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Poema Rincón De La Sangre de Emilio Prados



Tan chico el almoraduj
y… ¡cómo huele!
Tan chico.

De noche, bajo el lucero,
tan chico el almoraduj
y, ¡cómo huele!

Y… cuando en la tarde llueve,
¡cómo huele!

Y cuando levanta el sol,
tan chico el almoraduj
¡cómo huele!

Y, ahora, que del sueño vivo
¡cómo huele,
tan chico, el almoraduj!
¡Cómo duele!…
tan chico el almoraduj
Tan chico.



Poema Recuerdos de Elsa López



Recuerdo el amor que me nacía al tiempo de la lluvia.

Recuerdo los baúles y las colchas de hilo,
las flores de lavanda volando por espacios abiertos y felices,
aquella despiadada multitud de grillos debajo de las lápidas,
y tus besos, pan y aceite, detrás de los postigos.

Recuerdo aquellos días cuando tú me besabas
tras las torres caídas del castillo y las olas.
Y recuerdo las noches naufragando tu cuerpo
en aquella penumbra universal del hambre.

Yo entonces era otra.
Pero no he renunciado ni al amor ni a la herida.



Poema Recuerda de Elsa López



Recuerda que la lluvia cayó porque yo quise
y porque tú quisiste me miraste al espejo
y me encontraste hermosa de verde y gabardina.
Recuerda que lloraste cogido de mi mano
y yo llené de besos tu infancia despoblada.
Recuerda que la noche llegó porque yo quise.
Y te miré a los ojos,
y te besé las manos,
y preparé tu ropa y el plato de naranjas.
Pero tuviste miedo.
Un miedo huraño y torvo.
Un miedo con relojes.
Recuerda que fue cierto.



Poema Retrato De Mujer Triste de Elina Wechsler



Te conocí de rojo,
terciopelo que un hombre deseaba acariciar.
¿Cuándo olvidaste los cordeles del verano?
?Pescabas peras pequeñas con la boca luego de arrojarlas al río
y el mundo era agua fresca?
Tenues abanicos te protegen
de los primeros peldaños que nunca pudiste inventar.
Ya no escuchas.
¿Cuándo fue el comienzo del retiro?
A veces cantas. Todos creen que estás.
Atraviesas el Océano
acompañada de una esperanza trémula
que ya das por perdida.



Poema Recuerdo Instantáneo de Elías Nandino



Al ver los ceros
los pies de mi memoria
trepan por ellos.

1989



Poema Romances (rodrigo De Narváez Guarda La Frontera)(i) de El Abencerraje



En el tiempo que reinaba
el Infante don Fernando,
que del reino de Aragón
fue después Rey coronado,

en España residía
un caballero esforzado,
que Rodrigo de Narváez
fue de su nombre llamado,

que a todos los de su tiempo
en valor se ha aventajado;
y entre las cosas que hizo
adonde más le ha mostrado,

fue cuando ganó a Antequera
el Infante ya nombrado;
y ansí, de Alora y de ella
por alcaide le han dejado,

donde estuvo mucho tiempo
con algunos hijosdalgo,
muy valerosas empresas
contra moros acabando.

Pues como la ociosidad
nunca en ellos ha reinado,
saliéronse nueve juntos
una noche del verano,

del murmurar de los vientos
apacible convidados,
y de la luz de la luna
a la salida incitando,

por ver si tienen descuido
los de su bando contrario,
o si sale alguno de ellos
en la noche confiado […]



Poema Retrato De Familia de Eduardo Zambrano



Nos reunimos frente a la ventana.

Un relámpago iluminó nuestras caras
y no muy lejos
escuchamos al trueno cabalgar por las nubes.

El último camino hacia la tarde
se perdió bajo el agua.

Mamá y papá ahora están muertos,
mis hermanos se han largado del retrato.



