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Poema Silencio Cerca De Una Piedra Antigua de Rosario Castellanos



Estoy aquí, sentada, con todas mis palabras
como con una cesta de fruta verde, intactas.
Los fragmentos
de mil dioses antiguos derribados
se buscan por mi sangre, se aprisionan, queriendo
recomponer su estatua.
De las bocas destruidas
quiere subir hasta mi boca un canto,
un olor de resinas quemadas, algún gesto
de misteriosa roca trabajada.
Pero soy el olvido, la traición,
el caracol que no guardó del mar
ni el eco de la más pequeña ola.
Y no miro los templos sumergidos;
sólo miro los árboles que encima de las ruinas
mueven su vasta sombra, muerden con dientes ácidos
el viento cuando pasa.
Y los signos se cierran bajo mis ojos como
la flor bajo los dedos torpísimos de un ciego.
Pero yo sé: detrás
de mi cuerpo otro cuerpo se agazapa,
y alrededor de mí muchas respiraciones
cruzan furtivamente
como los animales nocturnos en la selva.
Yo sé, en algún lugar,
lo mismo
que en el desierto cactus,
un constelado corazón de espinas
está aguardando un hombre como el cactus la lluvia.
Pero yo no conozco más que ciertas palabras
en el idioma o lápida
bajo el que sepultaron vivo a mi antepasado.



Poema Ser De Río Sin Peces de Rosario Castellanos



Ser de río sin peces, esto he sido.
Y revestida voy de espuma y hielo.
Ahogado y roto llevo todo el cielo
y el árbol se me entrega malherido.

A dos orillas del dolor uncido
va mi caudal a un mar de desconsuelo.
La garza de su estero es alto vuelo
y adiós y breve sol desvanecido.

Para morir sin canto, ciego, avanza
mordido de vacío y de añoranza.
Ay, pero a veces hondo y sosegado

se detiene bajo una sombra pura.
Se detiene y recibe la hermosura
con un leve temblor maravillado.



Poema Se Habla De Gabriel de Rosario Castellanos



Como todos los huéspedes mi hijo me estorbaba
ocupando un lugar que era mi lugar,
existiendo a deshora,
haciéndome partir en dos cada bocado.

Fea, enferma, aburrida
lo sentía crecer a mis expensas,
robarle su color a mi sangre, añadir
un peso y un volumen clandestinos
a mi modo de estar sobre la tierra.

Su cuerpo me pidió nacer, cederle el paso;
darle un sitio en el mundo,
la provisión de tiempo necesaria a su historia.

Consentí. Y por la herida en que partió, por esa
hemorragia de su desprendimiento
se fue también lo último que tuve
de soledad, de yo mirando tras de un vidrio.

Quedé abierta, ofrecida
a las visitaciones, al viento, a la presencia.



Poema Sabríamos Recordar Cada Trozo Del Mundo de Rosana Acquaroni



Sabríamos recordar cada trozo de mundo,
cada tropiezo vivido
si al abrir la mirada
recobráramos de nuevo
la luz de cada instante,
pues toda inmolación deja su propio surco,
su propia oscuridad,
y cada imagen
tiene su propia lámpara.

Lámpara de la niñez,
-allí comienza todo-
esa luz que se ve con los ojos cerrados
las claras azoteas,
desierto de palomas,
el tamiz lanceolado de las hojas de cobre transparente,
un otoño agitando su ramaje,
abriéndose paso sobre la mansedad de las aceras.

Allí comienza todo,
aquello que era nuestro a pesar del dolor,
pues desde entonces,
sólo he buscado el ser de aquella luz,
y la siento crecer dentro de mí
como le crecen párpados de trapo al corazón tras el olvido.

De «Lámparas de arena» 2000



Poema Soledad de Rosalia De Castro



Un manso río, una vereda estrecha,
un campo solitario y un pinar,
y el viejo puente rústico y sencillo
completando tan grata soledad.

¿Qué es soledad? Para llenar el mundo
basta a veces un solo pensamiento.
Por eso hoy, hartos de belleza, encuentras
el puente, el río y el pinar desiertos.

