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Poema Soneto Del Divino Amor de Poemas de Amor y Románticos



Amor es este que por ti me abrasa;
amor es este que hacia ti me impele;
amor es este que de amor se duele
en amado dolor que nunca pasa.

Amor es este que se da sin tasa
como nunca en la vida darse suele;
amor que estoy temiendo que se vuele
porque sin él, la muerte fuera escasa.

Amor, y extraño amor este amor mío,
silencioso y profundo como un río
profundo, silencioso y caudaloso.

Amor que nada pide y nada espera
amor que es como un lago sin ribera
bajo un cielo piadoso.

ALFREDO R. BUFANO ( Argentina, 1895 – 1950 )



Poema Siesta De Amor de Poemas de Amor y Románticos



Cuando siento en los trópicos que arde
calor fecundo -ese hálito de horno
que comienza en las horas del bochorno
y se suaviza apenas en la tarde-

suelo evocar tu voluptuoso alarde
y trazar en mis sueños tu contorno,
que se exhibe ante mí sin que un adorno
profanador tu desnudez resguarde.

La inclemencia del sol es siempre menos
que tu propia inclemencia, amada mía,
ya que duerme un volcán bajo tus senos;

y por eso, en mis siestas, tu hermosura
es la más ardorosa fantasía
de la imaginación de la Natura.

JOSÉ SANTOS CHOCANO ( Perú, 1875 – 1934 )



Poema Serenata de Poemas de Amor y Románticos



(Para ti… Luna de mis silencios… Luna de mis tristezas).

Rayo de luna suave que llegas a mi estancia…
Entre tus velos blancos mi Carne disolved!
Este espíritu puro puede ser la fragancia
del espíritu blanco de tu buena merced!
Rayo de luna suave que llegas a mi estancia
a ponerme de blanco «la tristeza de ser»…
Ya que en tus albos tules soy como una fragancia
¡hazme como una nube que no pueda volver!
Llévame entre los pliegues de tus rasos plateados!
Tómame con tus manos que son flores de amor…
Vedme como una novia con los velos rasgados
y con los azahares deshojados en flor!…
Rayo de luna suave que llegas a mi estancia…
¡Vedme como una novia que no habrá de ser más!
Ya que en tus blancas gasas soy como una fragancia
¡hazme como una nube que no vuelva jamás!

OLGA ACEVEDO ( Chile, 1895 – 1970 )



Poema Se Amaban de Poemas de Amor y Románticos



Se amaban. En la oscuridad sus cuerpos
parecían fantasmas. Se amaban y en el cual1to
sus vestidos vacíos eran como los árboles
desnudos del jardín en un día de niebla.
Pero ellos se amaban. Habían encendido un cigarrillo
y fumaban los dos, cuidando siempre
de colocar los labios en el hueco
que dejaban los labios, así como besándose.
Procuraban que nada separase sus cuerpos.
No hacía falta hablar. Lo habían dicho todo.
Sólo los ojos parpadeaban a veces
sin luz, buscando los contornos
del otro cuerpo amado. y luego
se estrechaban de nuevo los dos cuerpos
y se enlazaban y los dientes ansiosos
encontraban la carne y estallaban las luces
en la pared del fondo. Y el cuerpo no quería
perder el otro cuerpo. Y el tiempo aceleraba
el corazón y se oía una música lejana
y el silbido de un tren en la estación del Norte.
Se amaban. Inventaban de nuevo la razón de existir.
Sus bocas respiraban con el nuevo compás
y sus manos yacían, ya agotadas, sobre el cuerpo
infinito del amante, en la sombra.
Fuera quedaba todo. La vida era el amor.
Lo real era el cuarto, con sus sillas
al fondo, un espejo, un viejo candelabro
y un reloj que marcaba siempre la hora de llegar.
Se amaban. Todo estaba muy claro.
Sobre el mundo, por todo, se seguían amando.

JOAQUÍN MIRÓ ( España, 1935 )



Poema Soneto Imperfecto de Poemas Autores Varios



Para la frente de Pepilla Vidaurreta

Aquella frente tuya, rumorosa,
hecha de luna y caracol marino
fue la dueña absoluta de la rosa
cuando emprendimos, juntos, el camino;

aquel erguido vaso peregrino
que encendió su presencia numerosa
ante cada dolor, y a toda cosa
impuso la pasión de su destino,

es esta misma frente conmovida
y quieta en su clamor, lumbre nacida
de las sombras mortales de la hora,

que vuelve en tiempo y luz y en la alborada
toda flecha enemiga disparada
sobre su fiel planicie vencedora.

