poemas vida obra r

Poema Rimas de Leon De Greiff



Tímida, la palabra
de tus labios caía,
y en mi pálida frente
dolorosa y macabra,
toda melancolía
se regó, evanescente,
blanda, como un arrullo…

Oh tu voz adorable…
¡Voz única entre tantas!
(Bajo el influjo suyo
fue placer inefable
mi dolor…) -Hoy no encantas
este fúnebre yermo…

( No sé dónde se riega
-toda melancolía-
tu voz… ) -Y estoy enfermo
porque tu voz no llega
a bañar de alegría
mi sufrir… en mi vida
dolorosa y macabra,
tal vez hubieran sido
para curar la herida,
tu voz y tu palabra
que yo jamás olvido…!



Poema Relato De Sergio Stepansky de Leon De Greiff



¡Juego mi vida!
¡Bien poco valía!
¡La llevo perdida
sin remedio!

Erik Fjordsson.

Juego mi vida, cambio mi vida,
de todos modos
la llevo perdida…

Y la juego o la cambio por el más infantil espejismo,
la dono en usufructo, o la regalo…

La juego contra uno o contra todos,
la juego contra el cero o contra el infinito,
la juego en una alcoba, en el ágora, en un garito,
en una encrucijada, en una barricada, en un motín;
la juego definitivamente, desde el principio hasta el fin,
a todo lo ancho y a todo lo hondo
?en la periferia, en el medio,
y en el sub-fondo…?

Juego mi vida, cambio mi vida,
la llevo perdida
sin remedio.
Y la juego, o la cambio por el más infantil espejismo,
la dono en usufructo, o la regalo…:
o la trueco por una sonrisa y cuatro besos:
todo, todo me da lo mismo:
lo eximio y lo rüin, lo trivial, lo perfecto, lo malo…

Todo, todo me da lo mismo:
todo me cabe en el diminuto, hórrido abismo
donde se anudan serpentinos mis sesos.

Cambio mi vida por lámparas viejas
o por los dados con los que se jugó la túnica inconsútil:
?por lo más anodino, por lo más obvio, por lo más fútil:
por los colgajos que se guinda en las orejas
la simiesca mulata,
la terracota nubia;
la pálida morena, la amarilla oriental, o la hiperbórea rubia:
cambio mi vida por una anilla de hojalata
o por la espada de Sigmundo,
o por el mundo
que tenía en los dedos Carlomagno: ?para echar a rodar la bola…

Cambio mi vida por la cándida aureola
del idiota o del santo;
la cambio por el collar
que le pintaron al gordo Capeto;
o por la ducha rígida que llovió en la nuca
a Carlos de Inglaterra;
la cambio por un romance, la cambio por un soneto;
por once gatos de Angora,
por una copla, por una saeta,
por un cantar;
por una baraja incompleta;
por una faca, por una pipa, por una sambuca…

o por esa muñeca que llora
como cualquier poeta.

Cambio mi vida ?al fiado? por una fábrica de crepúsculos
(con arreboles);
por un gorila de Borneo;
por dos panteras de Sumatra;
por las perlas que se bebió la cetrina Cleopatra?
o por su naricilla que está en algún Museo;
cambio mi vida por lámparas viejas,
o por la escala de Jacob, o por su plato de lentejas…

¡o por dos huequecillos minúsculos
?en las sienes? por donde se me fugue, en grises podres,
la hartura, todo el fastidio, todo el horror que almaceno en mis odres…!

