poemas vida obra s

Poema Soneto Rondel de Julio Florez Rea



Cantaba el ruiseñor su serenata.
En el nocturno piélago se hundía
detrás de la imponente serranía
la luna como góndola de plata.

Cantaba el ruiseñor su melodía.
En mi mente el recuerdo de la ingrata
mujer que en llanto mi dolor desata,
como un rayo de sol resplandecía.

Cantaba el ruiseñor bajo la umbría.
Así como la niebla se delata
se dilataba mi melancolía.

Y en tanto que por la mujer ingrata
en llanto mi dolor se deshacía,
cantaba el ruiseñor su serenata.



Poema Siempre Empezó A Llover de Julio Cortázar



Siempre empezó a llover
en la mitad de la película,
la flor que te llevé tenía
una araña esperando entre los pétalos.

Creo que lo sabías
y que favoreciste la desgracia.
Siempre olvidé el paraguas
antes de ir a buscarte,
el restaurante estaba lleno
y voceaban la guerra en las esquinas.

Fui una letra de tango
para tu indiferente melodía.



Poema Save It, Pretty Mama de Julio Cortázar



Sálvalo, mamita,
sálvame tantas noches de naufragio,
salva tu blusa azul (era en enero, en Roma)
sálvalo todo, o salva lo que puedas.

Esto se viene abajo, pretty mama,
sálvalo del olvido, no permitas
que se llueva la casa, que se borre
la trattoria de Giovanni,
corre por mí por ti, sálvalo ahora,
te estás yendo y los pájaros se mueren,
me voy de ti te vas de mí, no hay tiempo,
sálvalo pretty mama,
la voz de Satchmo y ese grito
que te sumía en lo más hondo del amor,
save it all for me,
save it all for you,
save it all for us.

Aunque no salves nada, sálvalo mamita.



Poema Soy El Guardián… de Julio César Aguilar



Soy el guardián
de la noche,
administrador de los sueños
y de las conquistas.

Mientras ella duerme, contemplo
desde la sombra
la obstinación de la luna.

De sus entrañas
brota mi voz,
sé que me sueña,
¿o es que sus ojos
son mi espejo y su nombre
mi apellido?

De pronto se desliza
entre mis hombros
y estamos juntos.

Me introduzco
al sueño respirando
de su aliento minutos breves.
Somos uno.

Permanecemos bajo paréntesis
hasta que el balbuceo de la luz
mina nuestras paredes.

La noche entonces
abre mis ojos,
baja mis párpados
y al verdadero mundo
me lanza.



Poema Sólo Un Rumor de Julio César Aguilar



Ven, aún es tiempo de habitar el paraíso,
me dije
cuando en el alma crecía tal deseo
como un rumor de aves:
eran pájaros que no cantaban,
batir de alas en desventura.

Me acerqué a la luz de la conciencia,
no vi nada.
Fui entonces a las cavernas interiores
y pude seguir las huellas del polvo
conduciéndome al olvido,
a la cruel indiferencia.

No dije más.
Comprendí que aquel deseo, mínimo,
era sólo un leve, lánguido rumor.



Poema Si Acaso… de Julio César Aguilar



Yo nada pido, nada
estoy diciendo, no,
es nada lo que quiero
al decir lo que digo;
mínimamente es nada
esto que estoy diciendo.

Si acaso, la conciencia
de no saberme muerto,
de pretender subir
por rumbo misterioso
a ese gran misterio
de la palabra dicha.

Yo nada pido, nada
estoy diciendo, no,
sólo sé que es del canto
la inevitable voz.



Poema Sarcófago De Córdoba de Julio Aumente



Allí se reclinó el cuerpo cansado
de aquel que buscó y no halló la absoluta belleza,
verde jardín que refresca el surtidor,
no más, no más sino dormir eternamente.

Filósofo abúlico o dacio mílite,
noble patricio o emperador divinizado,
en tan deslumbrador rectángulo de mármol
rosado mineral, tal si de Paros,
con luz lunar iluminada luce
vegetal o animado relieve caliente e inmortal
en cuya puerta, innominada, resquicio cierto incita
a traspasar el dudoso dintel ignoto.