JUAN MARINELLO ( Cuba, 1898 – 1977 )



Poema Soledad de Poemas Autores Varios



Yo no sé dónde fue a parar mi acento;
tembló un instante y se perdió en el viento…
Y pasó por tu espíritu, lo mismo
que una estrella sin luz por el abismo

Yo no sé dónde fue a expirar tu acento:
flotó como un perfume sobre el viento,
llegó como una música a mi oído…
¡Pero mi corazón siguió dormido!…

¿Para qué hablar?…Sigamos el camino,
¡mudos hasta morir!…¡Es el destino!…

Ayer te vi llorar…Por tu mejilla bruna,
las lágrimas caían en gotas , una a una…
El cielo estaba claro, la tarde era tranquila,
y era como si fuera de noche en tu pupila.

¡Y yo no sabré nunca la causa de tu pena!
Tal vez era tu espíritu como un ánfora plena
tal vez te dio la muerte su beso largo y frío,
o te envolvió en sus alas viscosas el hastío.

Tu frente está sellada, cerrada como un huerto.
Mi grito es el estéril clamor en el desierto.
las almas están lejos, perdidas y calladas.
Estamos solos… ¡Solos!… Jamás sabremos nada.

CARLOS MONCADA ( Chile )



Poema Soneto Romántico de Carmelina Soto



Esta rosa que pongo entre tu mano
es una breve rosa sin espina.
Y esta canción de oscura golondrina,
como la flor, es un presente vano.

Porque un día, este día de verano
con su sol y su tarde diamantina,
se tornará frontera de neblina
y yo estaré lejana y tú lejano.

Apenas de la rosa por su huella
de perfume, dirás: cómo era ella
que así me duele de invisible espina?

Y yo al fin en el verso recordando,
sin comprenderlo bien, iré olvidando
entre rosa, perfume y golondrina.



Poema Silvia, Por Ti Moriré de Gregorio Silvestre



Silvia, por ti moriré,
y sólo quiero de ti
si preguntaren por mí
que digas: «Yo le maté».

Si tu confiesas la culpa
bien mereces mi perdón,
pues está en tu confesión
mi venganza y mi disculpa:
venganza, yo sé de qué
pues todos huirán de ti:
disculpa verás en mí
si dices: «Yo le maté».

Ambos ganamos victoria,
yo en darla y tú en ganalla:
¿quién vio en tan corta batalla
tantos misterios de gloria?
en mí de constancia, y fe,
en ti de matarme así,
mayores en mí y en ti
si dices: «Yo le maté».



Poema Soy Garridilla E Pierdo Sazón de Íñigo López De Mendoza, Marqués De Santillana



Soy garridilla e pierdo sazón
por malmaridada;
tengo marido en mi corazón
que a mí agrada.

Ha que soy suya bien cinco o seis años,
que nunca de él hube camisa nin paños
azotes, palmadas y muchos susaños
y mal gobernada.

No quiere que quiera ni quiere querer,
ni quiere que vea ni quiere veer;
mas diz el villano que cuando él se aduerme
que esté desvelada.

Estó de su miedo la noche despierta;
de día no oso ponerme a la puerta;
así que, mezquina, viviendo soy muerta
y no soterrada.

Desde el día negro que le conocí,
con cuantos servicios y honras que le fiz,
amarga me vea si nunca le vi
la cara pagada.

Así Dios me preste la vida y salud
que nunca un besillo me dio con virtud
en todos los días de mi juventud
que fui desposada.

Que bien que mal, sufro mis tristes pasiones,
aunque me tienten diez mil tentaciones;
mas ya no les puedo sufrir quemazones
a suegra y cuñada.

Mas si yo quisiere trocar mal por mal,
mancebos muy lindos de muy gran caudal
me darán pellote, mantillo y brial
por enamorada.

Con toda mi cuita, con toda mi hiel,
cuando yo veo mancebo novel,
más peno amarga y hago por él
que Roldán por su espada.



Poema Soneto Para Helena de Pierre De Ronsard



Vencida por los años, en la dulce tibieza
del hogar y la luz albos copos hilando,
dirás embelesada mis versos recordando:
Ronsard cantó los días de mi feliz belleza.

Ya no habrá quién recoja de tu voz la tristeza,
ni esclava soñolienta que el percibir el blando
rumor en que me nombras, dichosa despertando
con férvida loanza bendiga tu realeza.

Mi cuerpo bajo tierra, tan sólo ya mi alma
Yagará de tus mirtos umbrosos en la calma,
mientras tú, cerca al fuego, te acoges aterida.

Y has de llorar entonces esa altivez insana…
No te niegues, escúchame, no esperes a mañana:
cíñete desde ahora las rosas de la vida.

Versión de Carlos López Narváez



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