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Poema Reincidencia En El Asombro de Jenaro Talens



der wirst wieder er
Paul Celan

Recuerdo que una vez (la muerte se había ido)
te escondiste en mí. ¿No has vuelto a preguntarte
quién soy? Densos como un perfume
nos disolvimos en el aire; nada
pudo evitarlo; al fondo,
un mar, sus piedras impasibles.
¿Era ésa la imagen que veían tus
ojos? ¿Un mundo al que pertenecer?
Abolido en el agua de la
superficie, ni siquiera el sueño
te reabsorbió. ¿Creíste en él? La fuga
no destruye, ya ves, se aduerme en los confines,
con naturalidad, luego te alcanza
de nuevo y corre hacia las cimas
donde no hay grietas, sino exceso de
luz, y así, con alas de buscar reposo,
sola, entre las cenizas de quien fuera mi
carne, su inercia bajo tu temblor,
te reinstauras en mi cuerpo. Ven,
mira cómo mis manos te recorren,
cómo me empujan sin cesar, me adentran
sobre tu vientre, donde aterricé
como el que huye, con el desamparo
dando calor a troncos, a raíces
que nunca imaginaste para ti. Ni yo.



Poema Rota Espuma de Jeannette Lozano



Una tierra devota, madre,
un vientre para la miel de lo perdido,
tierra de todos
en el insbrik, cobre esbelto donde la espuma
multiplicaba tu rostro.
Busco la duración y no aparece.
Veo desplegarse la oscuridad
labrada
desde un brillo solitario.

Surgen en mi incertidumbre
muertas, un puñado de hojas grises.

Las formas ceden a lo inmóvil:
humo obstinado en engarzar
las perlas.

Sangra en el vidrio, astillada,
la claridad.

*

Por una brizna
aposté mi palabra.
Lanza fue
la imagen de su luz.

*

Ráfagas,
hojas

y el blanco templo
de muros que se esfuman.

La memoria de los sueños
son rosas que te salvan,
noticias que traen los pájaros cuando es preciso
despertar sobre la rota espuma,
mirándonos, como en una alegoría.

*

Se incendia la ciudad
día y noche,
es el sueño del creador.

Nacemos por otros ojos
en la cólera del invierno.

Se abren en el pecho
las vencidas crujías.

*

En medio de la tormenta
latidos
y esa nostalgia que al cauce de las aguas avanza.

De Akkad a Sumeria espíritus
de su esfera desprendida
llevan su sangre al río.

Entre el rumor de las sombras
miran
al ave de la lluvia

caer
sobre la lápida.

*

La melancolía es destino
diciéndonos lo que no somos:
un huerto tejido de sombras,
la cicatriz de la tarde,
el rostro que lucha por saber quién fue.

En el portal
los pájaros recuerdan
el viaje
-y sin embargo-

temo perder lo que de ti queda cuando te vas.

*

Borrar quiso los límites, el puente.
Luna de sangre
que el corazón escucha.

Bajo el agua
hundiéndose el linaje de su luz.

*

De melancolía
e invierno
redes vacías,
oscuridad que somos.

El viento deja de soplar
en esta noche de puerto.

*

La nieve o el halcón
entregan su silencio
a la rama desnuda.

*

Sobre el agua
destellos de flor,
y no estabas.
Nada es para sí.
Tus manos
en el marfil de Har
saben a estío.

*

Eras trigo al aire sosegado,
linterna que alumbraba mi cuerpo,
huella caudal de mis sentidos.

Tu palabra ave para mi sendero.

Mas ahora te desvaneces
y mi corazón sufre.

*

He de llorar
a mitad del río,
a mitad del puente
el fuego del amor.
Es la pregunta de la carne,
alas y caricias
de lumbre hasta los huesos, he
de llorar.

*

Nunca dicha es la llaga.



Poema Raíz de Jeannette Lozano



El viento
desmoronaba el barro,
vértigo, dolor era ese viento
en su descenso:
el encuentro
con la primera voz:
la muerte.

El muro de raíz sedienta
rasga cielos
de aquella hora.

De nuevo brotarán
salmos
palabras destejiendo
sobre el espejo.

*

Apenas el agua circundó la tierra
en su centro
se abrieron cavidades:
el viento devoró las copas de los cedros,
los nidos, el rostro de aquella voz.

