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Poema ¿qué Será Lo Que Espero? de Ramon Lopez Velarde



Tus otoños me arrullan
en coro de quimeras obstinadas;
vas en mí cual la venda va en la herida;
en bienestar de placidez me embriagas;
la luna lugareña va en tus ojos
¡oh blanda que eres entre todas blanda!
y no sé todavía
qué esperarán de ti mis esperanzas.

Si vas dentro de mí, como una inerme
doncella por la zona devastada
en que ruge el pecado, y si las fieras
atónitas se echan cuando pasas;
si has sido menos que una melodía
suspirante, que flota sobre el ánima,
y más que una pía salutación;
si de tu pecho asciende una fragancia
de limón, cabalmente refrescante
e inicialmente ácida;
si mi voto es que vivas dentro de una
virginidad perenne aromática,
vuélvese un hondo enigma
lo que de ti persigue mi esperanza.

¿Qué me está reservado
de tu persona etérea? ¿Qué es la arcana
promesa de tus ser? Quizá el suspiro
de tu propio existir; quizá la vaga
anunciación penosa de tu rostro;
la cadencia balsámica
que eres tú misma, incienso y voz de armónium
en la tarde llovida y encalmada…

De toda ti me viene
la melodiosa dádiva
que me brindó la escuela
parroquial, en una hora ya lejana,
en que unas voces núbiles
y lentas ensayaban,
en un solfeo cristalino y simple,
una lección de Eslava.

Y de ti y de la escuela
pido el cristal, pido las notas llanas,
para invocarte ¡oscura
y rabiosa esperanza!
con una a colmada de presentes,
con una a impregnada
del licor de un banquete espiritual:
¡ara mansa, ala diáfana, alma blanda,
fragancia casta y ácida!



Poema Que Sea Para Bien de Ramon Lopez Velarde



Ya no puedo dudar… Diste muerte a mi cándida
niñez, toda olorosa a sacristía, y también
diste muerte al liviano chacal de mi cartuja.
Que sea para bien…

Ya no puedo dudar… Consumaste el prodigio
de, sin hacerme daño, sustituir mi agua clara
con un licor de uvas… Y yo bebo
el licor que tu mano me depara.

Me revelas la síntesis de mi propio Zodíaco:
el León y la Virgen. Y mis ojos te ven
apretar en los dedos ?como un haz de centellas?
éxtasis y placeres. Que sea para bien…

Tu palidez denuncia que en tu rostro
se ha posado el incendio y ha corrido la lava…
Día último de marzo; emoción, aves, sol…
Tu palidez volcánica me agrava.

¿Ganaste ese prodigio de pálida vehemencia
al huir, con un viento de ceniza,
de una ciudad en llamas? ¿O hiciste penitencia
revolcándote encima del desierto? ¿O, quizá,
te quedaste dormida en la vertiente
de un volcán, y la lava corrió sobre tu boca
y calcinó tu frente?

¡Oh tú, reveladora, que traes un sabor
cabal para mi vida, y la entusiasmas:
tu triunfo es sobre un motín de satiresas
y un coro plañidero de fantasmas!

Yo estoy en la vertiente de tu rostro, esperando
las lavas repentinas que me den
un fulgurante goce. Tu victorial y pálido
prestigio ya me invade… ¡Que sea para bien!