Poema Razón Ardiente de Eduardo Mitre



a Nazri

París, invierno de 1980
Queridos pájaros ausentes
Barrios de nieve
Pinos
Pacientemente sentados
Desde la penumbra de un cuarto
A la luz de la lámpara
Solitaria
Como la Khiswara en el Altiplano
Inclinado sobre la página
El vertiginoso pasado
La infancia apenas un eco
Un silbido lejano
un río
De rostros distantes
O muertos
La patria:
Un río de nombres ensangrentados
No héroes ni hermanos:
Corderos sacrificados
Al buche de topos feroces
Renacerán con su pueblo
(¿Cuándo?)
Cae la nieve
nieva silencio
Así ha de nevar ?ya está nevando?
También el olvido
No escribo para abolirlo
Para nosotros escribo
Elizabeth Peterson:
Nunca tendremos un hijo
En tu vientre hermoso
La cicatriz
Brillaba como un castigo
Y éramos inocentes
éramos dichosos
Ahora mismo recuerdo cómo
Del bosque dormido del diccionario
Una mañana de pronto
Tus labios finos me regalaron
Una palabra:
Mirabilia
Las cosas no son un misterio
Son un obsequio
Vivir
Prodigio de nuestros muertos
Elizabeth Peterson
al separarnos
No me fui solo: me fui contigo
En mi país ya era otro
mirando
El alba entraba a cuchillazos
En el cerro de Urkupiña
Sudor y plegaria
golpeaban
La roca de la injusticia
No se quebró para los pobres
(¿Se quebrará algún día?)
Armadas de su hambre
Cuatro mujeres
estrellas matutinas
Rompieron la noche de siete años
Nos abrieron el camino
Y no supimos caminarlo
¿O no pudimos?
17 de julio
Bajo un cielo purísimo
Envueltos en el impío
Polvo de la codicia
Llegaron los tenebrosos
Y un árbol joven que cae
El sacrificio
Del que dijo verdades
Y un pecho unánime el numeroso
De los que nunca dijeron nada
Recuerdo:
El miedo royendo las casas
Avergonzada de su cuerpo
El alma
No sabía dónde esconderlo
Cuerpos almas
Profanados por la saña
El resentimiento
Familias arrojadas
A las playas del exilio
Las únicas que siempre tuvimos
Nos falta
mar
interior
Queremos ídolos
Ignorar que somos divinos
Nuestro pecado mayor
Sopla el tiempo Brota el sol
La primera paloma: Primavera
Pinos gloriosamente sentados
Por la escalera en caracol
Bajas cantando
No hay más ascensión que hacia la tierra
Contigo baja la luz tintinea
en la tetera
Por calles y plazas nos lleva
Moviendo piernas brazos caras
?La muy traviesa titiritera?
A orillas del río se acuesta A tu lado
un viento adolescente
A punto de urdir pájaros
Se detiene
pasa
Un verso de Heráclito:
Nombre del arco: vida
Obra del arco: muerte
El viento recomienza
faldas risas de mujeres
Se desvanecen
Todo es tránsito
Como el Sena y el Choqueyapu
La luz se va lentamente
En tus ojos recojo sus agonías
Sus éxtasis
Allá es mediodía
Estarán poniendo la mesa
Y comerán solitarios
Con ellos estamos
Pese a la ausencia
Verde
Una luciérnaga:
Rosario de ocasos y amaneceres
La noche entra
Enciende astros y sexos
Los muertos se siguen muriendo
¿No hay sentido sólo término?
?No hay pregunta bien hecha?
La vida es un entierro
Y una fiesta
Orfeo
orfeón
orfebre
Canta goza bebe La copa
la copla
la cópula del universo

París, primavera de 198



Poema Revolución, Tiendo La Mano de Eduardo Lizalde



Revolución, tiendo la mano
y a veces me la muerdes.
Soy individualista,
pero el mundo no es bello.
Sólo el idiota, el loco y el canalla
piensan que el mundo es un jardín
donde florece una esmeralda
con sabor a durazno.
Mira, yo estoy contigo, en serio.
¿Cómo han de herirte a ti,
piedra del siglo,
unas palabras mías?
Ni los tiranos más abyectos han caído,
jamás, por la literatura.
Escucha: come un poco, tranquila,
de mi mano.
No es veneno esta pobre palabra deprimente,
de zorra enferma,
que te doy.



Poema Razón De Todas Las Cosas de Eduardo Espina



De tal manera imaginaria, las cosas sucedían
para que todo fuera donosura en lo desusado:
la racha entrometida del dedo en el deshabillé,
la sevicia por la blusa azul al soltarla basta el
desacato de desabotonar de las polainas a las
bragas en remedo de ilusiones todo lo demás,
y así el pulso, la unción en marcha él y el final.
Aposento de nombre en la pradera soleosa y
mudo a moverse a dar desvelo de júbilo pero
igual, no. Nadie en la piel más de la cuenta.
En la ducha los afeites hermosean el enredo
y regresa el agua a la noche donde se bañan.
El amor es la única imposibilidad necesaria.



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