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Poema La Vida Va Y Viene de Rosa Amelia Alvarado Roca



La vida es como un guinguilingongo
sube y baja
baja y sube
a veces se gana
a veces se pierde
en mi vida de todo he hecho
y a lo mejor he hecho muy poco
sube y baja
baja y sube
marea poderosa
poderosa resaca
nada se detiene,
es una barca que no llega a puerto
si te bajas, ya es muy tarde
para volver a subir
mejor es seguir con las velas al viento
peinando las barbas enmarañadas de
las tormentas.
Trepada en lo alto de un nido de pájaro
me puse a mirar mi vida
como colgada de un balcón imaginario
igual que un actor ausente de una extraña
tragicomedia.

No me arrepiento de lo vivido
lo bailado nadie me lo quita
lo que hice, sin duda lo volvería a hacer
ya nada quiero de la vida
me ha dado mas
de lo que he devuelto
y las cosas que quedaron por hacer
quizás, quien sabe
una nueva vida habrá como tiempo
suplementario
para otra estación de siembra
y otra de cosecha.

La vida es como un ginguilingongo
sube y baja
baja y sube
a veces se gana
a veces se pierde.



Poema El Sermón De La Montaña de Rosa Amelia Alvarado Roca



Los austeros templos
aquejados de severidad absoluta
vestidos de estuco, pan de oro y mármol
con sus ángeles enanos
impúdicos y asexos
cantando en extraño
concierto barroco
y las imágenes adustas
desnudas de sonrisas
de ojos severos
cual gárgolas siniestras
parecen querer treparse por mis
pecados culposos
terminan por asfixiarme
en una claustrofobia mística,

preferiría que los altares ceremoniales
salieran de su encierro
y que la palabra tuviera
sabor a hierba fresca
y se diera en lo prosaico
de un campo cualquiera
bajo algún ceibo frondoso
o junto a un espejo de agua mansa
donde se beba el aire para que
perfume el pecado

y donde la palabra
llegará más rápido a su destino
sin mediadores innecesarios

es tiempo de volver al
sermón de la montaña.



Poema De Lo Profano (ii) de Rosa Amelia Alvarado Roca



?Yo soy la resurrección
y la vida,
el que vive y cree en mi,
no morirá para siempre?
Juan XI. XXV

Quiero desclavar a Cristo de
su cruz.
No quiero verlo así,
con la cerviz inclinada,
el rostro inmutable
y una gota de agua sangre en
el cáliz.

Quiero quitarle los
clavos oxidados
que lo fijan, inútilmente
al maderámen,
acaso ya estuvo allí suficiente tiempo.

Si logro bajarlo de esa cruz
de siglos,
recobraré al hombre,
y con el hombre, la palabra,
y con la palabra, la parábola,
y con la parábola, la esperanza.

Quiero que descienda del tosco palo,
que retorne el predicador,
que retorne el profeta,
que retorne el rabino,
para que termine la tarea inconclusa,
porque todavía hay muchos mercaderes
en su templo,
porque los que padecen hambre y sed
de justicia no han sido saciados,
ni los pobres han encontrado el reino de
los cielos
y los camellos están pasando por el ojo de
la aguja.

Quiero desclavar a Cristo de su cruz.
Hay una parábola que aún no ha dicho.
Ya es tiempo.



Poema Cosas Absurdas de Rosa Amelia Alvarado Roca



El sol me conoce bien
sale cada mañana,
pero se acuesta cuando yo quiero,
a veces duerme al mediodía,
a veces padece de insomnio,

entra por la ventana
con la familiaridad del dueño de casa,
se mira largamente en el espejo,
me sonríe,
me hace un guiño,
por un momento
se queda atrapado en mi pupila,

luego se va danzando,
jugueteando con alegre premura
para perderse por las hendijas
del contraluz de mi propia sombra.



Poema Añoranza de Rosa Amelia Alvarado Roca



No me había
dado cuenta
cuánta falta me hacías

hasta que te volviste
a meter furtivamente en mi copla.

Me envolviste en
tus ojos de aguamansa
como envuelve el mar a
la arena dormida.

No me había
dado cuenta
cuán tiernas eran tus manos,
paseando,
explorando sobre mi piel,
cuánta falta me hacía
tu sol sobre mi sombra,
(dos cuerpos en danza ceremonial)
y había olvidado
cómo se sentía tu beso
enclavado en la mitad de mi deseo.

No me había
dado cuenta ,
pero es así.





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