Puerta indecisa que separa
sucio mundo presente de un más dichoso prometido;
Hades funesto así lo aceptas sin pavor alguno,
senda de luz y silencio abierta ante tus pies,
niebla acogedora te envuelve en tu mortal deceso,
esplendor evanescente que hace traslúcido el frío alabastro.

Sarcófago de Córdoba que en ti mismo devoras
cruel ciudad desdichada a la vulgaridad entregada con desidia.

Descansa ahora y luego resucites,
corta fusión perecedera,
para de ti volver, alta realeza,
polvo o aire, del agua, triunfal de nuevo en ti reconvertirme.



Poema Siete De La Mañana… de Julia Otxoa



Siete de la mañana, todavía no ha amanecido
desfilan por las vacías calles los nacionales espectros.
Atravieso el puente de la Avenida de la Libertad,
levanto los ojos al cielo,
allí está Marina Tsvíetaieva ahorcada de una estrella.
Oscila su cuerpo en la oscuridad,
péndulo del reloj de nuestros días.



Poema Sorbos De Luz (del 1 Al 15) de Juana Rosa Pita



1

Entre nuestras ciudades
transita día y noche
la caravana de la estrella.

2

Al ver de nuevo el sol
hoy quise saludarlo,
pero mi voz se había hecho añicos.

3

Ciertos bosques del Norte
se han vuelto migratorios
como los mitos y los cóndores.

4

Que te diga un pincel
el color de nuestra alegría
antes del desarraigo.

5

Mi poema es el dedo
apuntando a la luna
que se mueve a tu alrededor.

6

Y somos nada menos que eso
que quiere la poesía
decir siendo indecible.

7

Hacer por Cristo lo que el Zen
por Buda: liberarlo
de teologías, serlo.

8

Aun el mármol cede al designio
de un beso recurrente.
Pero toma milenios.

9

Trazar un mapa del amor
es hacerlo vasallo
del espacio y el tiempo.

10

La mujer que no cría
el tercer seno es incapaz
de alimentar a Dios.

11

Como deja la red
el pescador bajo el crepúsculo
soltaré mi poema.

12

No hay exilio temible
para quien es maestro
en llevar paisajes a cuestas.

13

La isla ya no tiene
palabras que la digan:
se ha vuelto una chispa de amor.

14

¿Con qué se cura el hombre
cuando el tronco del eucalipto
tirita de calor?

15

Poesía es el país
donde el amor consiente
la mediación de la palabra.



Poema Sorbos De Luz ( Del 16 Al 30) de Juana Rosa Pita



16

Hasta el bárbaro conocía
la mirada que corta
un hilo sobre el agua.

17

El tiempo sobreabunda
pero la eternidad escasea:
proyecto de infinito.

18

Con su carga melódica
la voz traspasa la llovizna
sin que el canto se moje.

19

¿Qué ser habrá que ser
para que no dé miedo
la belleza que nos sorprende?

20

Toda revolución
es un fracaso: sólo
transforma la revelación.

21

Le dijo el agua al aire
y se hizo el pez: tú me haces falta
para volverme ola.

22

Habla una hoja: tronco mío,
sabes que te alimento
alzada en ti o caída.

23

La copa no le teme
a su fragilidad:
en su vacío cabe otro.

24

¿Qué más quieres saber?
Para el Jazmín tan sólo existe
la estación del aroma.

25

Bajo una niebla azul los sueños
preguntan al gomero:
¿trabajas para nosotros?

26

Ya sé quién eres, díjome
Venecia, en su justo infinito
porque la descubrí.

27

Me volví transparente
y el mar se asomó a mí
impelido por su belleza.

28

La palabra muere en ideas.
Resucita en las vírgenes
luces de la emoción.

29

Díjole la pluma a la página:
no te precies de blanca
cuando viajo por ti.

30

Una kalpa* cumplida,
el ser alado echó de menos
a su dócil montaña.

*Una kalpa es el tiempo que le toma a un ser alado
arrasar totalmente una montaña rozándola con sus
alas cada cien años.



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