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Poema Regreso Al Primer Verde de Poemas Autores Varios



He venido hasta acá porque la vida
con fronteras exactas me asediaba,
he venido de lejos: pretendía
embriagarme de espacio y libertad,
ver mi pupila en el azul diluida,
quitar toda la herrumbre de mi espíritu,
bañándolo en las fuentes de mi primera edad;
quería festejar a mis retinas
con orgías de luz lejana,
con derroches de forma y de color;
he venido hasta aquí porque sentía
sed de paisaje, sed de clorofila,
avidez de montaña, hambre de sol…
Y estoy aquí, tendido en la hojarasca,
las hojas -allá arriba- recortan el zafir,
pero ¿qué significan las lluvias de azahares
que el follaje desata sobre mí?
¡Ah, -si no me equivoco- mi naranjal amigo
me está retribuyendo los suspiros que di!

-¿Te acuerdas todavía
de aquel abril dorado, hace unos años?
Allí escribiste los primeros versos
para el ideal de entonces, que prefirió ser nada,
y en cada espina de mi fronda oscura
hay siquiera una sílaba clavada..
Guardas aquel amor, mi juventud
quedóse prisionera entre tus ramas,
yo guardo tu dolor y tus suspiros,
tú guardas todo…menos la esperanza;
esa se fue conmigo, se hizo añicos
contra la ruda arena de la vida,
surgió de nuevo entre las ruinas grises,
más rebelde, más fuerte… dejó de ser la misma…

¡Ojalá que sí hubiera cuajado esa ilusión!
Ojalá – dice mi alma-, volando hasta aquel día
de ayer, en que el futuro fingía florecer -,
ojalá -dice ahora- pero no es lo que ansía
porque no puede ansiarse lo que no puede ser….
Mas el dolor que quiso ser eje de mi vida
ya no hará de mis sueños sumisa caravana,
ya logré rebelarme, y haré de cada herida
un surco en que se gesten los trigos del mañana.

Han pasado esos años, y todo está como antes:
el naranjal, las aves, la eterna lejanía……
¿El? Está como entonces, no ha cambiado, sus ojos
siguen siendo la noche donde florece el día;
yo sé que al fin ha vuelto, de nuevo para verme,
mas, aunque él es como antes, el pasado no es hoy;
él en nada ha cambiado, pero ya no es el mismo,
pero ya no es el mismo porque he cambiado yo.
Sé que todo concluye
y a los minutos prófugos no volveré a llamar,
todo concluye -sí-, pero el paisaje
se esmera en repetirme aquel abril
y en mí siento que un átomo rebelde
se encapricha en gritar:
¡Eternidad!

JAIME FONTANA ( Honduras )



Poema Rápida Plenitud de José María Souvirón



Tu novedad, tu pura novedad
es lo que me concilia con el mundo.

Aquí está mi pasado, en este instante,
todo hecho presente y asumido
por esa novedad que tú me traes.

Porque me has hecho nuevo para ti,
y todo lo anterior, todo lo huido
se vivifica ahora en tu presencia.

¿No es este árbol de esta noche el árbol
hecho con todos los que vi sin ti?
¿No es la brisa que pasa por tu lado
la brisa de mi infancia, que ha seguido
corriendo para estar junto a nosotros?

Pasan los años, pero el tiempo queda
y ahora estoy contigo en mi pasado,
y ya está aquí tu vida hecha presente.
Un presente fugaz que se renueva
con certidumbre de mantenimiento.

Calla. Escucha la noche. Oye los mundos.
Mira esas luces. Huele a primavera.
Nada más que este instante prolongado,
toda mi vida aquí con tu alegría.
O con tu pena, que me da lo mismo.

Y ahora, adiós, es hora de que partas.
Hasta luego, o quizá hasta. mañana.
Ahora el mundo está bien. Ya puedes irte.
Ya esto ha sido vivir. Esto es vivir.



Poema Rosa Saudade de Carmelina Soto



Siempre la rosa. Siempre agonizante.
Inclinada o erguida, turbadora.
Al filo de la tarde o de fa aurora,
coronada en sereno de diamante.

Estancia del amor, rosa fragante.
El fango no la ve y ella lo ignora.
Estancia triste donde apenas mora
la rosa silenciosa y el instante.

Aquí vivió la rosa. Noche y día
en la saudade del recuerdo crece
y se copia y dilata en su perfume.

y sigue prolongando su agonía
por el mal de la espina que padece
y fa llama de amor que la consume.



Poema Rosa Roja de Carmelina Soto



Eres la sangre en breve arquitectura
de corazón al viento acostumbrado.
Amor en rojo y en aroma pura
nostalgias de gorrión enamorado.

