Poema Regresión de Marisa Trejo Sirvent
Así como me veo
vestida y maquillada,
me reconozco
como aquel animal
que arrastraba.
el cavernícola.
México, D. F. 1978
Amor Amistad Familia Infantiles Fechas Especiales Cristianos
Así como me veo
vestida y maquillada,
me reconozco
como aquel animal
que arrastraba.
el cavernícola.
México, D. F. 1978
?Vestime de amor
que estoy desnuda?
Rodeame de gozo
que no nací para estar triste?.
Gioconda Belli
Debes tocar suavemente
La fibra más sutil
Para poder volver
Para poder decir otra vez
No huyas de mí
Vive lo que yo vivo
Ama lo que yo amo
Debes desear mis labios
Al igual que mis senos
Adivinar mis pensamientos
Más escondidos
Susurrar al oído
No importa qué palabras
Que puedan hacer vibrar
Más allá de la piel
Mi emoción más sentida.
Tuxtla Gutiérrez, 1998.
a Silvia Krystel
Tufo a vida eterna tiene la amante del Príncipe,
olor a cuello después de la entrega.
No hay métrica para decir sus caderas trabajadas en jade.
El sudor del corazón vibra y huye.
Música barroca entra a su pelo,
querubines entonan lenguas muertas en su soñado ombligo.
Escultores sin patria, al imaginarla, lloran de tanto cielo.
Plebeyos susurramos odas a esa boca perdida en su bermellón,
ignora ella la dispuesta maquinaria de nuestro oculto volcán.
No es justo que se abandone a la tiranía de su mano.
¡Ave, musa!
¡Ave, soberbia escalera a los infiernos!
¿Quién teme a la rabia del desvelo?
Esta mañana el riñón tendió la red esperada.
No fui capaz de levantar el rostro para contestar.
¡Ah, viejo y roto riñón!
¡Cuánta porquería he tragado sin resultar santo!
¡Cuánta paz alborotada para morir fumando auroras!
Tantos he sido sin ser uno.
Tantos no he sido.
Tantos aplastados por el ruido de los relojes
y mi viejo en la oscuridad de los regresares
viendo llegar el frío que manchará los besos.
No puedo ser el mismo fugado de mí,
sin la mujer que me llevó lejos
a descubrir lo eterno en su ingle de pájaros.
Mi hermana me despertó muy temprano
esa mañana y me dijo
«Levántate, tienes que venir a ver esto
el mar se ha llenado de estrellas»
Maravillado por aquella revelación
me vestí apresuradamente y pensé
«Si el mar se ha llenado de estrellas
yo debo tomar el primer avión
y recoger todos los peces del cielo»
Para sentirnos pintores
No hace falta llamarnos Da Vinci o Picasso,
Más bien, necesitamos:
Tener 5 años por fuera o por dentro,
Una idea genial, incluso sin musas,
Una tarde lluviosa que no permita ir al parque,
Una vestimenta vieja y cómoda
Que pueda embarrarse a gusto
(si se coloca al revés, da buena suerte).
El espacio adecuado para nuestro despliegue,
Una lata con agua,
Colores brillantes,
Papeles, mejor aún si son poemas de otros,
Los pinceles deben ser cuatro,
No pregunten por qué…
Algo de música siempre ayuda,
Una cinta para que no molesten los cabellos,
Dos manos.
Le añaden Mucha Alegría,
Un pizca de Concentración,
Un trocito de Magia.
Y se cocina todo a fuego rápido
En el perol de los sueños.
Se sirve al momento.
No tiene efectos secundarios.
Para Clara Janés
Si ves Moldava abajo, río abajo
-frente a la Isla de Kampa y el Molino del Búho-
un cubo de basura tiernamente mecido,
dulcemente mecido hasta el agotamiento,
no pienses en el cuerpo de Ofelia que las ratas horadan
entre sus muslos blancos, cubo adentro, hasta el fondo;
preserva
su maternal secreto río abajo.
De «El puente» 1992
En el joyero Tiffany′s se marchita una joven
rosa de Jericó.
Sólo al costado mismo de la muerte comienzan
su plenitud las rosas
tras la ruptura última del quicio de la sed.
Amor único mío,
de mi vida, amor bueno,
que haces de nuevo cándida mi alma,
mi cuerpo virgen y mis labios nuevos.
Maravillosa esponja
de mis dolientes desengaños, fueron,
buen amor, el dulzor de tus palabras,
piadoso amor, la esencia de tus besos.
Milagro de milagros.
que logras el renuevo
en el cristal obscuro de mis ojos
y en los claros cristales de mi pecho.
Fanal que alumbraste
el perdido sendero
cuando más extraviada mi amargura
huía del dolor y hallaba el tedio.
Busqué con afán tanto,
que encontré al fin mi premio,
mi buen amor, que transformaste en soles
las taciturnas sombras de mis duelos …
De mi vida, amor último
de mi alma, amor primero,
me apego a tu dulzura,
en tus brazos me estrecho,
y así no tengo miedo de la vida,
así no tengo miedo !.
He de volver a ti, propicia tierra
como una vez surgí de tus entrañas;
con un sacro dolor de carne viva
y la pasividad de las estatuas.
He de volver a ti gloriosamente,
triste de orgullos arduos e infecundos
con la ofrenda vital inmaculada.
No sé, cuando labraste el signo mío,
el crisol armonioso de tus gestas
dónde estaba…
dónde la proporción de tus designios…
Tú me brotaste fantásticamente
con la quietud de la serena sombra
y el trágico fulgor de las borrascas…
Tú me brotaste caprichosamente
alguna vez en que se confundieron
tus potencias en una sola ráfaga…:
Y no tengo camino;
mis pasos van por la salvaje selva
en un perpetuo afán contradictorio,
la voluntad incierta se deshace
para tornasolar la fantasía;
con luz y sombra, con silencio y canto
el miraje interior dora sus prismas;
mientras que siento desgranarse afuera
con llanto musical los surtidores,
siento crujir los extendidos brazos
que hacia el materno tronco se repliegan,
temor, fatiga. solitaria angustia,
y en un perpetuo afán contradictorio
mis pasos van por la salvaje selva.
Ah, si pudiera desatar un día
la unidad integral que me aprisiona
Tirar los ojos con los astros quietos
de un lago azul en la nocturna onda…
Tirar la boca muda entre los cálices
cuyo ferviente aroma sin destino
disipa el viento en sus alas flotantes
Darle el último adiós
al insondable enigma del deseo,
cerrar el pensamiento atormentado
y dejarlo dormir un largo sueño
sin clave y sin fulgor de redenciones
Alguna vez me llamarás de nuevo
Y he de volver a ti, tierra propicia,
con la ofrenda vital inmaculada,
en su sayal mortuorio toda envuelta
como en una bandera libertaria.