Creer, crear la oración
que nombre su presencia,
el misterio
de su alma desprendida.

*

Todo era tiniebla
(de raíz),
arteria
dilatada
cuando el viento
derrumbó la cúpula.

En vano
la tierra hunde
su perpetuo nacer.

*

Cielo esta boca, hojas
la orilla,
el río congelado
y la tierra del recuerdo
evaporando
su fragmento de piel.

Mi ser,
mi ser errante,
mi ser,
miseria entrando,
mi ser
silueta.

Lo que no fui, siendo
afina su sombra.

Ceguera: ahí estarás.

*

Hay regiones que son sílabas de sombras.

*

Desde lo hondo
al viento
la dispersa ruina.

Morir, morir dentro
del árbol
al aire y lumbre
florecido.
*
Hija del hambre,
tus pasos segará
la pétrea luna.

*

Voces, voces distantes,
espejos,
palabras piedra:
Todo antes de la noche.

*

Descarnada belleza,
de ti
busco salvarme.

*

Hay una luz
en su aliento
de árbol,
pájaros
de aquella tarde
en fuego revestida
sobre los huertos.
Luz
el aliento del árbol.
Pájaros,
hombres,
en esa estancia herida.

*

Amar la luz
de aquella nube de ceniza,
los once túneles,
las huellas de las bestias,
caminos que entre las humaredas
caen del cielo.

Tierra dispersa de semilla,
guarda la salvación,
el silencio en la piedra,
la mirada del río en su sollozo.

Tierra dispersa de ceniza,
guarda la salvación,
ama la luz de aquella nube,
los límites,
el alba.

*

Bajo el manto de fuego
la luz emerge
de su cuerpo
-mundo, hora, hombre
casi muertos-
a la espera del comienzo.



Poema Romance Del Héroe de Javier Del Granado



Oh, General don Esteban
honor y prez de la Historia,
canción de huayño serrano
que en los charangos retoña.

Tu nombre llegó a nosotros
cuajado en sangre de coplas
y floreció en la garganta
silvestre de las palomas.

Fue en esta tierra morena
donde las quenas sollozan
y el sol que dora las mieses
canta en las tiernas mazorcas,
donde tus manos forjaron
aquella hueste gloriosa
que socavó con sus huesos
los Fuertes de la Colonia.

Ríos de sangre brotaron
del corazón de las rocas,
y el fuego del exterminio
redujo a escombros las chozas.

Fue ruda y larga la guerra,
mas, la raigambre criolla,
medró en silencio de cruces
como las jarkas coposas;
y cada rama fue en brazo,
y cada brazo un patriota.

La Virgen de las Mercedes
perdió sus dedos de rosa,
por restañar las heridas
donde los sables se embotan,
y los caudillos del pueblo
fueron izados en la horca,
como banderas de triunfo
que en el arco iris tremolan.

El alba segó las mieses
con su guadaña de alondras,
sembrando polvo de luna
sobre la augusta memoria
de aquellos hombres bravíos
que armados de sus picotas,
cavaron el horizonte
para que alumbre la gloria.

¡Ay! General don Esteban,
flor de charango y paloma,
qué duros vientos soplaron
sobre esta tierra de auroras,
cuando los wauques bizarros
tiñeron en sangre roja,
la copa de los chilijchis
que incendia el sol de Viloma.

Pero jamás tu alma grande
se doblegó en la derrota,
y vencedor o vencido
fuiste el Quijote de Aroma
que acicateando a su potro
que ante el nevado resopla,
contra un molino de viento
trizó su lanza ilusoria.

Porque los hombres del Valle
hechos de arrullo y de roca,
son fieros como el torrente
que se desborda en las lomas,
y altivos como las cumbres
donde los cóndores moran.

Las nubes se disiparon
en un airón de gaviotas,
prendiendo un haz de leyenda
sobre las viejas casonas
de la romántica Villa
que las retinas asoma:
con sus balcones labrados
y sus callejas tortuosas;
donde creciste, Aguilucho
de la insurgencia criolla,
enmadejando horizontes
en tus pupilas indómitas.

Tu espada talló en los riscos
el Himno de la Victoria,
y urgidas de primavera
reflorecieron las lomas,
bajo el resuello del viento
que los capullos deshoja,
para enflorar el sendero
por donde marchan tus tropas.

