus gélidos
pezones.
Saco el caracol de su casita
para limpiarte el cuerpo
como gato.
Tu boca me recorre
y me devora,
me abraza y me enloquece.
Una mirada pudo más,
una mirada.
Me subo a tus ojos,
los penetro,
te fecundo el alma.



Poema Saqueo de Juan Daniel Perrotta



Tu cara de yo no fuí no me convence
cuando te acercaste me puse en guardia
Te paseabas por mí como por un supermercado
mirando y apropiándote
abarrotándote de fragmentos míos como quien no quiere
grité: ¡seguridad! ¡seguridad!
pero ni yo mismo hice algo para impedirte el saqueo
Quedé despojado de mí
vacío
y lo peor de todo es que vos seguís adentro



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