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Poema Retrato de Claudia Lars



Ternura móvil que enraizó a mi lado,
niño grande sin nombre y sin alero;
huésped del sueño en cuerpo verdadero,
oscuro corazón iluminado.

Pago del día, saldo del pasado,
dulce heridor y hábil curandero;
mina de venas rotas y venero
que sin reserva da lo que he buscado.

Su silencio tan largo tiene ahora
pájaros irisados y despiertos
bajo una luz madura y vencedora.

De cenizas llegó su forma alzada,
y en rumbos de la sangre su llamada
devuelve la palabra de los muertos.



Poema Retrato De Don Pedro De Alvarado de Claudia Lars



Por la cautiva playa marinera
?centauro casi, casi profecía?
sobre una resonante jerarquía
alzaba su esperanza aventurera.

De sangre era la cruz no de madera;
de hierro la palabra y la osadía;
y en el color de la mirada fría
iba el peligro de su llama entera.

Encima del clamor y de la muerte,
con el seguro paso del más fuerte,
volviendo imponderable su figura.

El mundo roto le encendió las iras
y entre caballos, flechas y mentiras,
se hundió en la almendra de la tierra pura.



Poema Reto de Claudia Lars



Maduro fuego por azar cautivo
en el estrecho cauce de mis venas.
Brazo de afán helado entre cadenas,
rostro de ayer presente en sueño vivo.

Paloma del zarzal y del olivo
que a perseguir tu vuelo me condenas.
Fuente, sobre la sed de las arenas,
negándose a mi tallo sensitivo.

Como lleva la noche al sol distante
y el párpado cerrado los colores,
así te llevo en pulso palpitante.

Viuda de tu presencia en lo visible,
están en mí tus dádivas mejores
y alzo en forma cabal sangre imposible.



Poema Realidad Vertical- Tiempo: Hablo Contigo de Claudia Herodier



Varón de seda fugitiva,
espejo de este azul tan transparente,
descalza tu lenguaje,
llévame en tu frente;
en tu trueno-música recoge mi tambora,
mi hormiga de colores
y esta magia-real que a ti te explora.
En tus brazos apriétame
la nostalgia de ti,
hasta hacerla callar.
Porque yo en ti deseo
ser, minuto, segundo. Hora.
Estancia y minucia de tus sueños,
necesidad, hambre permanente. Mar.
Idea, carne, flor del valle.
Montaña de peñasco antiguo.
Cordillera fértil de tu boca.
Y en tu pecho,
en tu latir de sangre-tierra-roja,
ser, ser contigo esta profunda lágrima que llora.



Poema Realidad Horizontal de Claudia Herodier



El siglo esta aquí,
abierto ante los ojos.
Trae consigo la voz alzada,
la voz nacida de la profunda América.
Esa voz que a veces es borbollón de sangre
manando por una grieta,
y a veces, tan sólo a veces,
es grito abierto en el aire y alarido de parturienta.
Mas quién va con ella… Quién… y por dónde?
Nadie.
El siglo, como esta tierra,
están anudados, solos, en el ombligo de la noche.
América…
día dormido aún en el horizonte.

Octubre 26/76 – Mayo 11/77 S.S.



Poema Raíces de Claudia Herodier



Ahora que se habla de paz,
adónde quedó la guerra?
La guerra quedó,
en las profundas raíces de la paz.

Mayo/9



Poema Rito Incumplido de Claribel Alegria



A mi madre

Dicen que la muerte es solitaria
que nos morimos solos
aunque estemos rodeados de aquellos que nos aman
pero tú me llamaste
y yo no estuve:
no te cerré los ojos
no te besé la frente
no te ayudé a pasar
al otro lado
estuve lejos
lejos de ti que me alumbraste
me nutriste
educaste mis alas.
No cumplí con el rito
estuve lejos
lejos
y ese es el sollozo que me arrebata en olas
en cúpulas
en grutas
y no puede salir
y me persigue en sueños
y me ahoga.
Perdóname/libérame
necesito aullar
batir tambores
un golpe en la cerviz
un estallido
para arrancar de cuajo este sollozo
y no invocarte más
en desolados
versos.



Poema Ruptura Y El Peso De La Hora de Christian Formoso Bavich



Y cuando la hora repentina
de la costumbre
y la desdicha
rompe como ola o muerto
la paz de la tarde,
y separa la vida
en antes y después de esta hora,
como sepulcro o testigo,
como arañando la espalda
o la tierra,
quisiera diluirme
en el suelo,
en la sombra,
en el río de las latitudes
plenas y apartadas
de esta hora que rompe;
y cuando sucede lo súbito;
y las vidas recuerdan
el peso de la hora
como invisible mundo
en el hombro,
en la interminable columna
o vértebra,
de los días postreros y anteriores,
algo se duerme
y algo se tumba,
y las vidas recuerdan
el peso de esta hora
como si hablaran,
como el graznido
o la muerte
de un condenado,
como sentencia.
Nada hay que borre
el temblor de esta hora,
ni el tiempo en su laguna
o arena,
ni agujas,
ni rezos.
Hay desazones y heridas
borbotando,
hay frases marinas,
y temporales.
Cada quien tras la hora
tiene su razón.
Y cuando la hora repentina,
irrumpe
hay desazones y heridas,
como sentencias, como religión, imborrable,
como fe,
diluyendo las luces
para enviarnos
el recuerdo imborrable
de esta hora.



Poema Retrato de Cecilia Meireles



Yo no tenía este rostro de hoy,
tan calmo, tan triste, tan delgado,
ni estos ojos tan vacíos,
ni este labio amargo.

Yo no tenía estas manos sin fuerza,
tan detenidas y frías y muertas;
yo no tenía este corazón
que ni se muestra.

Yo no advertí este cambio,
tan simple, tan cierto, tan fácil:
¿En qué espejo se perdió
mi imagen?



Poema Resurrección de Cecilia Meireles



No cantes, no cantes, porque vienen de lejos los náufragos,
vienen los presos, los tuertos, los monjes, los oradores,
los suicidas.
Vienen las puertas, de nuevo, y el frío de las piedras,
de las escalinatas,
y, con un ropaje negro, aquellas dos manos antiguas.
Y una vela de móvil llama humeante. Y los libros. Y
las escrituras.
No cantes, no. Porque era la música de tu
voz lo que se oía. Soy una muerta reciente, aún
con lágrimas.
Alguien escupió distraídamente sobre mis pestañas.
Por eso vi que ya era tarde.

Y dejé en mis pies quedarse el sol y andar las moscas.
Y de mis dientes se escurrió una lenta saliva.
No cantes, pues trencé mis cabellos, ahora,
y estoy ante el espejo, y sé bien que ando en fuga.



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