Poema Quien Supieras Escribir de Ramon De Campoamor



«Escribidme una carta, señor cura.»
-Ya sé para quien es.
«¿Sabéis quién es, porque una noche oscura
nos visteis juntos?»
-Pues…
Perdonad; mas… . No extraño ese tropiezo.
La noche… la ocasión…
Dadme pluma y papel. Gracias. Empiezo:
Mi querido Ramón :
«¿Querido…? Pero, en fin, ya lo habéis puesto…»
-Si no queréis…
«¡Sí, sí!»
-¡Qué triste estoy! ¿No es eso?
«Por supuesto.»
¡Qué triste estoy sin ti!»
-Una congoja al empezar me viene …
«¿Cómo sabéis mi mal?…»
-Para un viejo, una niña siempre tiene
el pecho de cristal.
-¿Qué es sin ti el mundo? Un valle de amargura.
¿Y contigo? Un edén.
«Haced la letra clara, señor cura;
que lo entienda eso bien.»
-El beso aquel que de marchar al punto
te di… «¿Cómo sabéis?…»
-Cuando se va y se viene y se está junto
siempre … no os afrentéis.
Y si volver tu afecto no procura,
tanto me harás sufrir…
«¿Sufrir y nada más? No, señor cura.
¡Que me voy a morir!»
-¿Morir? ¿Sabéis que es ofender al cielo…?
«Pues sí, señor, ¡morir!»
-Yo no pongo morir. «¡Qué hombre de hielo!
¡Quién supiera escribir!
¡Señor rector, señor rector! En vano
me queréis complacer,
si no encarnan los signos de la mano
todo el ser de mi ser.
Escribidle, por Dios, que el alma mía
ya en mí no quiere estar;
que la pena no me ahoga cada día…
porque puedo llorar.
Que mis labios, las rosas de su aliento,
no se saben abrir;
que olvidan de la risa el movimiento,
a fuerza de sentir.
Que mis ojos, que él tiene por tan bellos,
cargados con mi afán,
como no tienen quién se mire en ellos,
cerrados siempre están.
Que es, de cuantos tormentos he sufrido,
la ausencia el más atroz;
que es un perpetuo sueño de mi oído
el eco de su voz…
Que siendo por su causa, el alma mía
¡goza tanto en sufrir…!
Dios mío, ¡cuántas cosas le diría
si supiera escribir!»

EPÍLOGO

-Pues, señor, ¡bravo amor! Copio y concluyo:
A don Ramón … en fin,
que es inútil saber para esto arguyo
ni el griego ni el latín.



Poema Que No Se Estudie A Un Espíritu Vivo de Pureza Canelo



¿Qué lana, qué madeja suave
entre dedos quieres?
¿Qué lana, qué madeja,
qué rincón de sal,
qué hilo, qué hoyo de mí a tu ser
se parezca tanto a lo presente?

Y estoy llenando espacios
gota a gota de agua en la cuchara,
y fijo mis oídos atravesándote
sin cambiar dos telas,
la pieza de costal con el marfil:
madeja y lana despacísimo.

Brazos fuertes, amor,
que se repite la palabra, amor,
que yo he sentido la era de tu madre,
y la cama cerebral del mundo;
que mi humanidad lo es con el cartón
ese poquito mejor de alma ciega,
que yo aguanto tu castillo cerrado
si estás dentro,
que no estudies a un espíritu vivo,
que seas conmigo y te lo lleves, que llueve,
que esta lengua no vale para crear,
que creas
y sólo la vida ahí tendrá su alivio
para su envidia.

De «El barco de agua» 1974



Poema Quinientos Años (500 Años) de Pedro Valle



Llegaron del mar y se descubrieron



Poema ¿qué Pájaros? de Pedro Salinas



¿El pájaro? ¿Los pájaros?
¿Hay sólo un solo pájaro en el mundo
que vuela con mil alas, y que canta
con incontables trinos, siempre solo?
¿Son tierra y cielo espejos? ¿Es el aire
espejeo del aire, y el gran pájaro
único multiplica
su soledad en apariencias miles?
(¿Y por eso
le llamamos los pájaros?)
¿O quizá no hay un pájaro?
¿Y son ellos,
fatal plural inmenso, como el mar,
bandada innúmera, oleaje de alas,
donde la vista busca y quiere el alma
distinguir la verdad del solo pájaro,
de su esencia sin fin, del uno hermoso?



Poema Qué Parte De Mi Voz Se Seguirá Escuchando… de Patricia Medina



¿Qué parte de mi voz se seguirá escuchando
en aquel bosque
cuando vuelva a la urbe?

¿Qué parte de la voz del bosque
sonará en el asfalto?

¿Cómo se unen voces tan disímbolas
en un ser que deambula por la tierra?

¿Cuál misterio llevamos y traemos
entre los elementos?

¿Qué me falta y no sé?
¿Qué me transforma?



Poema Qué Edad Cumple La Luz Esta Mañana de Orlando González Esteva



¿Qué edad cumple la luz esta mañana?)

a Teresa María Rojas

¿Qué edad cumple la luz esta mañana?
¿Por qué el ave no lleva dentro el nido?
¿Es posible que Dios haya tenido
de sí mismo una imagen tan mundana?

¿Quién compuso el silencio? ¿Qué campana
le dio forma? ¿Por qué se ha perseguido
tanto al viento, por qué se le ha prohibido
detenerse? ¿Por qué cae la manzana?

¿Es inútil que el tiempo retroceda
y se quede como una polvareda
retozando, en la nada, el infinito?

¿A quién debo temer cuando decida
encontrarle al espacio una salida
y se escuche en las Pléyades un grito?



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