Juego mi vida, cambio mi vida.
De todos modos
la llevo perdida…



Poema Respuestas De Napoleón de Lauren Mendinueta



(Dadas a un terlocutor anónimo, después de la
batalla de Austrlitz)

¿Regresa la tranquilidad al lecho de los reyes después
de la batalla?
Las muertes colectivas devuelven la calma
A las histerias individuales
¿Mueve a tu sangre la venganza enemiga?
Las guerras entre los hombres son cada vez mayores
Mas nunca alcanzarán a derribar el mundo
¿Serás recordado por tu crueldad?
Para los biógrafos
Un hombre no es benéfico a la humanidad
Si al tiempo no es enteramente maligno
¿Sin duda pocos alcanzarán la gloria?
Dos maneras hay de sobrevivir al tiempo
La primera deslumbrar
La segunda ponerse en boca de las multitudes
¿Te inquieta el pasado?
Francia me ha confiado su porvenir
Sólo los ignorantes me acusan
¿Deseas tomar vino?
Vino y mujeres
Para sublimar el infame cuerpo
¿Se debe prohibir el sexo en la guerra?
En cuanto al sexo
Hay sólo una prohibición
Aquello que no nos apetece



Poema Revelación de Laura Elena Alemán



¿Sentiste el tiempo,
tanto aquel abstracto no determinado,
como el real, que te sujeta y esclaviza?
Caminó solo y libre
cuando detuviste el tic tac
que en tu mente lo marcaba…
¡Casi no te reconozco sin tu lucha
contra el tiempo!
La tristeza, ¿qué le hiciste?
Ya no la traes, ya no la llevas.
¿Dónde la dejaste, imagen?
¡Casi no te reconozco sin tristeza!
¿Y la muerte obcecada que tanto pretendiste
tampoco la traes, ya no la tienes
ni siquiera en la mirada?…
Casi no te reconozco sin tu muerte viva.
¿Y esa ansia, esa prisa, esa sed de vivir
de sentenciada,
ese sentimiento de que se te iban los días,
las tardes, las noches,
las mañanas, escapando a ese estar sin tu conciencia
eternamente condenada?
¡Dónde la dejaste, imagen,
que no te reconozco libre!

Caminé por la playa y de regreso
noté el aplomo de los pasos,
huellas reales, nada etéreas,
nada ingrávidas.
Tomé con mis manos agua de sal,
de espuma y maravilla
y mojé mi rostro,
¡tu mismo rostro, imagen!
Para confundir con ella las lágrimas
que saltaron de mis ojos
y respiré hondo,
sí, respiré hondo la brisa humedecida,
me sentí viva, me embriagué
de estar viva,
tuve la certeza de que hoy,
de que hoy en el presente absoluto,
ni sueño que vivo,
ni vivo soñando.
Conmovida entre lágrimas y risas, te pregunto, imagen,
dónde dejamos la amargura,
y la lucha contra el tiempo,
la falta de fe, la tristeza,
la inexplicable, la misteriosa,
nostálgica tristeza… y la muerte,
la deseada, implacable, pavorosa muerte.
Todo el azul es tuyo
?¿te das cuenta??,
el del mar y el del cielo,
todos los vuelos son tuyos
porque sabes verlos y sabes amarlos.
Embriágate de azul, embriágate de vuelos
y ahora cuéntalo, grítalo, compártelo,
corre exuberante por la playa…
Sí, cuéntalo, grítalo, otórgalo…



