poemas vida obra r

Poema Recuéstate En Mi Brazo de Jorge Debravo



Recuéstate a mi brazo.
La sangre que por mis venas se desliza
posee, algunas veces, deliciosos secretos.
Afuera son las cinco de la tarde,
pero en mi alma se han quedado inmóviles las horas.

Y no olvides
que he recogido todo el fuego de la tierra
para entibiar las casas que tú habites
y calentarte el alma en las noches de lluvia.



Poema Restos… de Jorge Castillo Fan



Restos
Restas
Llave de memoria
que escancia lo soñado
Lo que estalla
en humo de fracturas
El doble eclipse
que asoló los nombres
sobre las ánforas de hielo
Descamina el inverso pie del corazón
insomnes insombres brazos-brasas
tras la líquida extensión de los ocultos
y en todo trance somos polvo
¿Cómo ignorar tu celosía de ayes?
¿Cómo enterrarme, Nadie,
sin proclamarte fulmínea puerta de recuerdo?
Trazos
Trozos.



Poema Retrato de Jorge Carrol



Sur en el norte.

Mañana de la noche.

Gatillo del revólver del suicida enamorado.

Sol que aterriza sobre las veredas de la Castellana.



Poema Régimen De Frutas de Jorge Carrera Andrade



La naranja es el día o la mejilla fresca,
sorbo de claridad, copa del clima;
la pera ahonda sus heridas de agua
con memoria de témpano y agujas de delicia
y los melocotones
acumulan su rubio material de alegría.

La manzana sobrina, fragante del corozo,
a morir se resiste en vano entre los dientes.
Sus congeladas lágrimas
muestran las uvas de mirada verde.
Cascabeles de azúcar,
repican sin rumor los mirabeles.

Todo el sol en redomas encerrado,
todo el aire en volúmenes vertido,
toda el agua y la tierra en vegetales moldes,
penetran en mi interno laberinto
y un mundo elemental se disuelve en mi sangre
que acarrea despojos de ciclo como un río.

Y apresura su viaje a bocanadas
por sus ínfimas redes
entre una geografía palpitante
de músculos y nervios, sin nunca detenerse,
cambiando en luz orgánica y en azúcar de gozo
los gestos de las cosas y el esplendor terrestre.



Poema Revés Del Asombro de Jordi Doce



No hay tiempo en el instante del asombro,
sino el cruce tal vez de muchos tiempos,
baraja ensimismada en un abismo
con fondo en el imán de lo indecible.
Hacia esa lumbre miran tus palabras.
Hacia esa tea que sostiene, alerta,
el ávido crupier de los sentidos.

Desenreda sus hilos el instante:
la ingrávida sorpresa, el resplandor,
la feliz aprensión con que una puerta
invita a completar nuestra existencia?
Ignoras que esa luz no te consiente.
Tiempo palpable en el umbral incierto,
tu afán es un enjambre de palabras
que esculpen en el aire su derrota.



Poema Reencuentro de Jordi Doce



Ojalá que la noche sea esto únicamente:
la pesada respiración del mar
como un animal torpe y hechizado,
un pañuelo de cuentas negras bajo tu frente,
la dulce sensación de estar a la deriva
contigo, de espaldas a la ciudad,
turbados por el pulso de un amor
que es siempre recomienzo.

Así me rindo a la evidencia:
lentamente, el reclamo de las aguas
con que el silencio nos acoge,
sencillo, hospitalario, se desplaza
para dar paso al frágil territorio del tacto
y remediar con él la insuficiencia
con que la soledad y la separación
nos obsequiaron tantos días.
Apenas hay sorpresa en nuestros ojos,
en nuestras bocas poco acostumbradas
al amor. Sólo tú, reencontrado,
recién llegado cuerpo,
podías franquear tan sin esfuerzo
la distancia que lleva a mis sentidos,
podías recibir la plenitud
que en este corazón cansado
dibuja la pasión, el instante más dulce.



Poema Rosario de Jon Juaristi



Yo la quería mucho, pero entonces
amar y destruir sonaban parecido,
como en los más confusos poemas de Aleixandre.
Nos casamos con otros. Tal vez así perdimos
lo mejor de la vida. Quién sabe. Hubo una noche
en que ambos acordamos que pudo ser distinto
el rumbo de esta historia de culpa y cobardía.
Se quitó el pasador de su cabello oscuro
y me lo dio al marchar, y nunca volví a verla.
Murió. No lo he sabido hasta esta tarde misma,
varios años después, en su pequeño pueblo
y frente a la serena desolación del mar.
Ahora intento evocarla, pero se desvanece:
No he encontrado siquiera su pasador de rafia.

«Tiempo desapacible» 1993-1996



Poema Requiem Aeternam Donet Tibi de Jon Juaristi



Tú, que de toda carne has tomado el camino,
solidario en la culpa de hermanos taciturnos,
¿esperabas acaso encontrar otra cosa
ques esta oquedad batida por élitros y valvas?
Que el corazón del hombre sea un vaso de infamia
nada importa a los ojos de dioses impasibles.

«Diario de un poeta recién cansado» 1985



Poema Reloj De Melancólicos de Jon Juaristi



A Regaña Candina

Como una mala comedia de enredo,
así tus años mozos, por fortuna ya idos.

Querrías, sin embargo, que la frágil ternura
que todavía asocias a ciertas remembranzas
no fuera solamente ilusorio desvío
de la memoria al borde de su disolución.

Pues aunque te sobraran de una mano diez dedos
para sacar la cuenta de los instantes gratos,
aunque copia abundosa de amargura te empuje
hacia adelante siempre, desde el mojón anclado
en medio del camino, etcétera, te guarde
esta rara certeza de que atisbaste un día
algo parecido a la felicidad
contra las acechanzas de la vieja enemiga
cuando se borre el mundo tras la lluvia de otoño.

(De Arte de marear (1988), Poesía reunida (1985-1999), Madrid, 2000)



Poema Reflejo I de Johanna Godoy



Te beso
y me beso
sólo existe un hueco sordo
en medio del cuerpo

Nadie
mitiga
su calculado destino:
la soledad

Te abrazo
y me abrazo
nómbrame
y seré creada

Sólo existo
en el corazón de Otro

Tus labios
me paren
porque la vida
finalmente

no olvida que existo



« Página anterior | Página siguiente »


Políticas de Privacidad