Porque esta Patria que amamos
hecha de fuego y aurora,
nació a los senos frutales
de las mocitas criollas,
y es hija de esos guerreros
tiznados en sangre y pólvora.

La selva meció tu sueño
con el rumor de su fronda,
y destrenzó de crepúsculos
su cabellera olorosa,
sobre el fanal de luciérnagas
donde tus restos reposan.

El tiempo pasó descalzo
sin dejar musgo en tu fosa,
y es a través de los siglos
que se agiganta tu sombra,
sobre la América libre
que te bendice y te invoca,
como al más bravo Caudillo
de los que ilustra su Historia.

Oh, General Don Esteban,
espada de los patriotas,
valluno de pura sangre
tallado en fibras de roca,
tu imagen de alto relieve
quedó acuñada en la aurora,
y hoy como ayer, en el alba,
cantan campanas de gloria.



Poema Retrato De Mano Sin Dama de Jairo Guzmán



esa mano
es un arrebol
en el cielo
del bar

se despide
sin decir adiós
cuando las nubes
de humo
envuelven
a los juerguistas
y nos quedamos
mudos

extraviados
en dédalo
de sonidos

vida
que se nos va
como música



Poema Rapaz de Jairo Guzmán



Paz hecha a semejanza del rayo
En la noche circundada de gritos
Junto al estuario de los niños asesinados

Guerra sin tregua la paz del ahorcado
La paz de los perros sin huesos
La paz a la medida del colapso
La paz en remolinos del río de las decapitaciones

Dame la tormenta dame el vértigo
Dame la guadaña dame el tambor
Dame la danza dame la voz
Dame los nervios dame la lengua del sol

Paz de tendones rotos coronada de luto
El aura de tus ejércitos es una llama negra
Paz rostro de mosquita muerta
En tus lodazales se retuercen los torsos del suplicio
Paz que alguna vez fuiste hermosa como una adolescente
En tu sosiego se atascan cadáveres como moscas en la miel

Tráeme, oh Paz, tu collar de dientes de perra alegre
Tráeme, oh Paz, putita mía, la espada de un arcángel
Tráeme, oh Paz, mamasantona de pueblo, el cáliz de los futuros osarios

Un girasol y una vaca ametrallados

Paz paz paz

Te muerde el cuello una fiera rapaz



Poema Reapareces de Jair Cortés



Reapareces
aquí
dentro de la palabra y tan afuera
en ti misma

liberada de estas MAYÚSCULAS REVERENCIAS

cierras una puerta
y yo abro otra

(Mi río se desborda en estas afirmaciones)

ANTES
Teníamos poca edad
pero suficiente para creernos en el margen del mundo

Aquellos días
empezó la mitad de la vida a circular por su debido cauce
provocando ahogos aquí y allá
remolinos
pérdidas
en donde los hombres habían forjado una esperanza

Di vueltas alrededor de tantas noches di vueltas

¿Qué decía Zita de mí?

Enamorados de la faz del espejo nos cambió la voz
como un árbol que todos los años daba un fruto distinto

la misma manzana no es la misma manzana
¿verdad?

Fuimos aquellos
cuyas manos estaban vacías

levantabas las hojas
mientras el Norte en la playa poseía tus ojos

Savás
todo era una resta tan sencilla
para descifrar el secreto signo
que apareció en la pared esa mañana febreriana
tan grisina
en donde mi cuerpo subió aquella pendiente

en donde los recuerdos hacen una frase más o menos como esta

Caminé hacia ella que era yo vestida de sol
relumbraron mis ojos
los nombres comenzaron a tener sentido
me quemé en silencio
(sólo supe de mis cenizas años después)

DESPUÉS
Sólo saber supo el tiempo sólo su desgracia fue nuestra

Cielo que descendió como una música perdida en medio de la noche
entre las calles que recorrí ciego y ebrio
buscando la vida
la suerte que diera un paso hacia mí
la suerte que me empujara a su abismo

AHORA
Solo

me dirijo con estas letras
al temporal ignoto del presente
en donde se pierden los espurios dolores de la carne

