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Poema Soneto de Mercedes Durand



Este ignorar el rostro del futuro,
este no ser el ser que se quisiera
este ambular sin ruta duradera
es un estar sin un estar seguro.

Este vivir golpeándose en el muro
del miedo, de la noche y de la espera,
es un negar la vida verdadera
es un temor secreto, necio, impuro.

Este sentir angustia desmedida
ante el paso inicial de la mañana
portadora del alma presentida.

Es un querer fugarse de sí mismo,
es un cubrir la luz de una ventana,
es un permanecer en el abismo…



Poema Soneto En El Amor de Meira Delmar



Estoy, amor, en ti y en el dorado
desvelo de tu clima deleitoso,
con el ardido corazón gozoso
de su vivo tormento enamorado.

Y te nombro mi día iluminado.
Y te digo mi tiempo jubiloso.
Alto mar de hermosura sin reposo
a la cima del sueño levantado.

Estoy, amor, en ti. Bajo tu cielo
lejanamente mío, crece el duelo
y crece la sonrisa, dulcemente.

Y el canto va subiendo, sostenido
por tu mano, azahar desvanecido,
a la orilla del alba transparente.



Poema Soneto A La Rosa de Meira Delmar



En las manos del alba vi la rosa.
Huía de sí misma perseguida
por su propia hermosura repetida
en pétalos y en rosa jubilosa.

Con un alto vaivén de mariposa
la rosa, ya en el aire, detenida
quedaba entre la luz, estremecida
de aromas y de fuga luminosa.

Inmóvil sobre el viento desvelado
en rosa de vitral se convertía
la rosa del temblor atormentado.

El día la tocaba. Y era el día
en torno de la rosa, desalado
arroyo de insistente melodía.



Poema Soneto Marinero de Meira Delmar



Digo tu nombre, mar, tu nombre ardido
de soles y de júbilo creciente,
y el corazón enamorado siente
más clara la presencia del latido.

Velero que navega repetido
por los quietos espejos de la frente,
regresa tu paisaje lentamente
como si retornara del olvido.

Y surge tu comarca marinera
con una trashumante primavera
de espumas en la mano de cristal.

Y tu voz de colores, y tu alada
corona de blancura trabajada
en gaviotas y pétalos de sal.



Poema Soneto Insistente de Meira Delmar



Cuando presiente el corazón la gloria
de ser libre por gracia del olvido,
me llegue entre la noche, como el ruido
del mar en la distancia, tu memoria.

Con ella viene la tenaz historia
de lo que pudo ser y nunca ha sido.
Arduo amor ni ganado ni perdido,
batalla sin derrota y sin victoria.

Cada vez que en mi mano reverdece
la rama del olvido y aparece
después de la tormenta la alegría,

algo tuyo regresa de la nada
y de nuevo destruye la dorada
esperanza fugaz de un claro día.



Poema Soneto Del Amor Evocado de Meira Delmar



Toca mi corazón tu mano pura,
lejano amor cercano todavía,
y se me vuelve más azul el día
en la clara verdad de la hermosura.

Memoria de tu beso, la dulzura
recobra su perdida melodía.
y torna al cielo de la frente mía
el ángel inicial de la ventura.

El viento es otra vez un manso río
de jazmines abiertos. El estío
entreabre su vena rumorosa.

Y el tiempo se detiene desvelado,
a orillas del recuerdo enamorado
que enciende el corazón cuando le roza.



Poema Se Va Con Algo Mío… de Medardo Angel Silva



Se va con algo mío la tarde que se aleja…
mi dolor de vivir es un dolor de amar,
y al son de la garúa, en la antigua calleja,
me invade un infinito deseo de llorar.

Que son cosas de niño me dices… ¡Quién me diera,
tener una perenne inconciencia infantil,
ser del reino del día y de la primavera,
del ruiseñor que canta y del alba de abril!

¡Ah, ser pueril, ser puro, ser canoro, ser suave
trino, perfume o canto, crepúsculo o aurora;
como la flor que aroma la vida… y no lo sabe,
como el astro que alumbra las noches… y lo ignora!



Poema Siendo de Matilde Alba Swann



Tú sabes
que estoy aquí a la altura
de tu boca,
a lo largo y a lo ancho de tu nervadura.
Aguzada a tu rumbo, y siempre estando,
y siempre siendo,
y siempre anticipándome a tu búsqueda,
liberada y sujeta
cosa tuya.
Tú sabes;
has medido la distancia,
que podrías tocarme con tu idea,
y empapar mi ternura
con tu lágrima.
Que resuenas
en el ámbito líquido
del golpe,
y que lates conmigo gota a gota.
Que te extiendes mas allá del contorno
de mi vida,
contenida
en el tiempo de tu órbita.
Tú sabes
que me guardas
limitado mi mar a tus orillas,
evidencia
que bebes y que mojas
y que tiembla en mi espuma
a tu caricia.
Tú sabes todo.
Razonas mi emoción como un teorema.
Yo fluyo solamente,
sin ideas,
estoy aquí a la altura
de tu boca,
a lo largo, a lo ancho
de tu nervadura,
siendo,
nada mas que siendo,
tuya.



Poema Sueño Que Llueve de Matilde Alba Swann



Sueño que llueve y que me estás queriendo.
Cielo en congoja, mi corazón deshace,
y deshaces con él; lluvia tú mismo
me transcurres lento;
yo me dejo llevar por los canales
inundados de hojas
y de pasos
y un crujido me llora desde el hueso.
El mundo en selva
de colores
viene
a espejarme en nosotros, y a impregnarnos
de misterio, de aroma y de raíces.
A la vera de esta
irrealidad, palpita, un niño tibio
que indeciso arrima
con su barco de papel y quiere
navegar nuestra sangre.
Sueño que llueve; acaso estés soñando
a mi ritmo, y amándome,
y en tanto,
esta lluvia silente, tal vez sueñe
ser mujer, y sufrir.
Avido el suelo que la bebe sueña, quizás,
ser hombre y consumirla; ruedo
como una gota entre tus brazos, vuelco
sollozando tu nombre.
Tu deslizas, compactado llanto, por mi cielo
y rompes; un deshacer unidos,
ya no somos, y despierto.
Sin nosotros, y sin sí mismo, el sueño
se ha quedado soñando
ser la muerte.



Poema Salvados de Matilde Alba Swann



Necesito entonces,
adherirme a la tierra,
prematuramente, descalza por el campo,
sentándome en los troncos quebrados y caldos,
ya casi horizontales al sitio
de sembrarme.

Me duele esa piel ruda, vegetal, mal herida,
y deslizo despacio por ella
hasta la hierba.

Mojo mis pies calientes en el polvo
cansado,
inevitablemente, me espero y me reclamo.

Desmenuzo los fríos terrones
que me aguardan, los quiebro, los deshago
con fuerza,
con lujuria, tal vez, hasta con saña;
seremos una misma sustancia,
antes lo fuimos.

Siento a veces que llego
ya a ser la anticipada molécula, y el barro
latido que respira, me impulsa y me apresura;
me entrego y me apodero del frío,
y del silencio;
ya somos una sola vital e inerte estancia.

Sucede que ahora llueve,
y el agua golpetea la cúpula del mundo,
me amparo y me descubro creyendo
estar a salvo, y estoy a salvo.

Al cabo
de siglos, me descifro:
mi suelo conmovido, presiente una angustiada
semilla
hacia un estío de nadas, germinando.



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