No son nube ni flor los que enamoran;
eres tú, corazón, triste o dichoso,
ya del dolor y del placer el árbitro,
quien seca el mar y hace habitable el polo.



Poema Sé Que Me Voy de Rosa Cruchaga De Walker



Sé que me voy. Me voy retrocediendo
como el salmón que vuelve cuna arriba.
No alcancé nunca al mar, estando viva.
No llegaré a las cumbres, falleciendo.
Sé que te vas, te vas y no queriendo:
como una esponja amarga y fugitiva.
Hasta el fondo del mar con tu saliva,
sobre la arena rosa oscureciendo.

Sé que te vas de mí. Que nada queda:
ni un rastro ni algún sauce que nos pueda
llorar de bruces arañando el río.

Yo nunca llegué al mar. Yo nunca: siendo
que aquel morir inmerso era lo mío.
Y que. me voy, te vas. Nos vamos yendo.



Poema Solidaridad de Roque Dalton Garcia



En el pasillo el anciano se prepara para la pelea
teme particularmente los jabs al hígado
y no va dar razón a la colmena ávida

Es un hombre completamente de este siglo
al albañil algebraico aguardentoso
acostumbrado a saltar con ayuda del báculo
por sobre las parejas que hacen como pichones caídos
el amor

El pasillo le queda un tanto corto
porque al fin y al cabo el campeón es el campeón
pero no todos pueden tocar el arcoiris

La peor es la colmena que ahora mismo en las calles
recoge como colillas de cigarro el rencor

Es lo más que se me ocurre decir al respecto



Poema Soledad, Otoño de Romeo Murga



Estoy solo en la vasta soledad de la tarde,
solo entre todo el mundo; junto a la vida, solo.
Caen sobre el camino polvoriento del parque
las hojas de oro.

Tú cruzas el camino, como yo, solitaria,
envuelta en una pálida claridad otoñal.
Inevitablemente, se hallan nuestras miradas,
y en la paz del crepúsculo, nos miramos en paz.

Pasas. Y yo te quiero a mi lado, este otoño.
Tu también me quisieras tener juntos a tus sombras.
Te llamo desde el fondo de mi ser. Y estoy solo.
Y tú vas sola.

Me han contado tus ojos lo que tú me amarías.
(lo que yo te amaría, quién lo podrá contar)
si llegaran a unirse nuestras dos soledades
en una sola soledad.

No ha de ser. Ya la tarde siente venir las sombras
y en el camino caen tristes hojas de oro.
me has llamado desde el fondo de tu alma. Y sigues sola.
Y me quedo solo.



Poema Sostiene En Una Mano… de Román Luján



SOSTIENE en una mano
las miradas
y en la otra
hambre de insomnios
en jauría

Extiende el giro
si el tacto la reclama
duerme con las serpientes
para incendiar su escorzo
y demostrar que existe

De puntas sobre el miedo
busca un nombre
que los contenga a todos
para que al detenerse
ilumine su pelvis y disuelva
sus torvos precursores

Y cuando sus muñecas
arrojan sus arpones al nadir
del escenario
se enjuga las facciones
y agradece
en requiebre
los aplausos

En tanto alguien que guarda
acaso la mitad
de una sonrisa
se aleja lentamente
como Judas contando sus monedas



Poema Sobre La Página… de Román Luján



No se ve impunemente en las tinieblas.
No se extrae de ello enseñanza sin peligro
.
Emil Michel Cioran

SOBRE LA PÁGINA
un virus merodea
camaleón se agazapa en las fisuras
que tu memoria elige
para almacenar la podredumbre

(hay que pagar tributo)

después hiende colmillos
deja un collar de fístulas
en el silencio menos evidente
e inicia una crisálida
a su alrededor

(concéntrate en el rojo)

las esporas absorben
los pensamientos huérfanos
tu líquido blancuzco
cuando sufres caminas
despedazas el sueño

(se acerca la parálisis)

y luego te preguntas
casi negándolo
si es normal ese hueco
si está sucio aquel escaparate
si tu diestra amaneció
borrosa

(no hay retroceso)

un virus se retuerce en esta página
enfermo de visiones
inflamado pleno de ti
vacío
por azar de la tinta
ahora te refleja

(no dejes de mirarlo)



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