Quién te hizo rosa-fuego en la verdura
esperanzada y férvida del prado?
Y ese sufrir de espinas y dulzura
y jardín por alondras clausurado?

En tu clara bondad de miel caliente,
sombra casi de fruto sugerente
entre nubes y pájaros soñando.

Y en tu llama de sangre perseguida,
indefinidamente indefinida,
sigues por tu perfume caminando.



Poema Recuérdate Mi Vida de Íñigo López De Mendoza, Marqués De Santillana



Recuérdate de mi vida,
pues que viste
mi partir e despedida
ser tan triste.

Recuérdate que padesco
e padescí
las penas que non meresco,
desque oí
la respuesta non devida
que me diste,
por la cual mi despedida
fue tan triste.

Pero non cuides, señora,
que por esto
te fue nin te sea agora
menos presto,
que de llaga non fengida
me feriste,
assí que mi despedida
fue tan triste.



Poema Romance Del Rey Don Sancho de Romancero Y Cancionero Anónimo Hasta El Siglo Xv



-¡Rey don Sancho, rey don Sancho!, no digas que no te aviso,
que de dentro de Zamora un alevoso ha salido;
llámase Vellido Dolfos, hijo de Dolfos Vellido,
cuatro traiciones ha hecho, y con esta serán cinco.
Si gran traidor fue el padre, mayor traidor es el hijo.
Gritos dan en el real: -¡A don Sancho han mal herido!
Muerto le ha Vellido Dolfos, ¡gran traición ha cometido!
Desque le tuviera muerto, metiose por un postigo,
por las calle de Zamora va dando voces y gritos:
-Tiempo era, doña Urraca, de cumplir lo prometido.



Poema Romance Del Prisionero de Romancero Y Cancionero Anónimo Hasta El Siglo Xv



Que por mayo era por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuando es de día
ni cuando las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.



Poema Romance Del Mal De Amor de Romancero Y Cancionero Anónimo Hasta El Siglo Xv



Aquel monte arriba va
un pastorcillo llorando;
de tanto como lloraba
el gabán lleva mojado.
-Si me muero deste mal,
no me entierren en sagrado;
fáganlo en un praderío
donde non pase ganado;
dejen mi cabello fuera,
bien peinado, y bien rizado,
para que diga quien pase:
«Aquí murió el desgraciado» –
Por allí pasan tres damas,
todas tres pasan llorando.
Una dijo: «¡Adiós, mi primo!»
Otra dijo: « Adiós, mi hermano!»
La más chiquita de todas
dijo: «Adiós, mi enamorado!»



Poema Romance Del Infante Arnaldos de Romancero Y Cancionero Anónimo Hasta El Siglo Xv



¡Quién hubiera tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el infante Arnaldos
la mañana de San Juan!
Andando a buscar la caza
para su falcón cebar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar;
las velas trae de sedas,
la ejarcia de oro torzal,
áncoras tiene de plata,
tablas de fino coral.
Marinero que la guía,
diciendo viene un Cantar,
que la mar ponía en calma,
los vientos hace amainar;
los peces que andan al hondo,
arriba los hace andar;
las aves que van volando,
al mástil vienen posar.
Allí habló el infante Arnaldos,
bien oiréis lo que dirá:
-Por tu vida, el marinero,
dígasme ora ese cantar.
Respondióle el marinero,
tal respuesta le fue a dar:
-Yo no digo mi canción
sino a quien conmigo va.



Poema Romance Del Enamorado Y La Muerte de Romancero Y Cancionero Anónimo Hasta El Siglo Xv



Un sueño soñaba anoche,
soñito del alma mía,
soñaba con mis amores
que en mis brazos la tenía.
Vi entrar señora tan blanca
muy más que la nieve fría.
– ¿Por dónde has entrado amor?
¿Cómo has entrado mi vida?
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías.
– No soy el amor, amante:
la Muerte que Dios te envía.
– ¡Ay, Muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día!
– Un día no puede ser,
una hora tienes de vida.
Muy de prisa se calzaba,
más de prisa se vestía;
ya se va para la calle,
en donde su amor vivía.
– ¡Ábreme la puerta, blanca,
ábreme la puerta niña!
– ¿Como te podré yo abrir
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue al palacio,
mi madre no está dormida.
– Si no me abres esta noche,
ya no me abrirás querida;
la Muerte me está buscando,
junto a ti vida sería.
– Vete bajo la ventana
donde ladraba y cosía,
te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
y si el cordón no alcanzare
mis trenzas añadiría.
La fina seda se rompe;
la Muerte que allí venía:
– Vamos, el enamorado,
que la hora ya está cumplida.



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