Poema Reflexiones de Laura Cárdenas



No, yo no puedo echarle la culpa a él.
Si cuando nos casamos hubiera entendido
que no había necesidad de tants cosas,
que no iba a pasar nada, que el suelo no se iba a resquebrajar
ni caer uuna gran tormenta cuando yo bajara y oyera mi voz.
Pero me forcé, quise ser una mujer como todas,
dulce ama de casa, lavadora de ropa automática, hacedora de sexo…
Ahora todo se rompe en mil pedazos y los cristales no están en el suelo
están en mi carne y me sangran; los cristales me sangran.
Mi único recurso es escribir, allí me encuentro a mí misma.
Las palabras son yo. Sólo escribiendo puedo verme.
Después y antes yo no sabía quien era. Ratona, marciana, lunática,
pero no un ser de este mundo, quizá el eslabón que no embona;
la pieza perdida de un rompecabezas que ya no importa.
Para concretar algo hay que perder algo,
yo estoy licuándome, deshaciéndome para encontrar eso de adentro,
eso que soy inmensamente. La contenedora, la Coatlicue,
la dueña de todo y dueña de nada, la inmersa en el aire,
la mariposa, la bruja, la esposa, la madre frustada, eso soy,
tejedora de sueños, adaptada a los sueños de todos.
Araña lunar. Envidiosa de estrellas. Eso soy.
Ahora que se rompe todo, no puedo echarle la culpa a él.
Quizá… recuerdo entonces. La casa inmensa. cuando niña. El huerto.
Laura, oía, escondida detrás de un árbol con un libro robado.
Laura, y yo no respodía.
Desde allí el mundo no existe, solo una niña sentada, sola…
Gritos
Mi rebelión
¿Por qué soy diferente?
Maldita diferencia, maldita, y tú devoradora de libros,
de pinturas, eterna visitadora de museos, de cuevas, de profundidades.
Odiadora de superficies. Maldita seas, ¿sabes? maldita seas.
Sí, te duelen las texturas lisas, tu superficie es agrietada,
poblada de monículos, llena de sombras.
Y no puedes tocar, no tocas. Aislada, no te aceptas,
no te integras, quieres el pene exacto para tu vagina, el exacto.
Y tu vagina crece, y tu vientre crece y te vuelves absurdamente esférica,
mujer esferea hueca, hueca.
La sangre te corre, te corre y te vuelves roja
como la luna tocada por un sol que se va.
Se va…
Vienes tú, mariposa preñada de ti misma, dadora de ti misma.
Dime ¿Dónde inventaste tus sueños?
Tus sueños globos rojos semejantes a la vida.
Dime también ¿Por qué te detienes, por qué te amarras?
Agarrada de pensamientos como torres. ¿Que esperas?
derriba las torres. No, las ventanas no bastan,
hay que tirar las torres, limpiar los vómitos,
ver cara a cara a sol.
Encantadora de serpientes ¿qué esperas? Tú rastreadora de luz,
incinerada de noche, lúcida estrella, títere de Dios.
¿Qué esperas?
Las torres caen.
Emerges del terremoto, del agua, del sismo;
bañada por el viento, inmensamente rota, unida, cicatrizada,
convaleciente, monolítica. MUJER.



Poema Rusia de Julio Martínez Mesanza



Me puse a divagar y pensé en Rusia;
también pensé que el alma es como Rusia
y que son sus fronteras las de Rusia,
amenazadas por las mismas hordas.
Después pensé en un carro de combate
que avanza por la estepa día y noche
dejando sus rodadas infinitas
en los fangales del primer deshielo.
Por su torreta asoma la figura
de un hidalgo espectral y delirante
que a grandes voces desafía al mundo
y pide a Dios la salvación del diablo.



Poema Remedia Amoris I de Julio Martínez Mesanza



Amigos, el amor me perjudica:
no permitáis que caiga nuevamente.
Podemos emprender una campaña
o el estudio de textos olvidados:
algo que me mantenga distraído.
No me habléis de la dulce voz de aquélla
ni del hermoso talle de esa otra.
Quemad todo retrato, ensordecedme,
poned sus armas en mis propias manos:
si sé el secreto su poder se extingue:
ellas son incapaces de ternura.



Poema Rencores de Julio Llinás



País,

¿quién es feroz

sino tu niño acurrucado

en la pureza del desierto?

País, ¿quién ha quemado

tu carne de luz negra,

quién es el príncipe en tu fiesta

de rencores podridos por el sol?

Yegua sagrada

de los grandes vientos,

sé bondadosa y terrible,

¡oh roja! ¡oh despedázanos

y sangra

como una fuente de inocencia

a cada lado de un pueblo

y su miseria.



Poema Raíces de Julio Llinás



El hombre que habla

y devora sus palabras,

teje una fábula en su Tierra.

Y el aire invade

los verbos de su raza.

Así cayó esta zarpa

en mi inocencia.

Así creció mi orgullo

en este mundo.



Poema Reflexiones De Un Náufrago de Julio Leite



El corazón
es la isla
más antigua y sola,
los peces de siempre
lloran por ella
y en vez de salvarla
le dan
su condición
de isla.



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