Viajo descalzo ciega mía
compañera en la muerte y en la resurrección

viajo
hinchado de sangre como un corazón enloquecido

Transcurre la rabia al medio día
con las cuatro patas bien firmes

Ahora que vuelvo a decir AHORA
en donde el terreno se divide en varias propiedades
en donde los gritos y los cristales siguen buscando la mano que los rompa
la garganta que los elabore de la manera más precipitada y encendida

LEJOS

EN ALTAMAR
CONTRAMOR MUERDE SUS PROPIOS ANZUELOS
y los peces indiferentes pasan a su lado

Pero ahora REGRESAS

Mírate
Tuya
caminar entre brasas
entre las astillas de mi amor roto

Mírate aparecer y desplegar las velas de la distancia

Tu jardín de espinas

Esta vez yo te veo llegar a mí
el sol nace ya en silencios airados

arrojo hasta el fondo de tu pozo mi secreto
construyo entonces una pradera
MIRO TODO EL PUEBLO DESVANECERSE
y mi camisa prende fuego al campo

En este silencio
en donde reapareces

abres una puerta

y yo te sigo



Poema Regreso de Jaime Torres Bodet



1
Vuelvo sin mí; pero al partir llevaba
en mí no sólo cuanto entonces era
sino también, recóndita y ligera,
esa patria interior que en nadie acaba.

Oigo gemir la aurora que te alaba,
músico litoral, viento en palmera,
y me asedia la enjuta primavera
que la razón, no el tiempo, presagiaba.

Entre el capullo que dejé y la impura
corola que hoy en cada rama advierto
pasaron lustros sin que abrieran rosas.

Viví sin ser… Y sólo me asegura,
entre tanta abstención, de que no he muerto
la fatiga de mí que hallo en las cosas.

2
¿Quién habitó esta ausencia? ¿Qué suspiro
interrumpo al hablar? ¿A quién despojo
del recobrado cuerpo en que me alojo?
¿Quién mira con mis ojos lo que miro?

La luz que palpo, el aire que respiro,
el peso del silencio que recojo,
todo me opone un íntimo cerrojo
y me declara intruso en mi retiro.

En vano el pie que avanzo coincide
con la huella del pie que hundió en la arena
el invisible igual que substituyo;

pues lo que el alma, al regresar, me pide
no es duplicarse en cuanto me enajena
¡sin ser otra vez lo que destruyo!

3
¡Espejo, calla! y tú, que en el furtivo
recuerdo el filo de la voz bisela,
eco, responde sin palabra. Y vela
porque en tu ausencia al menos esté vivo…

Del mármol con que el ocio me encarcela
quiero en vano extraer un brazo esquivo
hacia ese blando mundo infinitivo
en que todo está aún y todo vuela.

Estatua soy donde caí torrente,
donde canto pasé, silencio duro
y donde llama ardí ceniza esparzo.

Nada me afirma y nada me desmiente.
Sólo tu golpe, corazón oscuro,
a fuerza de latir aprieta el cuarzo.

4
Por esa fina herida silenciosa
que siquiera da paso a la agonía,
¡ay!, entra, muerte, en mí, como la guía
de la hiedra que el sol prende en la losa.

Abre -¡aunque sea así!- la última rosa
en que tu fuerza adulta se extasía,
ansia de ya no ser, llama tan fría
que a su lado la luz parece umbrosa.

Rompe la plenitud, la simetría,
el basalto en que acaba toda cosa
que dura más de lo que tarda el día;

y, arrancándome al tedio que me acosa,
envuélveme en tu vértigo, alegría,
¡afirmación total, muerte dichosa!



Poema Retrato de Jaime Torres Bodet



Tu amor es todo de ausencia.
Llegan a mi alma
-como el aroma de un jardín oculto-
tus palabras, vagas .

No sabes durar. Tu esencia
como el agua pasa.
Como el agua el alma del cielo que miras
es, sólo, tu alma.

Para otros fuera como arcilla dócil,
como yedra blanda.
Yo no logré verte quieta un solo instante
en la misma rama…



Poema Río de Jaime Torres Bodet



¡Río en el amanecer!
¡Agua en tus ojos claros!
Caer ?¡subir!? en lo azul
transparente, casi blanco.

Cielo en el río del alba
?mi amor en tus ojos vagos?
oh, naufragar ?¡ascender!?
¡siempre más hondo! ¡Más alto!
…Río en el amanecer…



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